9.5.04

 

Dos meses persiguiendo al comando

 

09-05-04

11-M / BALANCE DE LA INVESTIGACION POLICIAL

Dos meses persiguiendo al comando


Más de 2.500 agentes de la policía y medio centenar de guardias civiles han participado en la investigación de los atentados

FERNANDO LAZARO

MADRID.- Aún no había finalizado el recuento de los cadáveres, aún estaban recogiendo los enseres de las 192 personas que murieron ese fatídico 11-M, cuando comenzaron a llegar las primeras noticias alentadoras, los primeros datos que auguraban que pronto iba a haber una respuesta policial contra los autores de la masacre.(.../...)



Ahora, dos meses después, el balance de las investigaciones eleva a 12 las personas encarceladas por decisión judicial por su presunta relación con los hechos. Otras 25 fueron detenidas, interrogadas, puestas a disposición judicial en la mayoría de los casos y liberadas.Además, otros siete terroristas se suicidaron en Leganés. Así, el núcleo duro de los presuntos autores de los atentados están o detenidos o muertos, fruto de las miles de horas de trabajo, casi ininterrumpido, de los agentes de información. Ahora, las pesquisas se centran en aclarar quiénes fueron los instigadores.

Pero los inicios de la que hasta ahora es la mayor investigación policial en la Historia de España fueron demoledores. «Estábamos grogui. Nos tirábamos de los pelos por lo sucedido, no podíamos entender cómo podían perpetrar una acción así y que no lo hubiéramos olido. Nos mirábamos todos buscando a alguien que nos diera el primer dato positivo. La espera fue lenta, muy lenta», recuerda uno de los mandos policiales que estuvo implicado desde el principio en las pesquisas.

Pero tal fue la importancia de los primeros datos, que se pudo en algo más de un mes desentrañar la trama tejida por Serhane ben Fakhet, El Tunecino, presunto líder de la célula. En las operaciones policiales de los últimos dos meses han intervenido, de manera directa o indirecta, más de 2.500 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y al menos otro medio centenar de guardias civiles.

Los agentes quieren que nunca se olvide la presión que sufrieron durante los tres primeros días de trabajo. Recuerdan el contexto preelectoral al que se enfrentaron y cómo partidos, medios de comunicación y ciudadanos estaban pendientes de cada uno de sus movimientos. En algunos casos, incluso consideraron que hubo un exceso de información facilitada a la prensa que pudo haber provocado algún problema policial.

Las pesquisas no se centraron únicamente en Madrid. Los agentes tuvieron que extender sus redes a Toledo, Ceuta y Asturias

La bomba desactivada. La madrugada del 12-M fue la fecha clave.Ya se estaba trabajando sobre la furgoneta abandonada por los terroristas en las cercanías de la estación de Alcalá de Henares.En su interior, además de un puñado de detonadores, había una cinta con versículos del Corán. Pero la clave de toda la operación policial nace sobre las 2.40 horas del día 12.

Las Fuerzas de Seguridad localizaron una mochila cargada con explosivos: la decimotercera bomba. Estaba en la comisaría de Vallecas, entre los centenares de bultos de los viajeros. En el interior, 10 kilos de Goma 2, un detonador y un móvil con una tarjeta de prepago. Los datos de los explosivos fueron muy importantes para avanzar en las pesquisas sobre los explosivos y centrarlas en Asturias. Pero la pieza clave fue la tarjeta.Apenas un día después, los agentes ya tenían centrado dónde había sido adquirida esta tarjeta y dónde manipulada. Pero, además, los especialistas lograron, también en un tiempo récord, llegar a donde fue adquirido el teléfono móvil Trium de la marca Mitsubishi que iba a ser utilizado para activar la bomba. Se llega al comercio de Alcorcón de donde proceden los teléfonos. También a las tiendas de Madrid donde los terroristas los adquirieron.

Además, los investigadores ya estaban trabajando sobre las llamadas realizadas con la tarjeta del teléfono localizado en Vallecas.El análisis llevó a la zona donde los terroristas se hicieron con un gran número de estas tarjetas. Las pistas apuntaban a Lavapiés y llevaban a un locutorio llamado Nuevo Siglo, que estaba regentado por Jamal Zougam.

Primeras detenciones. Zougam ya había sido investigado por la Audiencia Nacional como consecuencia de una comisión rogatoria de Francia por su presunta relación con el terrorismo islamista.Su domicilio fue registrado en aquellas fechas, pero no se le detuvo. Regentaba el local de Lavapiés junto a su hermanastro, Mohamed Chaoui, y a otro amigo, Mohamed Bekkali. Los tres son detenidos el día 13. Además, los ciudadanos indios Suresh Kumar y Vinay Kholy también fueron capturados. Estos dos últimos fueron posteriormente puestos en libertad por orden del juez.

Zougam se muestra duro; no hay forma de sacar nada en claro, pero sus compañeros empiezan a confesar en los interrogatorios en la sede de la Comisaría General de Información: hablan de un tunecino, de los explosivos de Asturias, de amigos de Toledo y, sobre todo, de las largas reuniones en el locutorio con otros marroquíes, sirios...

