31.7.06

 

Zapatero o el embuste

 

31-07-06



TRIBUNA LIBRE

Zapatero o el embuste


LUIS MARIA ANSON

Zapatero, el presidente por accidente, según le calificó con regocijada crueldad el Wall Street Journal, ascendió a los cielos monclovitas gracias, en parte considerable, a la atrocidad del 11-M. Un sector cualificado de la opinión pública, a pesar de las máscaras y las humaredas, está hoy convencido de que ETA participó en la logística y la información de aquella operación llevada a cabo, con acuerdo e intervención de Al Qaeda, por islamistas que actuaron como mercenarios.

Aún más: dirigentes muy cualificados y seriamente informados creen, ante el pertinaz intento de borrar las huellas fugitivas de la matanza, que hubo una tenebrosa maniobra y que algunos supieron y callaron, algunos supieron y atizaron. Sólo la transparencia informativa evitará especulaciones maliciosas.

Desde entonces, dos posiciones han cristalizado con relación a ETA: la del PP, que considera único camino para combatir el terror la acción de la Policía, la Guardia Civil y los jueces, el acoso económico y la cooperación internacional, tal y como se hizo en la última legislatura de Aznar; y los que creen, como el sector dominante del PSOE, que lo inteligente es negociar con la banda terrorista, hacerle concesiones e integrarla en la legalidad constitucional.

Ambas posiciones son aceptables. La primera, porque se demostró eficaz después de las treguas trampa y los engaños de las negociaciones que, más o menos veladamente, se llevaron a cabo durante los Gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González y de Aznar durante los primeros años. La segunda, porque partiendo de la base de que ETA no va a entregar las armas ni abdicar ninguna de sus posiciones de fondo, algunos de sus miembros destacados creen que la situación electoral les es ya propicia y que pueden encaramarse al Gobierno vasco desde las urnas. ETA desea la autodeterminación y la independencia. Pero antes que nada quiere el poder.

Carod-Rovira abrió la negociación con ETA en la entrevista que mantuvo como conseller en cap de Cataluña con Josu Ternera en Perpiñán, ese Walhall etarra con Hagen escondido, hijo de Elfo y de los poderes del anillo robado, ante los ojos atónitos de Ibarretxe, que ha pasado de extasiarse en la contemplación del fuego a la preocupación hoy de que el Walhall en llamas, con ETA robustececida y encendida, termine por carbonizar al PNV, porque los que agitaban el árbol para que los nacionalistas recogieran las nueces pretenden descender de las ramas zarandeadas y beneficiarse directamente del festín.

Tras la pirueta de Carod-Rovira que negoció, conforme a un artículo publicado en Avui, que ETA matara en España, pero no en Cataluña «porque Cataluña no es España», tras esta lindeza democrática, en fin, Eguiguren, en el otoño de 2004, abrió conversaciones francas, si bien enmascaradas, con Batasuna, es decir, con ETA. Con una agenda calculada y un calendario preciso, Zapatero, que quiere llegar a las elecciones como el pacificador y conseguir así mayoría absoluta para hacer de España lo que le venga en gana, ha dado todos los pasos necesarios con el fin de abrir oficialmente negociación con los terroristas, sin pestañear cuando la banda le ha obligado a arriar los pantalones y la dignidad del Estado de Derecho. Las tragaderas zapateriles son ilimitadas. Incluso si se produjera un asesinato, el presidente declarará que lo perpetró un comando incontrolado y que continúa la negociación; que ya advirtió desde su olímpica sabiduría que sería dura y difícil.

El problema, sin embargo, no está ahí. Resulta aceptable defender que el camino para dominar a ETA es el de la Policía y los jueces pero también creer que se puede conseguir el cese de la violencia mediante la negociación. El problema es que Zapatero ha mentido. Afirmó solemnemente que no había contactos ni negociaciones con la banda, con el fin de arrastrar a sus posiciones al Partido Popular y neutralizarlo, cosa que consiguió durante un tiempo. Pero se ha demostrado hasta la saciedad que el presidente por accidente no dijo la verdad. Zapatero o el embuste. El embuste que es, según el diccionario de la Real Academia Española, la «mentira disfrazada con artificio». No sabemos, por cierto, hasta dónde habrán llegado sus concesiones a los terroristas, pero algunos dirigentes cualificados creen que hasta la autodeterminación y Navarra. Las declaraciones zapateriles negando todo eso nada significan ya, porque el presidente ha perdido la credibilidad. Con ese instinto certero del pueblo, la multitud clama en las manifestaciones populares: «Zapatero, embustero. Zapatero, embustero».

En sólo dos años, y reconociendo sus aciertos en cuestiones como el carné por puntos y, sobre todo, en acciones culturales como el centenario del Quijote, este político indocumentado, este «ignorante abisal», según la calificación de David Torres, este hombrín sin experiencia alguna de mando, ha quebrado el espíritu de la Transición, ha agitado el fantasma de la Guerra Civil, ha colisionado frontalmente con la Iglesia, ha encendido los nacionalismos separatistas, se ha manifestado antisemita, ha devuelto a España a la penumbra internacional y ha resucitado a ETA. Las manos tartamudas de Zapatero descuartizaron la obra de Suárez, González, el Rey y el pueblo. La balcanización de España se mueve ya en un horizonte preciso. ¿No rondará por la mente zapatética conceder la autodeterminación a Cataluña, el País Vasco, Galicia, Baleares y Canarias y dejar a España reducida a las otras autonomías?

Quién sabe lo que ese prodigioso estadista de la Alianza de las Civilizaciones puede estar germinando para asombro del mundo y de los españoles. Cualquier extravagancia, cualquier provocación paleta, cualquier boutade de panfleto preuniversitario, no sólo es posible sino probable. Y aquí, ciertamente, no pasa nada. No pasa nada. El hedonismo de la sociedad española lo traga todo. Zapatero, como la marquesa Eulalia de Rubén Darío, sonríe, sonríe, sonríe, mientras se recrea estúpidamente en el esplendor de La Moncloa. Ni siquiera Rubalcaba le ha explicado que puede ser el esplendor del incendio.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.


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28.7.06

 

El síndrome

 

28-07-06


AL ABORDAJE

El síndrome

DAVID GISTAU


Aznar era un señorín de clase media, de los de puchero de coliflor, al que en la segunda legislatura se le puso una cara de gárgola como para calmar con el «Sosegaos» de Felipe II a quienes le visitaban en audiencia. Fue entonces, con la mayoría absoluta, cuando sucumbió al famoso síndrome de la Moncloa. Que en su caso alcanzó incluso para síndrome de El Escorial, pues su primer síntoma fue la boda de su hija a lo Sisí Emperatriz en el Monasterio. Y ya no cesó de hincharse hasta que logró poner los pies sobre la mesa de Bush. Momento de intimidad casi erótica -«Nunca faltará un bigote a tu lado»- en que Aznar pasó a sentirse como Di Caprio en la proa del Titanic: «¡Soy el rey del mundo!». Hasta que plof, naufragio.

Rodríguez Zapatero prometió que el poder no le iba a cambiar. Que no habría síndrome capaz de apartarle de los propósitos de austeridad y sencillez casi gandhianos que nos gusta atribuir a los profetas de la justicia y la salvación universal como él mismo o Bob Geldof.

Pero Geldof se nos cayó cuando supimos que salía a socorrer negritos -perdón: subsaharianitos- con Dom Perignon en la cubitera, y que su vocación solidaria no era en realidad sino una industria que servía a su avaricia disfrazada de bohemia buhardillera. Y ahora Zetapé se nos descuelga con los 15 cocineros que necesita para inaugurar en Lanzarote, no ya las vacaciones de una familia de clase media a la que el poder no tienta con privilegios ajenos a su origen, sino una imitación del palacio de verano del Zar. Ni a Jerjes le seguía tanto personal de servicio.

Lo del avión tampoco ayuda a suponerle inmune al síndrome. Por más que el ministro Sevilla confiera a Zetapé una categoría por encima «del resto de los mortales» que es lo más pelota que uno ha oído desde que Butragueño llamó a Florentino Pérez «ser superior». Sosegaos, Sevilla. Y aprended de Tony Blair. Que será un «gilipollas» según el diagnóstico de Bono. Pero acaba de regresar de sus vacaciones en Italia confundido entre los turistas de un chárter de bajo coste porque está comprometido con las medidas ahorrativas impulsadas por su gabinete, como Zetapé no lo está con el código ético que iba a vigilar y a contener a su Gobierno para que no se le escorializara. No al menos antes de la segunda legislatura.

Un detalle, sin embargo, nos permite albergar la esperanza de que Zetapé aún es recuperable: se fue a las rebajas de Harrod's, como usted y yo cuando pasamos por Londres. El día que las compras las haga en las boutiques exclusivas de la Rue Montaigne, que es donde se pulía la guita de los oprimidos palestinos la mujer de Arafat, entonces sí que, definitivamente, le habremos perdido. Será con la mayoría absoluta.


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27.7.06

 

Gallardón y el sexo

 

27-07-06



AL ABORDAJE

Gallardón y el sexo

DAVID GISTAU

Uno de los retruécanos más celebrados de los que soltó Camilo José Cela establecía la diferencia entre estar jodido y estar jodiendo. Al alcalde de Madrid, sus ciudadanos le reprochan una obsesión por las obras, por levantar desde los cimientos del poblachón una urbe sofisticada y olímpica, que viene convirtiendo la residencia en la capital en un modo cotidiano de estar jodido. Por eso hay que agradecerle que ahora le haya dado por compensarnos subvencionando el gerundio con dinero público. Según una información de Sandra Remón, la concejalía de Alicia Moreno aprobó, con un pretexto cultural, ayudas oficiales a Pornolab, un taller de orgías en el que se enseña a declinar fellatio «sin asfixiarse en el intento» y en el que se reivindica la legalización de los tríos para completar esa apertura social española que ya tiene superado el modelo en blanco y negro de la familia bien, gracias.

Los maldicientes no acaban de apreciarle a Gallardón esta financiación del sexo colectivo que en realidad demuestra que no todo en el PP consiste en amar a Laura. Pues menudos son los cautivos dinásticos de la moral católica cuando se meten a modernos para oxigenarse el pedigrí, entonces hasta del coito se aprovechan para argumentar el regreso a una Movida contracultural como la que tan bien supo manejar Tierno Galván para acortar las distancias con la calle y quedar como un tío enrollao. Claro, que aquellos tiempos eran otros. Y si a Tierno le bastó la teta fugitiva de Susana Estrada para consagrarse como alcalde molón y alternativo, Gallardón habrá necesitado para lograr lo mismo incluir un taller de orgías en el nuevo Siglo de Oro cultural que promociona el ayuntamiento con ese afán de mondarse la corteza carca que ya vimos cuando el invento de la Navidad pagana.

No sé si en la calle Génova, donde se aferraron a un matiz etimológico para atrincherarse contra la legalización del matrimonio homosexual, asumirán como doctrina de partido este apoyo institucional que Gallardón concede a la vindicación de los tríos. Son ya demasiadas manzanas y peras en promiscuidad de macedonia de frutas como para que a Ana Botella no le dé un soponcio, doliente ella ante los escombros de la familia tradicional a la que querría poder encadenarse como Tita a un árbol. Pero, en esta ocasión, el alcalde se ha ganado nuestro voto. No ya porque hayamos pasado de la violetera, los garbanzos y la rascadura de huevos de los del 7 a un moderno que ya querrían en Amsterdam. Sino porque la coartada cultural todo lo redime. Y ahora nos atreveremos a proponerle a la novia ese trío con el que siempre fantaseamos sin temor a que nos llame cochino:

-Te equivocas, cariño. Esto no es vicio, sino contracultura.


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26.7.06

 

La historia de un espía que dice que trabajaba para el CNI

 

26-07-06



La historia de un espía que dice que trabajaba para el CNI



Hicham Bouchti, según sus declaraciones, se había infiltrado en las mezquitas de Madrid para localizar a los radicales

ANTONIO RUBIO

MADRID.- «El 12 de abril de 2006 los servicios secretos marroquíes me propusieron que les ayudara a eliminar físicamente a Alí Lmrabet». De esta forma tan directa y esclarecedora se expresó el marroquí Hicham Bouchti cuando, el pasado 26 de mayo, se puso en contacto con EL MUNDO.

Bouchti se presentó como un ex militar y un ex agente de los servicios secretos marroquíes que había sido represaliado y que logró salir de Marruecos. Bouchti también narró cuándo, cómo y con quién se entrevistó en Madrid y París para llevar a cabo el plan que facilitaría la eliminación física del corresponsal de EL MUNDO Alí Lmrabet.
(.../...)

En un principio, Bouchti incluyó en esa trama al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Según el ex agente marroquí, los agentes españoles, para los que venía trabajando desde hacía meses, lo animaron a que colaborara con marroquíes y galos en el complot contra Lmrabet. A pesar de que el espía Bouchti aportó toda una serie de documentos (billetes) de su viaje a París, de los encuentros con los servicios secretos franceses y del trabajo que estaba llevando a cabo para el CNI en diferentes mezquitas madrileñas, EL MUNDO nunca tuvo la certeza de que dijera la verdad.

Ante esa situación, este periódico le invitó a que realizara una denuncia policial donde contara, pormenorizadamente, la trama que habían organizado los diferentes servicios secretos contra la persona de Alí Lmrabet. La denuncia policial se llevó a cabo el pasado 14 de junio ante la Brigada Provincial de Información de Madrid.

Bouchti facilitó a la Policía el nombre de todos los agentes de los servicios secretos: Hamid Berghioui, Skali Abdassalam, Sami Jabli y Moussaoui Adarrahman, por parte marroquí; François Fabien, Jack y Richard Bizot, en el lado francés, y José Manuel, Jaime y Paco, en el apartado español.

Y en esa misma denuncia de Bouchti quedó reflejado: «El 14 de abril, tres agentes franceses y tres marroquíes me piden que obtenga la máxima información sobre el periodista Alí Lmrabet, ya que querían matarle. Esa afirmación la hizo Skai Abdassalam».

El ex militar marroquí también aclara en su declaración voluntaria los motivos por los cuales querían eliminar al periodista de EL MUNDO: «Saco la conclusión de que era por escribir en contra del Rey y por tener otros problemas de diferente índole con el Rey».

Bouchti concluye su denuncia remarcando que los servicios secretos marroquíes le pagaron todos sus gastos en París y que le dijeron que, si no colaboraba, su familia sufriría las consecuencias.

Tras la denuncia, Hicham Bouchti insistió en varias ocasiones a este periódico para que se publicara cuanto antes su historia. Affaire, como acabamos de comprobar, que tenía muchos puntos oscuros y al que EL MUNDO no se prestó en ningún momento.


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Un complot contra Mohamed VI o el asesinato de un periodista

 

26-07-06



Un complot contra Mohamed VI o el asesinato de un periodista


Un agente secreto marroquí denuncia en Rabat una supuesta trama contra el rey alauí y, en Madrid, un plan para matar a Alí Lmrabet

ALI LMRABET. Corresponsal

RABAT.- La Fiscalía de Marruecos ha ordenado abrir una investigación «profunda y exhaustiva» para aclarar las declaraciones que el viernes hizo un ex espía de los servicios secretos marroquíes, Hicham Bouchti, al diario Al Ahdath Al Maghribia y al semanario Maroc Hebdo International. Bouchti contó que durante el tiempo que residió en Madrid fue captado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que le obligó a organizar un complot contra Marruecos y contra su rey, Mohamed VI.

Bouchti señaló al periodista Alí Lmrabet como el colaborador de los servicios secretos españoles que lo convenció para que trabajara para el CNI. El ex militar marroquí fue aún más lejos y aseguró que el director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, estaba al tanto de toda la operación y apoyaba el complot.
(.../...)

Se da la circunstancia de que la denuncia de Bouchti se produjo en vísperas de la visita que Don Juan Carlos realizó el lunes a Marruecos, donde mantuvo un almuerzo privado con Mohamed VI para hablar, entre otros temas, del Sáhara Occidental, el Líbano y la inmigración.

El fiscal de Casablanca, en representación de Mohamed VI, ha pedido que «cualquier persona implicada en ese asunto sea presentada ante la Justicia». Esto significa que los agentes secretos españoles, Lmrabet y otros miembros de la redacción de EL MUNDO que presuntamente hubieran participado en la supuesta trama tendrían que declarar ante las autoridades marroquíes.

Este periódico ha podido comprobar que tanto al director del CNI, Alberto Sáiz, como a otros altos dirigentes de los servicios secretos españoles no se les ha notificado la apertura de investigaciones contra ellos por parte de la Fiscalía marroquí.

Bouchti fue funcionario del Estado Mayor del cuerpo de las Fuerzas Auxiliares hasta que fue condenado y encarcelado durante dos años por «revelar secretos militares». Según fuentes militares, fue «recuperado» por la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), los servicios secretos del exterior, hace unos meses en Madrid, donde residía en condición de refugiado político.

En las dos largas entrevistas concedidas a dos publicaciones afines al régimen de Rabat, el arabófono Al Ahdat Al Magribia, próximo a los servicios de seguridad, y la francófona Maroc Hebdo International, Bouchti acusó al CNI de haber organizado, con la complicidad de varios «agentes» -entre los cuales figura este corresponsal-, una ambiciosa operación de captación de oficiales marroquíes para atraerlos hacia España, ofrecerles asilo político e importantes sumas de dinero a cambio de declaraciones «dañinas para la imagen de Marruecos».

Pero lo más grave es que, según Bouchti, el CNI también habría organizado en marzo un encuentro de oficiales libres en el hotel Novotel de Madrid. El supuesto Movimiento de los Oficiales Libres, al igual que su predecesor egipcio de los años 50, es una nebulosa que tendría como misión desbancar a la monarquía alauí.

Bouchti habló con la prensa en un gran hotel de Rabat, donde se hospedaba. Aparentemente se trasladó desde su Oujda natal, a 500 kilómetros de distancia, para conceder la exclusiva. En las fotografías se le ve con un traje nuevo, moviéndose nerviosamente por la habitación.

Según los que conocen los entresijos de los servicios secretos marroquíes, la historia del complot no se sostiene y se trataría más bien de una operación de distracción.

Si, efectivamente, Bouchti hizo labores de vigilancia para el CNI sobre islamistas en las mezquitas madrileñas, tal como reconoce él mismo en unas notas manuscritas que posee EL MUNDO, parece inverosímil que el servicio secreto español se haya lanzado a una loca aventura de desestabilización de un país amigo y estratégico para España.

En Rabat todo el mundo cree que no es sólo Bouchti quien habla en las entrevistas y que las flagrantes incongruencias que hay en sus declaraciones quieren desacreditarlo más que ensalzarlo como un patriota.

Bouchti contó que recibía «entre 600 y 1.000 euros cada tres días» y que las ONG que apoyan al pueblo saharaui manejan «decenas de millones de euros» para su propaganda en España. Nadie, ni el más patriota de los nacionalistas marroquíes, lo cree verosímil. Sobre todo cuando jura que una parte de ese dinero se lo daba la exiliada política Aïcha Ramdan (esposa del líder independentista saharaui Alí Salem Tamek), que vive en un centro de acogida. También dijo que viajó a París con un billete de avión que le regalaron, cuando EL MUNDO posee pruebas de que se trasladó en autocar.

Comprobar estos datos desbarataría el falso plan montado por Bouchti, y eso es seguramente lo que busca sus actuales protectores.

Desacreditarle

¿Con qué fin? ¿Quizá para más adelante desacreditar las graves declaraciones que Bouchti hizo voluntariamente en una comisaría madrileña sobre una oscura trama de los servicios secretos marroquíes y franceses para eliminar a Alí Lmrabet?

El 14 de junio, Bouchti contó a la Brigada Provincial de Información de Madrid, dependiente de la Dirección General de la Policía, un supuesto plan urdido por los servicios secretos marroquíes en España. Esta trama está siendo investigada policial y judicialmente.

Dos semanas después, Bouchti desapareció de Madrid hasta que apareció el viernes en la prensa.

En Marruecos nadie duda de que el caso Bouchti interesa al más alto nivel del Estado marroquí. El precipitado retorno del ex espía a Marruecos no es gratuito ni fortuito. Sobre todo desde que se conociera que el mismísimo Mohamed VI le concedió una «gracia real» apenas unos días después de pedirla y después de conseguir «un informe favorable» de los servicios de seguridad marroquíes. Según indicó a Maroc Hebdo International, acaba de ser reintegrado en su cuerpo de seguridad de origen por «decisión real».

Nadie en Marruecos goza de tanto favoritismo, sobre todo alguien a quien la prensa se empeña en presentar como un «pequeño empleado» sin importancia.




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El arenque

 

26-07-06


AL ABORDAJE

El arenque


DAVID GISTAU

Es asombroso lo que Pepiño Blanco se parece a Acidonitrix, el tortuoso intrigante que en un álbum de Astérix enfrenta a unos galos con otros por provecho propio, y que en las estancias de las que sale siempre deja olor a arenque. Con ese tufo, Uderzo caracteriza al canalla que no encuentra su último refugio en el patriotismo, como decía Samuel Johnson, sino en la política profesional. La semejanza entre ambos personajes es tal que a Pedro Cuartango se le ha escapado para una de sus Vidas paralelas: como Pepiño, Acidonitrix es el consejero e inspirador de un jefe que tiene a su tribu separada por una zanja -«los buenos y los malos», que diría Peces-Barba- con la que Uderzo quiso referirse al Muro de Berlín, pero que sin duda sirve para evocar la que ha sido excavada durante esta legislatura por un Gobierno al que le sobra media aldea. Y que propaga olor a arenque cada vez que Pepiño siembra cizaña soltando una frase que parece una cabra arrojada desde el campanario.