La trama asturiana. El juez ha encargado a la Guardia Civil las pesquisas sobre los explosivos. Tras el análisis del explosivo localizado en Vallecas, se llega a la conclusión de que procede de pequeños depósitos de menos de 50 kilos, porque no se había denunciado ningún robo en los últimos meses.

El Servicio de Intervención de Armas y Explosivos del Instituto Armado se pone a revisar más de 10.000 depósitos de explosivos a la búsqueda de la dinamita plástica.

Pero la pista definitiva que lleva a Asturias la tuvo sobre la mesa la policía: se analizaron posibles investigaciones relacionadas con explosivos durante los últimos años y se llegó a José Emilio Suárez Trashorras, un minero jubilado. Fue detenido apenas una semana después de los atentados. Su personalidad, definida por especialistas como esquizofrénica, facilitó inicialmente las investigaciones, ya que admitió haber vendido Goma 2 a cambio de dinero y hachís. Pero no recuerda ni cuántos kilos ni los detalles de la operación. Facilitó el nombre de su cuñado, Antonio Toro Castro, como el de la persona que le puso en contacto con los marroquíes que adquirieron el explosivo.

Investigación en Lavapiés. Las pesquisas iniciadas en Lavapiés dieron nuevos frutos. Así, coincidiendo con la detención de Suárez en Avilés, la policía practicó nuevas detenciones en el centro de Madrid. Los agentes actuaron con premura. Se trabajaba con la presión de que los terroristas pudieran intentar una nueva acción. Así, el día 18 cae uno de los hombres de confianza de Zougam, otro tangerino llamado Abderrahim Zbaj, El Químico. Los testigos, al igual que a Zougam, le han reconocido como uno de los que subió a los trenes en Alcalá.

En ese momento, las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad d del Estado habían detenido a 10 personas; de ellas, seis permanecen aún en prisión. Para entonces, los investigadores, en un tiempo récord, habían podido aclarar las vinculaciones de los detenidos con toda la trama de Lavapiés y, fundamentalmente, con la localidad de Tánger, de donde procedía la mayoría de los detenidos.

Inicialmente, las sospechas sobre el liderazgo del grupo se centraron en Zougam, pero, tras las primeras indagaciones, los agentes dirigidos por el comisario general de Información, Jesús de la Morena, concluyeron que no tenía el perfil de un líder.

Los clanes familiares. Ahora, los apellidos que con más fuerza sonaban eran Oulad y Chedadi. De éste último, la policía, ya había practicado una detención en la segunda fase de las operaciones.Mohamed El Hadi Chedadi, hermano de Said, detenido por su implicación en la célula española de Al Qaeda.

El apellido Oulad pertenece a una familia marroquí compuesta por cinco hermanos (Khalid, Naima, Mohamed, Farid y Rachid) que reside en España. Los agentes tienen claro la posible implicación de los cinco en los atentados y se decide actuar contra ellos.El día 20 fueron detenidos tres, pero Mohamed y Rachid, en teoría los más implicados en los ataques, habían desaparecido. La detención de Naima, la única mujer del clan, fue la clave para, al menos, concretar el resto de identidades de los huidos. Los investigadores lograron identificar al resto de la célula integrista como consecuencia de las declaraciones de la detenida, al análisis de huellas encontradas en los registros y, sobre todo, al seguimiento de las tarjetas telefónicas. Los expertos eran conscientes de que el núcleo más duro de los terroristas aún estaba por detener. Avanzaron también en las pesquisas sobre los explosivos. Detuvieron a Rafá Zhueir, intermediario entre la célula terrorista y el minero. Su figura cobra mucha más importancia cuando se desvela que era confidente de la Guardia Civil.

Morata de Tajuña. Los agentes siguieron intensamente las investigaciones.Se organizaron en turnos para poder descansar en algún momento, pero sin que parara la maquinaria. Así, 11 días después, fruto de los interrogatorios, se desveló la existencia de una casa en Morata de Tajuña que los terroristas utilizaron para preparar los explosivos del 11-M.

Los responsables policiales desplegaron un impresionante equipo en la zona. Era una operación de caza, pero la presa no entró.Se sospechaba que entre los terroristas que podían llegar a la vivienda estaban Jamal Ahmidan, El Chino, y, sobre todo, El Tunecino.El primero era el lugarteniente del segundo, jefe de la célula.La espera resultó infructuosa. Nadie apareció por la casa y los investigadores decidieron entrar en ella. Localizaron, además de detonadores similares a los utilizados en los atentados, un gran número de huellas dactilares que sirvieron para corroborar las sospechas policiales y aumentar el número de buscados. Además, quedó claro que fue allí donde los terroristas prepararon las bombas.

Entre tanto, los servicios de Información se centran en la familia de El Chino, el activista que alquiló la casa rural a principio de año. Sus hermanos Said y Mustafá fueron detenidos, aunque no tenían nada que ver. Su primo Hamid fue arrestado en el barrio madrileño de Usera, acusado de conocer los planes de El Chino.