Pero Pepiño, con su carita de haberse sentado en una bici sin sillín, era hasta ahora un cizañero de consumo interno al que debíamos soportar nosotros como aguantamos al Posí o al Cuñao de Quintero. Hasta que le ha dado por irse a abrir zanjas nada menos que a la política internacional, con unas declaraciones sobre la perfidia de Israel en la que uno sólo ha añorado, ya que la retórica era la misma, una estética copiada de los vídeos de Bin Laden, con el kalaka detrás y un mantel de trattoria a modo de pañuelo. Al maniqueísmo antisemita, que no es sino una ramificación del antiamericano, tal vez le complazca esa visión del judío como un señor que desde que se levanta por la mañana no piensa sino en agregar cabezas de civiles a su salón de trofeos de caza. Y de Israel, no como un Estado que puja por no dejar de existir desde su misma fundación, sino como una suerte de castillo transilvano enclavado sobre aldeas bucólicas de las que desaparecen niños para que la condesa Bathory se dé sus baños de sangre. Esa visión, digo, complacerá a quienes bendicen y prestan coartada a los terroristas islámicos para seguir disponiendo, incluso después del Muro, de un azote antiimperialista al que encomendar todas las revanchas pendientes, aunque sea a costa de simpatizar precisamente con los enemigos de su propia forma de vida. Pero a alguien debería inquietarle que la dialéctica del Cojo Manteca constituya el discurso oficial de un Gobierno occidental y que Pepiño, sin que ni siquiera le enmiende el jefe de la tribu, pueda subirse a un cajón de huevos para encender las teas de la muchedumbre a la que no se le está señalando el castillo de Drácula, sino una democracia para la que desde su misma fundación hay proyectos de exterminio planteados por terroristas que, ellos sí, «matan civiles deliberadamente». Ah, pero es que son judíos.


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21.7.06

 

Chistes 21-07-06

 






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Las heridas sin cicatrizar de la familia Múgica

 

21-07-06



Impresiones

Las heridas sin cicatrizar de la familia Múgica


Ayer comenzó en la Audiencia Nacional un nuevo juicio contra Txapote, que en esta ocasión no se ha burlado de la Justicia ni de las víctimas aunque ha mostrado la misma actitud desafiante y altanera que en el juicio de Miguel Angel Blanco. Enfrente estaba la familia de Fernando Múgica, a quien el terrorista asesinó a sangre fría en San Sebastián. Su hijo José María, que declaró como testigo -ya que se cruzó con los criminales momentos después de producirse los disparos- aseguró, con gesto resuelto y una entereza encomiable, que «no olvidaría el rostro en mil años», y deseó que Txapote «se muera en la cárcel». Ignoramos de qué forma desembocará el mal llamado proceso de paz, pero lo que ayer quedó patente otra vez es la frustración de las víctimas, que no están dispuestas a que los asesinos reciban ningún beneficio penitenciario ni mucho menos político. Así lo aseguro con contundencia Enrique Múgica, quien recordó en EL MUNDO que a su hermano lo asesinaron por ser «socialista y defender el Estado de derecho». Y concluyó: «Ni perdono ni olvido». La declaración de uno y las manifestaciones del otro ponen de manifiesto que más allá de las soluciones a las que conduzca la negociación con ETA, las heridas de las víctimas tardarán muchos años en cicatrizar. Su dolor no desaparecerá nunca y, sencillamente, no están en condiciones de perdonar porque los terroristas no han mostrado ningún asomo de arrepentimiento ni voluntad sincera de renunciar a la violencia.


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'El Zapatour'

 

21-07-06



AL ABORDAJE

'El Zapatour'


DAVID GISTAU

Concluido el curso político y dispersado el ruedo ibérico por los chiringuitos, el presidente tiene ahora por delante todo un veraneo que su conciencia insomne no puede desperdiciar chupando cabezas de gamba como un Curro cualquiera. Son demasiados los entuertos que azotan este mundo imperfecto, y, ay, muy escaso el tiempo de que dispone para deshacerlos este Zetapé por desgracia mortal al que ni siquiera asiste en su prédica el poder añadido de otros salvadores de origen divino, como Cristo, o con una naturaleza extraterrestre, como Superman. No. Zetapé es sólo un hombre y además de Valladolid. Pero hasta de reescribir la Historia se siente capaz como si pudiera, igual que el Prometeo del planeta Krypton, invertir la rotación de la Tierra para recuperar el pasado y enmendarlo. Despertamos, y Carrillo seguía ahí, guay del Paracuellos.

No seamos egoístas. Zetapé no se ha aparecido para arreglarnos sólo a nosotros. Ya estamos preparados para que nos deje solos un mes, custodiados tan sólo por algún estricto baby-sitter, tipo Rubalcaba, que durante la ausencia del gurú se encargue de que no fumemos ni bebamos demasiado, de que no andemos enredando con preguntas sobre explosivos o sobre asesinos en serie llamados a sentarse a su diestra, de que no nos hagamos daño con ideas propias de las que pueden dispararse como cuando limpias un arma sin pericia. Y así, si le prometemos ser buenos durante agosto, mientras quede aplazado nuestro cursillo de formación para ingresar en la nueva época en la que menos posibilidades tiene de entrar un cavernario del PP que un camello de pasar por el ojo de una aguja, Zetapé podrá salir de Zapatour evangélico para ampliar su jurisdicción más allá de nuestras modestas fronteras. En otro tiempo, el verano podría haberlo dedicado a cortar caña en Cuba. Pero el pañuelo palestino que se ciñó el otro día revela que sí, ha visto la señal luminosa proyectada en el cielo que reclama su auxilio como a Batman, y ese haz con la Zeta procede de Oriente Próximo, donde llevan centurias esperándole para empezar a darse abrazos de civilización como en el bar de la esquina cuando toca la lotería. Corre, Zetapé. Llévales tu palabra, que eso bastará, y sin duda sólo con escucharte los terroristas de Hizbulá soltarán los kalakas y las katiushas y comenzarán a casarse entre sí, y hasta Ahmadineyad pedirá una guitarra para ponerse a cantar «un pueblo es la sonrisa del aire en cada esquina».

Pero el profeta necesita para su ministerio un disfraz. Y lo que más le pega a Zetapé es pintarle flores a una camioneta Volkswagen e irse al Líbano de escudo humano, llevando de paquete a toda la farándula para que vaya esparciendo por el camino una lluvia de pétalos de rosas blancas que proclamen la buena nueva.

La cursilería es inevitable. La pipa y el pasamontañas, en cambio, son optativos.


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20.7.06

 

María San Gil

 

20-07-06


LOS PLACERES Y LOS DIAS

María San Gil


FRANCISCO UMBRAL

No es la primera vez que escribimos sobre María San Gil, esta mujer, esta santa común, ni laica ni nada, sino simplemente alguien que ha sabido llevar la santidad a la iglesia y su política a su casa. María San Gil tiene una belleza sencilla, valiente, una hermosura tranquila en su sonrisa y en su ropa. Sólo con esta sonrisa se ha abierto puertas en la política y entre los políticos.

María San Gil milita en el partido político que le corresponde y que es, ya lo hemos dicho, una derecha valiente, moderada, cotidiana y ejemplar. La verdad es que los españoles, dejando a un lado las bellezas psicológicas y complicadas del cine, dejando a otro lado el desnudo como recurso pobre, de quien nos enamoramos, finalmente, es de mujeres como María San Gil o Ana Duato, mujeres que responden a la lámina ingenua y audaz de la española de clase media. Después que han pasado sin perturbarse la duquesa de Alba, la baronesa Thyssen, Rocío Jurado y otras diosas paganas de nuestro paganismo financiero, es cuando descubrimos a María San Gil, «sucia de besos y arena» de la playa de San Sebastián. Y es como la cita tardía con la mujer de verdad, con la sencilla compañera que no viene por los bosques, como una heroína rústica y wagneriana, ni viene por las aguas llamándonos desde la ola homérica. Es, sencillamente, la vecina de nuestro barrio, de nuestro pueblo, como las descubría Gabriel Miró en su Levante áspero y bello.

No está mal esto de la polifonía de los sexos, pero volvemos a estar más a gusto en la canción del verano cuando la canta la vecina de enfrente, la que solterita se quedó. Y es que las mejor casadas están entre algunas solteras. María San Gil se ahogaba tanto de sí misma, miraba tanto la vida en un país de muerte, que decidió dar su eficacia y su encanto a la política, a la pura política, para que no todo fuese en ella egoísmo doméstico, felicidad a bajo precio y otras tarifas.

Lo que pasa es que todos tememos por María San Gil, que es de pura loza cuidada y de esos largos silencios donde se expande la felicidad. Sólo en un país y una causa de perspectivas temerarias puede entenderse la delicada fuerza, la callada energía de una mujer que no tiene edad o es directamente muy joven. Pero María San Gil no comparte ese fanatismo adolescente de las chicas de hoy, sino que es una legitimista de su pueblo, de sus ideas y de sus amigos. María San Gil es una mujer que viene como de los Evangelios y va a la Casa del Pueblo.

Diríase que nadie se ha atrevido a tocarla, a mirarla. Secretamente, algún político del País Vasco habrá pensado que María sirve para modelo de su pueblo, para símbolo de su raza, para metáfora de su mundo pequeño, familiar y logrado. Pero ella sabe que está en su socialismo, en su liberalismo, en su clasicismo, y es una tesela intocable que no se puede romper ni apenas se puede mirar. Ha quedado tan sencillamente simbólica que casi no se la puede ver. Su fuerza política es su claridad humana. Nadie como ella sonríe al mundo. Es La Bien Plantada dorsiana, pero limpia de excesos barrocos. Era cuando un libro podía conmover un país. Ahora -ya lo sé- basta con un artículo.


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14.7.06

 

Parlamento mudo

 

14-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

Parlamento mudo


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Si el comportamiento del Gobierno y del PSOE con el terrorismo se mueve entre la vileza y la alta traición, el Parlamento está acumulando méritos aceleradamente para resultar aún más vil y todavía más traidor a la democracia, la Nación y la Constitución. Ni al peor enemigo del parlamentarismo podía habérsele ocurrido una declaración que lo deslegitimase y ridiculizase tanto como la que hace un par de días excretaron los socialistas y sus aliados.

El PP se quedó solo en la Comisión Permanente pidiendo que Zapatero explique esos compromisos con ETA que, según dice reiteradamente su órgano habitual, son tan concretos como longevos, porque hace más de un año que se habría alcanzado un acuerdo de principio entre los asesinos de Joseba Pagaza y el partido al que perteneció; y durante meses, sin decir nada a la opinión pública ni, por supuesto, al Parlamento, los socialistas habrían llegado a acuerdos tan importantes y tan anticonstitucionales como la autodeterminación de los vascos, la anexión de Navarra, la suelta de presos y la legalización de Batasuna, Etasuna o como quiera llamarse el brazo parlamentario del terrorismo separatista.

El jibarizado Partido Comunista y la cuadrilla de grupitos nacionalistas, que han hecho causa común con Zapatero en su rendición ante ETA, no se han limitado a votar junto al PSOE y en contra de la resolución del PP, la única decente en una democracia que obligaría al Gobierno a explicar qué ha pactado ya y qué sigue pactando con los asesinos. No satisfechos con desertar de ciudadanos, sus señorías han desertado también de parlamentarios, al proclamar que el diálogo de Zapatero con la banda etarra debe realizarse discretamente y en silencio. Pero un Parlamento que pide silencio ya no es un Parlamento que existe para parlar, es decir, para hablar de todo, sino un contradiós, un disparate, un suicidio, una babocosa que ha perdido moralmente la razón de existir.

Desde sus orígenes, que en Europa no son británicos sino españoles, y más concretamente leoneses (como proclama Zapatero, que también tiene triste gracia), el Parlamento está para vigilar al Poder Ejecutivo y controlar sus gastos. Eran épocas de guerra contra el islam, era la más dura y más heroica parte de nuestra historia, tanto que nadie diría, viéndonos hoy tan envilecidos, que pudo ser nuestra. Y en ella los nobles, el clero y las ciudades del reino de León configuraron esa policía de lo ciudadano contra lo despótico que llamamos Parlamento. Si les llegan a decir a los fieros leoneses aquellos que, culminada la Reconquista y con un paisano suyo a la cabeza, el Parlamento iba a predicar silencio, o se mueren de la risa o se mueren de asco. Pues a eso hemos llegado.


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Queríamos saber

 

14-07-06


AL ABORDAJE

Queríamos saber


DAVID GISTAU

En el supuesto de que seamos ciudadanos y no súbditos, todavía nos merecemos un Gobierno que no nos mienta, como dijo ese profesional del poder que es Rubalcaba cuando amotinó al mismo pueblo al que ahora, licenciada la infantería urbana, se esfuerza por sedar. Pero ese Gobierno que no nos mienta lo mereceremos tan solo en la medida en que seamos capaces de ganarlo. Como hombres libres en lo posible, conscientes de sus derechos y aferrados a ellos, emancipados de la tutela del Estado y alentados por la temperatura de insumisión suficiente para enfrentarlo y señalarle hasta dónde puede llegar sin atropellarnos o estafarnos. Sin meternos el dedo en el culo, como dicen los castizos porteños.

Una de las virtudes de la tan manoseada Transición iba a ser que, con ella, los españoles iban a distanciarse de su tradición totalitaria, de la que la monarquía es un residuo decorativo tolerado por convención, para completar el tránsito de súbdito a ciudadano en que tanta ventaja nos llevaban las democracias de nuestro entorno. Es decir, que a estas alturas cabía esperar la madurez de una conciencia ciudadana que no estuviera tan entregada al Gobierno como para pasar por alto sin una protesta ni una pregunta indicios de atropello y mentiras tan clamorosos como los que van emergiendo en los cabos sin atar del 11-M y en la superficie del proceso respecto a los compromisos de Zetapé con ETA. De los que nada sabemos. Y de los que al parecer nadie quiere saber nada porque aún está siendo digerido el cadáver de Aznar como si fuéramos la boa que se tragó un elefante de Saint-Exupéry, y porque además el ciudadano desciende a la categoría de súbdito en cuanto gobiernan los nuestros, faranduleros con conciencia retráctil incluida.

Tanto es así que, menos uno, todos los partidos políticos han aprobado en el Congreso una resolución según la cual se prefiere el silencio a la indagación -el refugio de la ignorancia-, por lo que se concede al Gobierno una patente de corso que contribuye a recortar aún más el compromiso del Estado con nuestros derechos y su defensa por no enturbiar un cálculo político del que todos esperan obtener su parte alícuota de poder y de prebendas estatutarias. Esta rendición podría haberla compensado sin tan siquiera ponerse a asaltar sedes como cuando el pásalo, una reacción cívica que al menos planteara preguntas para las cuales la cursi retórica gandhiana del presidente no vale como respuesta. Pero nada. Los tiempos de la pancarta no retrataron una madurez ciudadana, sino tan sólo la movilización sectaria de quien no peleó por unos derechos, sino contra un partido concreto. Apenas quedan diques que contengan al Estado de Zetapé. Lo que nos haga, lo que nos mienta, eso es lo que habremos merecido, por consentirlo como vulgares súbditos de los que no existen en nuestro entorno.


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Ruido de sables en ETA

 

14-07-06


LA TRASTIENDA

Ruido de sables en ETA

ISABEL SAN SEBASTIAN

Dicen quienes escuchan a ETA desde dentro que la guerra está a punto de estallar en el seno de la banda. Hay quien habla incluso de golpe de estado consumado de Txeroki, responsable de los grupos de pistoleros, quien, como siempre ha ocurrido en la historia de esa mafia, estaría imponiendo su control al conjunto de los terroristas, negándose a acatar los planteamientos de Josu Ternera, gran artífice de la negociación con el Gobierno. ¿Por qué? Por una discrepancia de fondo sobre los plazos del precio a cobrar a cambio de la paz y, en particular, sobre el calendario de excarcelación de los presos que presionan junto a sus familiares para no quedar relegados al final. De ahí la filtración al diario Gara de los compromisos suscritos por unos y otros en el transcurso del proceso, así como el retraso en ciertos anuncios por parte de Batasuna que Zapatero esperaba como agua de mayo.

Y es que la división alcanza también, como es lógico, al brazo político de la organización criminal. En el extremo más partidario de abandonar la violencia a cambio de contrapartidas limitadas, solicitar la legalización y seguir adelante con el diálogo entablado hace años con el PSOE, se situaría Otegi, sorprendente valedor del presidente frente a las revelaciones de sus correligionarios armados. Otros cuadros batasunos, sin embargo, no estarían tan dispuestos a dar los pasos indicados en dicha dirección, a menos que el Ejecutivo concrete las concesiones que está dispuesto a realizar y que hasta la fecha ha expresado, a su entender, de manera demasiado ambigua. En otras palabras; dentro del universo etarra (la llamada izquierda abertzale) muchos no se fían de ZP, de quien sospechan una maniobra similar a la puesta en práctica con Carod-Rovira, por lo que se niegan a regalarle esa valiosa baza electoral consistente en una declaración en la que Batasuna expresaría su deseo de reintegrarse en la normalidad democrática. Un documento que ciertos ministros esperaban para antes del mes de septiembre y que, según todos los analistas, está congelado mientras se resuelven o estallan las diferencias de opinión surgidas en el núcleo central de la banda. De momento, uno de los máximos protagonistas de las conversaciones secretas, el secretario general de LAB, Díez Usabiaga, no se ha pronunciado y parece trabajar en la sombra para recuperar la unidad perdida.

Resumiendo: que toda la humillación del Estado de Derecho ante los terroristas, todas las mentiras de los socialistas, todo el dolor ocasionado a las víctimas podría caer en saco roto, porque a ETA le pareciera poco y rompiera la baraja. ¡Para morirse de asco!


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Bodas de sangre

 

14-07-06



LOS PLACERES Y LOS DIAS

Bodas de sangre


FRANCISCO UMBRAL

El señor Ratzinger es un Papa con suerte porque no sólo está en forma cuando llega a la plaza sino que además le sale un buen bicho para poder lucirse. En este caso el bicho daba para mucho y Ratzinger supo moverlo. El tema que nos anunciaba el Santo Padre era algo así como una respuesta a Zapatero y otras grandes figuras del taurinismo político occidental, o sea el matrimonio católico, la respuesta a sus profanadores y toda la movida teológica del coso de las Artes y las Ciencias.

El señor Zapatero tuvo temple para embiscar a Ratzinger, pero éste tuvo ciencia y paciencia para multiplicar su doctrina por donde siempre había querido llevarla, es decir, un catolicismo ortodoxo y extenso, mucho más prometedor que los matrimonios laicos, o como sean, los de otras religiones. La verdad es que el matrimonio católico ha quedado ahí, intocado e intocable, y un Papa inteligente, como éste, puede defenderlo desde la razón y no exclusivamente desde una estrecha religión. Buen punto de arranque para un intelectual de Roma, sea legitimista o un poco liberalote como fueron los Papas negros que ahora nos devuelve Valencia. Por ejemplo, el cardenal Cañizares, que triunfa por su humildad cuando el primer atributo de los Papas suele ser la soberbia y que Dios me perdone por este trato que ya no se lleva.

Ocurre que el matrimonio de cualquier marca está en descrédito y decadencia. Hace unos años sólo querían casarse los juveniles curas de guitarra y hoy sólo quieren hacerlo los valientes y expansivos curas de fondo de armario.

Quiere decirse que la humanidad está, efectivamente, echando de menos ese sacramento tan anillado a la carne, tan emparejado con el cuerpo. Es decir, el matrimonio cristiano, que ya no da más juego, y entonces vienen las utopías: «Si una lo hubiera pensado antes, mi hombre había sido Enrique, mi cura había sido el párroco, mi iglesia había sido la parroquia, etcétera». Y así sucesivamente. Así es como hemos llegado a los matrimonios imaginativos o aberrantes, como el homosexual, el lésbico, el matrimonio de hecho y todas las variedades.

En plena Transición estuvieron de moda los curas, si ustedes recuerdan, cuando la gran utopía y el sueño eterno suponían ya la salvación del alma y el cuerpo, pero el matrimonio utópico tampoco funcionó plenamente, aunque ahora pretendamos galvanizarlo. Esto del matrimonio homosexual, incluso con adopción de hijos, es el penúltimo ensayo con el sacramento o sin él. No parece más propio que los anteriores sino más impropio. Hay intelectuales que lo intentan ahora confiando en ese intelecto. Pero el matrimonio es una agresión gozosa y consentida o no es nada, y menos si ha nacido de una conveniencia social o casual.

Valencia ha sido Roma por unos días viviendo unas bodas de sangre tan terrestres como las del poeta. Puestos a liberalizar, Zapatero se ha permitido no asistir a la última misa del Papa. Ése sí que es separatista. Pero las bodas, de sangre o de Canaán, necesitan su poquito de credo, como hubiera dicho Quevedo, porque don Francisco también tenía su manera particular de rezar -qué menos en cristiano viejo como él - y con menos madamas también iba para Papa.


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13.7.06

 

El asesinato de Calvo Sotelo y la 'frustración de la esperanza'

 

13-07-06



TRIBUNA LIBRE

El asesinato de Calvo Sotelo y la 'frustración de la esperanza'


ALFONSO BULLON DE MENDOZA

En una reciente -y muy comentada- declaración, el presidente del Parlamento europeo, Josep Borrell, afirmaba que el 18 de julio de 1936 «parte del ejército español se alzó contra el legítimo Gobierno de la II República. [...] Se frustró así una gran esperanza».

La afirmación sería a todas luces cierta si el alzamiento se hubiera producido en abril de 1931, a los pocos días de implantarse el nuevo régimen republicano, cuando eran muchas las expectativas depositadas en él y apenas se habían producido incidentes que pintasen un futuro amenazador.