Conexión de Toledo. La conexión toledana por fin salió de su letargo: el albañil sirio Basel Ghayoun, que estaba siendo controlado por los agentes de Información, fue capturado en la localidad manchega de Ugena. Otra de las piezas clave en el entramado terrorista.Los investigadores mantienen que este sirio, nacido en Homs en febrero de 1980, fue otro de los presuntos autores materiales de los atentados.

En la misma operación fue capturado Foud El Morabit Anghar, ingeniero electrónico. Realizó llamadas a los integrantes de la célula antes del 11-M.

La investigación se ralentiza. Hasta ese momento, las pesquisas habían ido a velocidad de vértigo. Todo había seguido una cadena cuyos eslabones estaban en poder de las Fuerzas de la Seguridad del Estado. El goteo de detenciones seguía constante. Las diligencias judiciales, imparables. Los agentes estaban inmersos en una dinámica constante, fatigosa, pero inagotable. Pero las pesquisas cayeron en un fuerte parón. Los responsables policiales decidieron, el 1 de abril, pedir la colaboración ciudadana. Dieron luz verde a la difusión de las fotos de seis de los terroristas en búsqueda y captura. Cualquier cosa para reactivar la investigación. Junto a las imágenes de El Tunecino, de El Chino y de los dos hermanos Oulad, Interior distribuyó las fotos de Said Berraj, al que el juez vinculó con Al Qaeda, y del marroquí Abdenabi Koujmaa.

Atentado contra el AVE. Pero al día siguiente saltaron de nuevo todas las alarmas. Fruto de un dispositivo especial de seguridad sobre las vías del AVE, fue descubierto el intento de los terroristas de atentar contra la línea del AVE Madrid-Sevilla. La fiera acorralada intentó contraatacar. Los terroristas abandonaron en la zona una bolsa cargada con 12 kilos de Goma 2 que iba a ser activada a distancia al paso de un convoy.

Los terroristas desplazados a Toledo utilizaron en sus comunicaciones telefónicas algunas de las tarjetas manipuladas que fueron adquiridas en la misma partida que las utilizadas en los atentados del 11-M. El seguimiento de estas llamadas, mediante un complejo pero efectivo dispositivo de señales, permitió a los investigadores centrar Leganés como la zona desde donde se realizaron las llamadas y donde, probablemente, se escondían los terroristas.

Los dos días siguientes fueron vertiginosos de nuevo para los agentes. Casa por casa, manzana por manzana, los agentes trillaron las calles de Leganés mostrando las fotos de los terroristas.La perseverancia tuvo su premio. Un vecino identificó a alguno de los buscados. Rápidamente se puso en marcha un dispositivo especial en la zona. Medio centenar de agentes de los GEO se desplazaron desde Guadalajara. Mientras se ponía en marcha la operación, en la tarde de ese 3 de abril, uno de los ocupantes de la casa, que había bajado la basura, descubrió el dispositivo policial, alertó por teléfono a los suyos y emprendió la huida.Los terroristas dispararon contra los agentes con ametralladoras.Los investigadores ya sabían que podían disponer de abundantes explosivos y que no se podía determinar hasta dónde estaban dispuestos a llegar.

Tras varias horas de tensión, los encerrados mostraron su disposición a salir de la vivienda. Los geo reventaron la puerta y les exigieron que se desnudaran y dejaran las armas. Los terroristas intentaron una última artimaña y les pidieron a los agentes que entraran en la casa. En ese momento, se produjo la explosión de la bomba que tenían preparada. Siete de los integrantes de la célula murieron y el agente que encabezaba el dispositivo, Francisco Javier Torronteras, falleció. Se producía el primer atentado suicida no sólo en la Historia de España, sino en la de toda Europa. Tan sólo pasados varios días se logró saber que eran siete los terroristas. Aún hoy está pendiente de identificarse a uno de los siete.

Goteo de detenciones. Desde entonces, el goteo de detenciones continúa. El último detenido que ingresó en prisión tras declarar es Rachid Aglif, amigo de Zougam y de El Chino. Se presume que participó directamente en la gestión de la compra de los explosivos a Suárez Trashorras. Desde entonces, otras 11 detenciones -a las que hay que sumar la de Parla, hecha pública ayer-, pero en la mayoría de los casos fueron puestos en libertad tras declarar ante la policía. Los investigadores sospechan que, al menos, quedan otros dos terroristas pendientes de ser arrestados. Además, investigan si por encima de los integrantes de la célula había un emir que instigó las acciones.

Profanación. La aparente tranquilidad policial se rompió de nuevo el pasado día 19 de abril. Los radicales islamistas volvieron a tensionar la cuerda. En esta ocasión, la víctima fue, de nuevo, el cadáver del geo asesinado en Leganés. La tumba de Francisco Javier Torronteras, en el cementerio de Carabanchel, fue profanada.Los agentes sospechan que los asaltantes, que trataron de llevarse el cadáver, son familiares de alguno de los terroristas suicidas de Leganés. Los agresores le prendieron fuego. Los analistas consideran que fue una venganza por no permitir el entierro, siguiendo la doctrina del islam, de los terroristas suicidas.Aún queda mucho camino por recorrer.



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