Pero entre el 14 de abril de 1931 y el 18 de julio de 1936 fueron muchos los meses transcurridos y muchos también los episodios que hicieron frustrar esa enorme esperanza. Recordemos, por limitarnos a algunos de los sucesos más significativos, la quema de conventos en distintas ciudades españolas de mayo de 1931; el espíritu sectario que impregnó la Constitución republicana -en cuya elaboración, a diferencia de lo ocurrido en la de 1978, no se buscó el consenso entre las diversas fuerzas políticas-; y la sublevación socialista de octubre de 1934.

A este respecto, y dado que en la ya mencionada declaración del presidente Borrell se hacía referencia expresa al escritor y diplomático (entre otras muchas cosas) Salvador de Madariaga, no estará de más recoger una archiconocida cita de este autor: «Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936».

Hoy, cuando se cumplen 70 años del asesinato del diputado monárquico José Calvo Sotelo, no estará de más incidir en las circunstancias que acompañaron a su crimen, circunstancias que ponen de manifiesto hasta qué punto la II República había fracasado en su intento de consolidar un régimen democrático en España, hasta qué punto se había frustrado toda esperanza, sin necesidad de que un alzamiento militar le pusiera fin.

El espacio disponible no nos permite detenernos en la actuación de Calvo Sotelo tras su regreso a España, ni tan siquiera en los famosos debates que protagonizó en las Cortes durante las sesiones de 1936. En su última intervención parlamentaria, acaecida el 1 de julio, las constantes interrupciones e insultos le obligaron a abandonar el uso de la palabra, y fue ese mismo día cuando pudo escucharse decir al diputado del PSOE, Angel Galarza: «Pensando en Su Señoría, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida». Reprendido por Martínez Barrio, quien mandó retirar la amenaza del Diario de Sesiones, Galarza respondió: «Esas palabras, que en el Diario de Sesiones no figurarán, el país las conocerá y nos dirá a todos si es legítima o no la violencia».

La noche del 12 de julio, cuando se dirigía hacia el madrileño cuartel de Pontejos, caía asesinado el teniente de Asalto José Castillo, que se había distinguido en la represión violenta de varias manifestaciones derechistas. Según la versión que ha quedado en el imaginario colectivo, la indignación de sus compañeros de cuerpo fue tal que optaron por trasladarse al domicilio de Calvo Sotelo y asesinarle como represalia. Pero no fue así.

La furgoneta número 17 no salió de Pontejos a las órdenes de un oficial de Asalto, sino a las de Fernando Condés, capitán de la Guardia Civil e instructor de la motorizada (grupo de acción socialista que servía de escolta a Prieto). Dentro de la misma, además de varios guardias de Asalto, iba al menos media docena de militantes del PSOE, y una vez efectuada la detención no fue un guardia de Asalto, sino un guardaespaldas de Prieto, Luis Cuenca, quien le asesinó a sangre fría.

Sin embargo, lo peor, lo que demuestra hasta qué punto el régimen republicano había dejado de ser un Estado de Derecho, es lo sucedido posteriormente. A las ocho de la mañana uno de los asesinos informaba del crimen al diputado del PSOE y director de El Socialista, Julián Zugazagoitia, que llamó de inmediato a Prieto para ponerle en antecedentes. Media hora más tarde, otro diputado socialista, Vidarte, recibía una llamada de Condés, que se había refugiado en la sede del PSOE en la calle Ferraz, adonde le convocó con urgencia para informarle de primera mano.

Indalecio Prieto, plenamente consciente de que Calvo Sotelo había sido asesinado por miembros de su escolta, compareció el día 15 ante la diputación permanente de las Cortes y calificó el hecho de «desmán de la fuerza pública». Al salir, encontró a Condés junto a la redacción de El Socialista y le recriminó su conducta.

Merece la pena recapitular sobre lo que llevamos escrito. Amenazado de muerte por el diputado socialista Angel Galarza (que posteriormente, siendo ministro de la República, no dudó en afirmar que «el asesinato de Calvo Sotelo me produjo un sentimiento [...] el sentimiento de no haber participado en su ejecución»), Calvo Sotelo fue sacado de su casa por militantes del PSOE, protegidos por guardias de Asalto que, tras asesinarle, contaron el crimen al menos a tres diputados socialistas que en vez de denunciarles optaron por encubrirles. No creo que sean necesarias muchas más reflexiones para convencernos de la anormalidad del régimen republicano en 1936, anormalidad que había sido denunciada múltiples veces por José Calvo Sotelo.

Cabía que ante el asesinato de uno de los jefes de la oposición el Gobierno tomara medidas extraordinarias para mantener el orden y detener a los culpables. Tal vez fuera la última oportunidad de evitar el alzamiento, pues es posible que muchos militares lo habrían considerado innecesario si el Gobierno hubiera encabezado una reacción ejemplar. Fue una ocasión perdida. En los días inmediatos al crimen, las clausuradas no fueron las sedes del PSOE, sino las de Renovación Española, cuyos militantes, así como los de otros grupos de derechas, fueron encarcelados a mansalva mientras los asesinos de su correligionario se paseaban impunemente por las calles de Madrid.

Nunca he sido partidario de las declaraciones políticas sobre hechos históricos. Pero si el PSOE tiene especial interés en las mismas, como parece ocurrir en los últimos tiempos, no estaría de más que realizase una declaración formal condenando las amenazas de muerte que contra el diputado José Calvo Sotelo formulara en el seno de las Cortes el socialista Angel Galarza, condenando su asesinato a manos de miembros del partido, y condenando el encubrimiento del crimen realizado por varios de sus más ilustres parlamentarios.

[José Calvo Sotelo fue asesinado en Madrid el 13 de julio de 1936]

Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera es catedrático de Historia Contemporánea y autor del libro 'José Calvo Sotelo' (Ariel, 2004).


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11-Mentira

 

13-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

11-Mentira


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Éste es uno de los infinitos saludos, guiños y contraseñas que los participantes en el blog de Luis del Pino utilizan para identificarse. El símbolo, no obstante, es un peón negro, como recuerdo de que la investigación de la masacre será una partida de ajedrez larga y difícil en la que, al final, las negras ganarán. Es un fenómeno que, si la historia de Internet en España no la escribe Polanco, habrá que contar algún día.

Nunca tanta gente buena, extraordinariamente preparada, de forma desinteresada y anónima, se puso de acuerdo para empresa tan difícil como aclarar las tinieblas del sumario del 11-M, repartiéndoselo por piezas y compartiendo luego los resultados de su investigación. Está claro que muchos de sus participantes son policías, guardias civiles, militares o agentes del CNI que, como la gran mayoría de los cuerpos y fuerzas de la Seguridad del Estado, se niegan a aceptar el papel de cómplices en la más miserable y clamorosa injusticia de la historia de España, que sería hurtar a la severidad de la Justicia los verdugos de 192 muertos, más de 1.500 heridos o mutilados físicos y miles de lesionados psíquicos, amén del régimen constitucional español, también herido y quizá de muerte.

Es evidente que esos guardias, policías, agentes secretos, expertos en química, telecomunicaciones o cualquier otra disciplina, que dedican sus horas de bien ganado descanso a trabajar en el enderezamiento de tan monstruoso entuerto, no sólo rinden homenaje a Don Quijote sino a la bandera que, en público o privado, como símbolo de la nación, juraron defender hasta el final.

Y es que por más que una parte importante de la sociedad española sea una especie de rebaño idiotizado capaz de comulgar con ruedas de molino y pechar con lo que le echen, no es menos cierto que otra parte no pequeña de España se niega a asumir el silencio de los corderos y el balido de los borregos. Y está movilizada en defensa de las víctimas del terrorismo, en especial de los pobres muertos del 11-M a los que el Gobierno y un sector tan importante como repugnante de la España oficial se niega a hacer justicia. Ojalá alguna vez haya Justicia y lo paguen caro.

La tarea esencial de los medios de comunicación libres y de todos los españoles decentes es negarnos a aceptar como verdad lo que sabemos que es mentira. Y sobre el 11-M todo, absolutamente todo lo que nos viene contando este pseudorégimen polanco-zapatero-lizarresco, gran beneficiario de la masacre, es mentira. Pero ver a tanto español admirable y anónimo luchando por la verdad recuerda el «Bien está que fuera tu tierra», donde Cernuda opone a la España real y torva donde regentea hoy la canalla, la otra España «siempre noble» de Galdós. Termina así: «De aquella nos consuela y cura ésta».


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Otra de Zapatero

 

13-07-06



LOS PLACERES Y LOS DIAS

Otra de Zapatero


FRANCISCO UMBRAL

El señor Zapatero, presidente español, va difundiendo su gloria europea, internacional, con nuevos gestos que se atribuyen a Jaimito, aquel Jaimito de los antiguos tebeos que utilizaban las mamás para asustarnos. Massimo Cacciari, alcalde progre de Venecia, no se ha impresionado nada con las movidas de Zapatero, sino que ha dicho en público: «Sus gestos son más bien estúpidos».

Ahora comprenderá el niño terrible de Castilla y León que con sus posturitas no está epatando a nadie, sino creándose un entorno de gilipollez que ya no rinde crédito, sino que le convierte en el gran desacreditado. Jugar al dalinismo es tan difícil que sólo podía permitírselo Salvador Dalí. Y en política, ya digo, queda meramente progre y veneciano. Cacciari, el de antes, es un alcalde rojo, pero si hay que cometer alguna blasfemia no duda en ir a misa y además lo explica. La personalidad del alcalde/filósofo y la autoridad mundial de la Iglesia recomiendan un respeto para Ratzinger, porque el rechazo a este Papa sólo puede ser intelectual y por ahí tampoco funciona el castellano-leonés que nos representa en el mundo.

Pero, metidos en alcaldes, recordemos a nuestros clásicos: «No rebuznaron en balde el uno y el otro alcalde». Y no sólo los alcaldes. Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana, le ha pegado la bronca a Madrid: «Nadie entiende por qué el Gobierno de Rodríguez Zapatero insiste en mantener una relación de tensión con la Iglesia». Nosotros sí que lo entendemos. Quiero decir que la tensión contra la Iglesia es el precio político que paga Valencia por haber sido capital terminal de la II República, puerta y puerto de Azaña.

Pero toda la última jornada valenciana fue una movida a tope para visitantes y visitados. Así, Chirac va y le dice a Zidane: «Eres un hombre de corazón, compromiso y convicción. Francia te quiere». Estas palabras de Chirac revisten a Zidane como el primer futbolista del mundo, aunque cerró el Mundial con poca galantería.

Pero no todo fue política. En la Conferencia Euroafricana la delegación francesa propuso que sea España la que se encargue del control de las fronteras europeas en el Atlántico y el Mediterráneo, aunque Moratinos no concretó ayuda. Esto puede ser otro gesto generoso de Zapatero o bien otra tontería europeísta de nuestro joven presidente que por cierto, con tanto alterne, se le pasó la misa del Papa, coño, cosa que también ha sido muy mal vista en los medios intelectuales europeos. La católica Europa sabe guardar las formas. Zapatero es el James Bond de las ideologías americanas y el Superman de las tonterías yanquis, lo cual que está haciendo dos carreras a la vez, es el pequeño escribiente florentino de Edmundo d Amicis, pero sus profesores no le quieren y eso es lo más triste, ay, para un niño estudioso: que sus profesores no le quieran.

Incluso la cosmopolita belleza de doña María Teresa Fernández de la Vega ha coqueteado mejor con el Papa que el galán galante, señor Zapatero. De momento ella se ha llevado más fotos y pronto la veremos en Vogue. Haciendo un posado, por supuesto.


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12.7.06

 

Mal arreglo

 

12-07-06


COMENTARIOS LIBERALES

Mal arreglo


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Supongamos que el Gobierno -ése que según Fernández de la Vega representa al Estado, cuando ni siquiera representa legítimamente a la media España que no le votó y es cada vez más discutible que la represente legalmente- no aguantara el tirón de ETA en el llamado proceso de paz, que es de rendición y gracias. Supongamos que este ZP que se complace en afrentar a la media España que no le vota, que ha hecho de la II República su programa máximo (hasta 1979 lo era el marxismo) y del guerracivilismo su táctica para eternizarse en el poder, quisiera rectificar. Supongamos que el bloque mediático de apoyo al régimen extrauterino que Zapatero y Polanco han engendrado sobre los escombros de la España constitucional considerase altamente deseable pero realmente imposible el pacto con ETA y desistiera. Supongamos, en fin, que quien realmente representa al Estado dijera, aunque tarde, que no puede continuar este proceso suicida contra la Ley y la Nación. Seguramente habría un primer momento de gran efusión sentimental, de recuperación del consenso difunto y de grandiosas promesas de regeneración institucional. Sin embargo, pocas instituciones en democracia sobreviven a su descrédito. Y no sabemos las que en España podrían hacerlo. Puede que muy pocas.

Y puede que ninguna. Puede que ya sea demasiado tarde para volver atrás. Puede que el espacio ganado, gracias a la traición del Gobierno de ZP, por las fuerzas subversivas antidemocráticas y antiespañolas sea prácticamente imposible de recuperar. Puede que durante muchos años los separatistas, sean terroristas o compañeros de viaje, no sólo lleven la iniciativa sino que hayan cobrado tal ventaja que sea imposible darles alcance o echarles el guante. Puede que si se intenta rehacer el régimen constitucional no sepamos siquiera cómo hacerlo.

Pensemos, por ejemplo, en el nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, cuyo articulado es incompatible con la igualdad de los ciudadanos ante la Ley que proclama la Constitución, a la que deroga de hecho en sus aspectos esenciales, empezando por la Nación española en que se funda. Cuando empiece la aplicación y desarrollo de los ilimitados cauces del malhadado Estatuto, ¿qué Gobierno de España, aunque quiera encarnar ambas cosas, podrá realmente serlo?

Zapatero ha convertido la realidad nacional española y el régimen constitucional del 78 en una cáscara vacía, en una fantasmagoría, en nada. Pero como el régimen no ha sido derogado o reformado sino vaciado o traicionado, estamos fatalmente abocados a que este proceso de demolición de la entidad política llamada España se bifurque en dos proyectos constituyentes: el de la confederación separable y el de la unión integradora. Entonces sí que, como diría Maragall, el drama está servido.


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El insulto

 

12-07-06


AL ABORDAJE

El insulto


DAVID GISTAU

Decía Rattín, un defensa de los de dibujarse una muesca en el fuselaje por cada delantero quebrado, que la televisión acabaría con el fútbol: en adelante, todas las agresiones subterráneas del juego serían descubiertas. La televisión delató el cabezazo de Zidane y propició su salida del santoral justo cuando estaba a punto de ascender a los cielos, a pesar de los cinco kilos de lastre de la Copa del Mundo, como un personaje de García Márquez. Pero en cambio dejó impune a Materazzi, quien no se tapó la boca como Joe Pesci en Casino y por eso andan ahora leyéndole los labios para descubrir el cassus belli de Zidane.

Las hipótesis del insulto dudan entre si llamó «terrorista islámico» al jugador o «putón» a su hermana -la de Zidane, no la de Materazzi-. O sea, que no se sabe si se inspiró en una visión geopolítica cargada con un matiz racista, lo cual no estaría nada mal para un defensa central e incluso le habilitaría para dar un curso de verano de la FAES, o si recurrió al argumento harto menos original de afrentar el honor masculino como nunca lo habría hecho un caballero en el tiempo en que al rostro no se arrojaban cabezazos, sino guantes. No en vano, fue Menotti quien una vez propuso un regreso al duelo para atajar con el hábito del insulto, iniciativa que, de cuajar, prácticamente acabaría con el género español del columnismo. O, al menos, con los columnistas menos duchos con el florete.

El caso es que los árbitros de la corrección política necesitan saber cuál fue el insulto empleado por Materazzi. Porque si se limitó a llamar «putón» a la hermana de Zidane, la cosa no tiene por qué desbordar la frontera de lo deportivo. Pero si incurrió en lo de «terrorista islámico», entonces ya hasta está la ONG SOS Racismo dispuesta a intervenir, porque lo que el italiano habría agredido en ese supuesto es nada menos que el concepto progre de moral universal. Y ahí Materazzi pasaría automáticamente a convertirse en un sospechoso de fumar, de contar chistes de mariquitas a los amigos, de mirar el culo en vez del título universitario a las señoritas, de rezar padrenuestros, de amar a Laura, de apoyar a Bush, de no tener un pañuelo palestino en su fondo de armario, de leer a la Falacci pero no a Ramonet, y hasta de catalanófobo y cavernario, ya puestos. En verdad, no sé a qué espera la FAES para contratarle una charla moderada por André Glucksmann.

Eso sí, como la obsesión políticamente correcta comience a vigilar lo que se dice sobre el césped de los estadios, más les vale a los futbolistas provocadores aprender a expresarse mediante eufemismos, como todo quisqui. Cuando quieran desquiciar a alguien por lo bajini, los bravos tendrán prohibido lo del «negro de mierda» de Luis. Deberán conformarse con un «eres un subsahariano procedente de un país en vías de desarrollo» que, vale, no suena igual de contundente, pero te mantiene a este lado de la moral establecida.


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11.7.06

 

Siempre Zidane

 

11-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

Siempre Zidane


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Si Francia hubiera ganado el Mundial de fútbol lo habría ganado Zidane. Como Francia ha perdido en los penaltis ante Italia, se dice que ha perdido por Zidane. Pero lo cierto es que si no se hubiera producido ese incidente en las postrimerías del partido, lo más lógico es que se hubiera llegado a los penaltis. Y en ellos Zidane bien podía haber fallado, como a punto estuvo de hacerlo en el que marcó a comienzos del partido. Y si no Zidane, podía haber fallado el que falló, Trezeguet, que también hubiera tirado el suyo aunque estuviera el capitán.

El caso es que este mundial lo habrá ganado Italia, pero ha sido y será el mundial de Zidane. Su figura se ha agigantado de tal forma en el torneo que incluso algo tan injusto como declararle el mejor jugador del Mundial por delante de Cannavaro se considera una forma de reparación, de justicia poética, de perdón a Zidane por comportarse como Zidane siendo nada menos que Zidane. En fin, el destino de algunos elegidos es ser eso, elegidos. Para la gloria, para el infierno o para ambos. En el caso de Zidane, para sobrevivir al infierno e instalarse por encima de la gloria. Aunque tenga reservado el futuro de Pelé y Beckenbauer, deudos de una fama cuyo origen se ha olvidado, también podría terminar como Alain Delon, otro elegido por los dioses de la estética, otra vida atormentada y sonámbula, que es la impresión que daba Zidane camino del vestuario o aclamado por la rendida afición francesa. Una vez escribí un poema de un solo verso: «la belleza a solas: así pienso la locura». Zidane.

No hacía falta nombrar mejor jugador del mundial a Zidane. Tampoco iniciar ese proceso ridículo de exculpación por parte de SOS Racismo y otros grupos que dicen que Materazzi, soberbio jugador pero fatalmente condenado a vivir con la dudosa gloria de provocar la expulsión de Zidane, le dirigió insultos gravísimos que explicarían y exculparían la reacción carneril de Zizou. Claro que unos dicen que llamó «puta» a su hermana y otros aseguran que le llamó directamente a él «sucio terrorista» o «terrorista islámico». Pronto saldrá algún mediador de la ONU que propondrá una fórmula de consenso injurioso, por ejemplo: «¿cómo lleva tu hermana en el burdel que seas un sucio terrorista islámico?». En fin, el esfuerzo retroprogre por justificar lo injustificable sólo podría abaratar la gloria de Zidane, imposible de achatarrar. Zidane es colérico como otros grandes héroes han sido epilépticos, véase Alejandro Magno, que fue a la guerra lo que Zidane al fútbol. O Julio César, divino calvo como este pied noir del puerto de Marsella o de la banlieue parisina, donde aprendió a reñir a cabezazos. Sólo falta que nos vengan ahora diciendo que la culpa del comportamiento de Zidane la tiene el colonialismo occidental.

¿Desde cuándo los dioses son culpables? Son dioses y basta.


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10.7.06

 

Autoayuda Geldof

 

10-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

Autoayuda Geldof


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Leyendo este domingo la crónica de Elena Pita sobre la verdadera cara de Bob Geldof, el hombre que se hizo rico dizque luchando contra la pobreza en Africa, he vuelto a acordarme del imprescindible libro de André Glucksman y Tierry Wolton, Silencio, se mata (Alianza Editorial), más de una vez citado en estos comentarios y que si realmente a la gente le preocuparan los pobres -y no la buena conciencia y mejor imagen que procuran a los que supuestamente les ayudan yendo a un concierto-, habría acabado ya con la farsa de los Geldof y compañía. Glucksmann y Wolton, siguiendo la pista de la supuesta ayuda del Live Aid, aquel primer gran concierto contra el hambre, descubrían cómo la cacareada ayuda de los jóvenes de Occidente no llegaba ni, por tanto, alimentaba a los hambrientos etíopes, sino a la gran máquina de crear muertos de hambre del régimen comunista de Mengistu, convertida en su única industria próspera.

Pues bien, han pasado 20 años largos desde que se publicó aquel libro y, en involuntario homenaje a Revel, el conocimiento que encierra ha sido inútil. Casi nadie se acuerda del libro mientras Bono, Geldof y demás siguen triunfando con su industria de la mala conciencia y la han ampliado hasta límites pasmosamente globalizados: ocho macroconciertos simultáneos, ocho, se celebraron en otras tantas ciudades para exigir a los gobiernos del G-8 que dedicaran una parte de sus presupuestos a ayudar a los países pobres. Pero los países no son pobres ni ricos. Son las personas las que viven bien o mal, en la pobreza o en la riqueza, unos privados de todo y otros con todo a su alcance. La gran mayoría de los ciudadanos occidentales, los afortunados, trabaja mucho para ganarse la vida y paga esos fieros impuestos que, según los artistas del hambre ajena, deberían ir de Gobiernos como el inglés o el español a regímenes como los de Obiang y Mugabe, tipos aún más ricos que los millonarios disfrazados de mendigos, a lo Geldof.

Una buena causa no se arruina porque su propagandista sea un hipócrita, un experto en autoayuda disfrazado de pobre para vivir como un rajá. Pero es que esa causa es mala para los pobres. Es equivocada y está condenada a ser manipulada. A pregunta de Elena Pita, Geldof dice que nadie puede por sí mismo ayudar a los pobres de Africa, nadie, sólo los Gobiernos, que no lo hacen. Pero muchos países han salido de la miseria con una política adecuada. Y miles de misioneros y gente de bien ayudan a los pobres en el continente africano desde antes de que se inventara el disco de vinilo.

Pocos respetarán a Geldof, ya asesor de Blair y de Cameron, izquierdas y derechas tan demagógicas como Sir Bob. Algunos rezarán por él. Otros, por tanto pobre de espíritu, solidario de carril y de corral.


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8.7.06

 

El accidente

 

08-07-06



LOS PLACERES Y LOS DIAS

El accidente


FRANCISCO UMBRAL

El momento español es muy arriesgado, pero tampoco infernal porque en este segundo trastorno civil ya no hay catástrofe; sólo hay accidente.

La dialéctica de los accidentes la aprendimos todos de los neoyorquinos cuando la cosa de las Torres. Si aquello se hubiera declarado catástrofe o atentado, hoy estarían todavía sacando bomberos y libros de Oriana Fallaci, pero el presidente Bush, el ceporro Bush, se conformó con que los periódicos hablasen de azar, de plurales azares coincidentes, hasta que el gentío, el rústico gentío, aprendió asimismo a decir «catástrofe de Manhattan», «movida de Manhattan».

Y entonces es cuando Bush pudo enviar a todos los Orientes orientales sus numerosas tropas, sus voluntarios españoles y sus soldados verde caqui, que a veces eran los mismos que los otros, exactamente iguales, pero le sirvieron a Zapatero para ganar una guerra o lo que aquello fuese. Ahora, nosotros, con lo de Valencia, estamos en la etapa «suceso», «error», «horror».

La característica del suceso es que pasa de catástrofe a maniobra, cuando primero ha sido ensayo atómico, intento a fuego limpio y gestión política. Lo de Valencia, ahora, se nos ha vendido como azar, como fatal casualidad, como lamentable fallo, pero a nadie se le ha ocurrido hablar de atentado terrorista, porque eso es fomentar el fuego y el miedo. En estos momentos, en esta mañana excesiva de sol y de promesas, la cosa ha sido todavía un caso, un ocaso, una mala suerte, un fogonero borracho y un tren como el de los Hermanos Marx.

Ya lo decía Franco. «No estamos maduros». En efecto, no estamos maduros para asimilar, entre el desayuno y el almuerzo, entre el pitillo negro y el rubio optimista, un desastre mundial, una plaga lírica, un montón de víctimas donde sólo queda la mujer de Lot, que tuvo la malicia femenina de mirar hacia atrás (siempre hay un mirón atrás), que así fue como la sal la salvó enharinada en llamas como una croqueta.

Efectivamente, aquella dama bíblica murió por salvar el culo, que siempre hay un curioso mirando el culo. El terrorismo internacional, ultramecánico y primitivo sembró sus curiosos por Valencia, cuando lo valenciano y lo típico es sembrar jubilados por las residencias. Es buena política eso de compartir el terror llamándolo casualidad, hasta que al personal se le va infiltrando la noción de peligro, de atentado -otro-, de hostilidad, de abuso. Así, golpe a golpe del azar, nos han metido la democracia en España, la libertad de tener miedo, el miedo de tener libertad.

Así que lo de Valencia se pasará pronto. Ya decíamos ayer aquí que Valencia es la ciudad más hermosamente lúdica de España y tiene un tranvía que siempre nos lleva a la Malvarrosa, salvo cuando se extravía hacia el mar. Pero pronto llegará la realidad burocrática y madrileña de los informes. Sólo un informe ministerial puede inventar la realidad real, crear otra, y en eso andan ahora los cerebros políticos, los memoriones, los que saben, como el poeta, que también la verdad se inventa. Pero no se inventa sino que se multiplica, se recrea, se reinventa hasta que viene a ser otra verdad. La verdad bíblica, erótica y lúdica de una mujer que escapa a los evangelistas y a Dios, que siempre está callado, como dijo aquel otro chorbo de la Biblia.


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7.7.06

 

COMENTARIOS LIBERALES La vergüenza

 

07-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

La vergüenza


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Por desgracia no podemos hablar sólo de vergüenza ajena. La cantidad y calidad de los cargos públicos que se han humillado ante ETA, desde jueces de largo alcance a fiscales de relance, pasando por ministros ministrados y por un presidente del Gobierno tan gobernado como José Luis Rodríguez Zapatero, tanto el Ejecutivo, como el Judicial y el Legislativo se han envilecido irreversiblemente ante los terroristas. Por muy poco, ya que casi la mitad de los diputados y de los votos, amén de jueces y fiscales en no escaso número, se han opuesto a la rendición ante los etarras. Pero el hecho es que aunque no haya hablado en nombre del Estado, porque no puede, Zapatero ha comprometido al Estado y ha puesto de rodillas a la Nación. Eso es irreversible. Ya ha sucedido. El crimen de lesa patria, cometido está.

En las hemerotecas y en las filmotecas quedará también constancia de la protesta de las víctimas del terrorismo, que se sienten, y con razón, traicionadas vilmente por Zapatero y sus secuaces.

Pero el hecho mismo del desprecio, cuando no el odio, a las víctimas del terrorismo que ha demostrado el PRISOE retrata a los responsables de esta liquidación del Estado de Derecho y de esta siniestra y cobarde claudicación nacional. Odian a las víctimas porque son el retrato de su ignominia. Odian a quienes más han padecido el terrorismo porque ellos no están dispuestos a padecer absolutamente nada ni por España ni por la libertad. Tampoco a arriesgar. Zapatero juega con dinero ajeno, con instituciones de otros, con la Historia que otros han hecho y que él se limita a deshacer para edificar con los escombros un túmulo a su memoria.

En una reyerta parlamentaria, Manuel Azaña le dijo una vez a otro diputado enemigo: «Señoría, si usted no se ruboriza, permítame que yo me ruborice por usted». Desgraciadamente, no podemos ruborizarnos voluntariamente por Zapatero, pero es forzoso ponerse rojo y pasar por todas las gamas del rubor, porque la forma de arrastrar a la nación exhibida por los socialistas en esta hora menguada de nuestra Historia nos enfanga a todos.

Nadie puede librarse de esa inmensa mancha que cubre España, o lo que fue España, porque el que más la ensucia es el Gobierno que debería defenderla. Nunca tanto se vendió por tan poco. Nunca gentecilla tan de medio pelo se atrevió a dilapidar tan formidable heredad. Nunca se burló tanto dolor, se despreció tanta dignidad, se malversó tanto valor, se traicionó tanto juramento. Zapatero nos ha metido a todos en el mismo saco de Otegi, como aquel sultán que condenaba a sus enemigos a ser arrojados al río dentro de un saco con una serpiente. En ese trance estamos.


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Nueva época

 

07-07-06



AL ABORDAJE

Nueva época


DAVID GISTAU

Lo dijo Stalin: «Una muerte es una tragedia. Un millón de muertes es una estadística». E incluso menos de un millón. Porque los casi mil ejecutados por ETA ya han sido disueltos en la estadística, como un líquido que hubiera acabado de desaparecer por el desagüe de la bañera de Psicosis, para que el recuerdo de cada una de esas tragedias individuales no entorpezca el advenimiento de la nueva época recién abierta en la mesa de un hotel de San Sebastián, cosa rara, sin centros florales compuestos por rosas blancas, ni la manga habitual de faranduleros abriéndose la gabardina para que veamos cómo les cuelga el compromiso.

A Otegi, ese Pachi que nos helará la sangre y al que le faltan bayetas para borrar las siluetas trazadas con tiza en la escena del crimen, le ha pedido que, antes de entrar, pase por debajo de la puerta la patita de demócrata. O que al menos la apañe con un calcetín de piel de cordero que, si lo necesita, le pueden hacer llegar los maderos chivatos de la verificación o algún juez metido a hacer política de los que prefieren servir al proceso antes que a la Ley. Total, tan sólo se trata de escenificar algún gesto retórico al que pueda agarrarse el PSOE para disculpar la travesura de las casi mil técnicas de combate modernas introducidas en casi mil cráneos estadísticos. Y así, alborozarnos todos con esa nueva época con la que arranca la modernidad, en la que se hablará de autodeterminación y de lo que se tercie con tal de no negar a Otegi su cuota de victoria exigida como tributo, y que ya ha sido retratada en una fotografía decididamente in, en la que, como diría Peces-Barba, estaban los buenos. Los que administrarán, constituidos en tripartito, el futuro del Norte con la eliminación civil de los malos del PP, a los que todavía es pronto para ilegalizar como pide Otegi con otro de sus automatismos chequistas en los que se esboza la catadura del terrorista recién ascendido a estadista y ungido como hombre de paz por el dedo índice gandhiano de Zetapé. Alguna estatua de Franco habrá que conservar para retirarla cuando a Otegi los buenos le hagan un homenaje, que todo se andará ahora que esta segunda Transición, como la primera, está dispuesta a aprobar un Punto Final sin culpables, por una paz basada en la rendición y en el cálculo político para construir una forma de poder que será definitiva aun sin ilegalizar por las bravas a los diez millones de malos que no salen en la foto.

Como Pilar Ruiz, madre de Joseba Pagaza, anticuada y out según los términos de Zetapé por ese empeño suyo de rescatar de la estadística la tragedia personal de su hijo para recordarnos a quiénes estamos dejando atrás, sólo por atajar hacia una paz sin honra en la que aún ni hemos empezado a tragar. Les van a faltar bayetas, a López y a Zetapé, para borrar todas esas caras que les van a salir en su nueva época como en la casa aquella de Bélmez.


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6.7.06

 

Fotomatón

 

06-07-06


COMENTARIOS LIBERALES

Fotomatón

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS


Dice Otegi que, como expresó muy gráficamente Zapatero al director de EL MUNDO a propósito de la foto de Zabaleta con las batasunas y de Díez con las víctimas, la foto de hoy es la foto de futuro. De momento, dejémoslo en fotomatón. Y en fotorrendición. Y en fotogarzón. En cuanto al futuro, si lo diseña ETA, ya sabemos cómo será: mitad Fidel Castro, mitad Milosevic. Que lo comparta con el PSOE no sería descartable si de este partido dependiera, pero ¿qué falta le hace el PSOE a ETA si se hace con el control de ese País Vasco independiente con Navarra anexionada, con los asesinos etarras libres haciendo de policías, y con las víctimas del terrorismo huyendo de Auschwitz-Etxea por Pancorbo? Si tal sucede, y es muy posible que suceda, los socialistas ya no les harán ninguna falta a los etarras, ni como relaciones públicas, ni como embajadores del crimen, ni como blanqueadores de sepulcros. Ellos impondrán lo que siempre han buscado: la dictadura nazicomunista. Y el lugar del PSE (ya no PSOE) evolucionará desde la oposición tolerada al régimen revolucionario naciente al banquillo de los traidores, a la nación vasca, reos de la inevitable y justiciera represión euskonazi.

La ventaja que podrían tener los jueces y fiscales progres es que habrán hecho ya las prácticas de esa justicia totalitaria que consiste esencialmente en la impunidad de las injusticias revolucionarias y la legalización de la represión. A cambio, la desventaja está en que también a los jueces los depuran y, si hace falta, los encarcelan o los fusilan esos creadores de paraísos socialistas como el que hoy disfrutan los cubanos o el reservado a los vascos del futuro y, si se dejan, a los navarros. Encima, estos paladines del Derecho alternativo no podrán fingir sorpresa ni llamarse nunca a engaño, porque, además de la complicidad en el descuartizamiento de España, también han redactado el protocolo de los hechos que puede llevarlos adonde nunca creyeron o quisieron llegar. Véase el caso de Garzón que, como pronosticamos, se ha apresurado a revocar las resoluciones del juez Grande-Marlaska contra esa organización terrorista llamada Batasuna, ilegalizada por el Supremo como parte de ETA. Nunca he tenido muchas dudas sobre la verdadera condición del juez estrella, pero si la duda hubiera cabido, ahora ya no cabe: Garzón ha decidido pasarse la legalidad por el forro de sus ambiciones antes que hacer cumplir la Ley. Al suscribir tan grosera e incondicionalmente las tesis capitulacionistas de Conde Pumpido, el famoso neoyorquino de Jaén se suma al llamado proceso de paz, aunque no sepamos exactamente en calidad de qué. ¿De ministro de Justicia y/o de Interior en el Gobierno Zapatero? ¿De número dos de Patxi López? ¿De lugarteniente de Míster X, es decir, de Míster Z? ¿O simplemente de Garzón? Por ahora, sólo modelo de fotomatón.


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5.7.06

 

Los imaginistas

 

05-07-06


COMENTARIOS LIBERALES

Los imaginistas

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Mañana se reunirán con luz, mucha luz, y taquígrafos, muchos taquígrafos, los secuaces vascos de Zapatero y la banda de Otegi, ilegalizada por el Supremo. Salvo que Garzón decida sorprendernos y prohíba el acto o detenga a los asistentes, cosa que dudo, un partido legal, el socialista, que tiene en sus manos el Gobierno de España, se encontrará mañana con un grupo terrorista, Batasuna, ilegalizado como tal por el Tribunal Supremo. Es un acto de exhibicionismo contra la Ley y contra el Estado de Derecho. Es un espectáculo que refleja a la perfección el «golpe de Estado permanente», por usar la expresión de Mitterrand frente a De Gaulle, que ha impuesto Zapatero por las bravas o por las mansas, que ya no sabemos si lo suyo es un alarde de audacia o de cobardía.

Pero siendo lo de mañana ignominioso, una afrenta terrible para la Nación, la Constitución, la libertad y la dignidad de los españoles, lo ha sido todavía más el argumento dado por batasunos y socialistas para retrasar dos días el encuentro con el fotógrafo que los retratará juntos para la posteridad, como los socios de hecho que son. Dicen que no quisieron reunirse ayer como una muestra de respeto a las víctimas del accidente ferroviario de Valencia. Dicen y mienten, porque si tuvieran respeto a las víctimas de cualquier clase, los batasunos ya habrían pedido perdón a las víctimas de ETA durante todos estos años y los socialistas no se hubieran acercado ni de lejos a los que han dedicado su vida a matar o a justificar los asesinatos de españoles para acabar con nuestra Nación y nuestra libertad. ¿Puede alguien creer que les importen los más de 40 muertos de Valencia a quienes desprecian o ignoran los 800 largos o mil y pico (según se cuente o no la masacre del 11-M) asesinados por la banda etarra?

¿Por qué lo hacen entonces? ¿Qué más da dos días antes que después? Pues sí da. De haberse reunido ayer martes, hoy la imagen de portada en los periódicos estaría dividida entre los ataúdes de Valencia y el besuqueo político de socialistas y batasunos. Muy poco comercial. Demasiada y demasiado íntima asociación del alborozo obsceno y la paz eterna, del comadrejeo político y el dolor popular y casi anónimo de aquellos que simplemente pasaban por ahí o estaban ahí cuando todo estalló y su vida se perdió en el recuerdo irrevocablemente dolorido de sus familiares y amigos.

Todo el siniestro pacto de Zapatero con ETA, al margen del 11-M, se basa en la imagen y su manipulación, en presentarnos como paz lo que no es sino sumisión a los que han hecho del crimen contra la libertad, su única razón de vida, en vendernos una postal de Heidi y su abuelito como cubierta de un relato de terror. Por ejemplo, de Stephen King, El Resplandor.


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La beligerancia

 

05-07-06


AL ABORDAJE

La beligerancia

DAVID GISTAU

Cuando todavía era presidente de la Comunidad madrileña, Gallardón se cepilló a un director de Telemadrid por la emisión de un reportaje sobre el Norte en el que apreció poco entusiasmo por «la beligerancia y el compromiso». El hecho se nos antojó entonces fundamental. No ya porque delatara el escaso margen de maniobra de los medios públicos amarrados al poder, circunstancia que en los ámbitos nacionalistas alcanza el extremo al serle exigida militancia -o beligerancia a lo Rubianes con su «Puta España»- a cualquiera que aspire a existir civil y profesionalmente. Sino, sobre todo, porque evidenciaba que al poder le basta el pretexto de un supuesto interés de Estado o de una amenaza a la patria más o menos exagerada para domesticar el periodismo obligándole a entregarse como cauce de propaganda: la cadena Fox, comprometida y beligerante desde el 11-S.

En este sentido, hasta la investigación de los GAL habría quebrantado la beligerancia o mansedumbre patriótica, según los parámetros de Gallardón, argumento que por supuesto fue utilizado por quienes la desprestigiaron para intentar salir impunes.

Sujetos por definición los medios públicos, entregados a la propaganda por vocación los acólitos, y no del todo controlados los restantes pese a intentos de anulación como el CAC que incluyen hasta campañas de difamación personales, a Zetapé no le quedaba sino rescatar el pretexto del interés de Estado para tratar de motivar entre el periodismo una nueva acepción de beligerancia, esta vez con el proceso, esta vez a favor de ETA en vez de en contra, que pasa por aprender a guardar silencio. Justo ahora que llega ETA con su carta a los Reyes Magos y en su entorno cunde la euforia por la cercana victoria política, se trata de vaciar esa garita de vigilancia periodística que en diversas ocasiones ha tenido una función correctora que impuso al poder unos límites impensables en cualquier forma de totalitarismo. Y, por tanto, esenciales por pura higiene en cualquier democracia con madurez suficiente como para asumir la existencia de mecanismos de auto-control que a veces consistan en salvarla de sí misma saltándose si es preciso el empleo del patriotismo como coacción e invitación a la propaganda de tiempo de guerra. Se trata de eso. Y, para lograrlo, el Gobierno no ha recurrido esta vez a la polarización cavernaria. Ni ha enviado a Santiago Carrillo para que cumpla funciones de sicario urgente como Luca Brasi cuando le llamaba Vito Corleone. Esta vez ha levantado el banderín de enganche de un supuesto interés de Estado desde el cual, como cuando la investigación del GAL, resultará fácil estigmatizar como traidores a aquellos revoltosos que se atrevan a cuestionar la vinculación de los intereses concretos de un partido político con los de la patria.


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4.7.06

 

'Fachadística'

 

04-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

'Fachadística'

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Hay ministros que, por onerosos, resultan impagables. María Antonia Trujillo está, sin duda, entre ellos. Tras las famosas «soluciones habitacionales» del tamaño de un armario para albergar a una familia monoparental o minirreproducida, que no se han concretado mucho, su magín incansable alumbró otra idea genial: las keli finder, unas zapatillas que, a diferencia de otros calzados menos progresistas, permitían andar y andar y andar hasta el piso de tu vida encontrar. Al final, resultó que las keli finder tampoco eran capaces de encontrar una mísera solución habitacional más barata que las que se ofrecen a cualquiera, descalzo o calzado. ¿Iba por eso a callarse la ministra? Eso jamás. Antes muerta que sencilla. Tras diversos escarceos primaverales y algunas corvetas veraniegas, doña Trujillo está en guerra con el Colegio de Registradores a cuenta del aumento del precio de las soluciones habitacionales, que ese reducto de la más absurda tradición funcionarial se empeña en llamar vivienda. Ella dijo que la vivienda había subido este año un 12%, los registradores y la Sociedad de Tasación dijeron que no, que a ellos les constaba como mínimo un 16% y, naturalmente, ella no iba a bajarse del burro. Prepárate Platero, que viene la pitagorina extremeña.

La solución que ha encontrado doña Trujillo para tapar su mentirijilla estadística es eminentemente creativa, como suya, y consiste en el alumbramiento de una disciplina nueva que podríamos llamar fachadística y que se basa en la condición visual cuanto numeral, estética cuanto estadística de los letreros de Se vende y Se alquila que en las fachadas de toda España se ofrecen al que busca piso. Dice la ministra, haciendo amigos también en el Instituto Nacional de Estadística (INE), que la mejor estadística para asegurar que el precio de las viviendas bajará «está en las fachadas», donde ella ha observado esa multiplicación de la oferta. Y tras esa experiencia, va y concluye: «Es de manual: si sube la oferta tendrán que bajar los precios». Será del manual de socialismo de bellota, genuino pata negra, que frecuenta la ministra. Los que no tenemos la suerte de disfrutar de esas creaciones teóricas tan nutritivas veníamos conformándonos con algo más modesto. Por ejemplo: «Si sube la oferta bajarán los precios, siempre que no suba más la demanda». Con este estrambote tan poco imaginativo: «Si sube la oferta pero la demanda sube más, también subirán los precios». Es lo que gente sin keli finder viene llamando desde siempre la ley de la oferta y la demanda o economía de mercado. Así que la fachadística dirá lo que quiera, pero la estadística dice que si la construcción de viviendas en España ha superado las 800.000 anuales y los precios suben un 16% es porque la demanda sigue siendo mayor que la oferta. Y los precios seguirán subiendo.


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3.7.06

 

Gorrinos y cerdos

 

03-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

Gorrinos y cerdos

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Temo que de la escalofriante información publicada ayer por Angeles Escrivá en este periódico cale sobre todo en la opinión pública la forma en que los etarras llaman a los socialistas cuando éstos les piden negociaciones formales poco después del Pacto de Perpiñán y poco antes del 11-M, que es lo que realmente mete miedo. Pero la fórmula que aparece en las actas del terrorista-notario es curiosísima, medio popular y medio tecnocrática: «los gorrinos-PSOE». Si habrá tenido éxito que ayer ya pude leer en algún blog de internet explicaciones de filología comparada sobre el primer enigma que el simple enunciado del terminacho plantea: ¿por qué gorrinos y no cerdos? Según decía uno que, a mi juicio, se quiebra de sutil, los etarras les llaman «gorrinos» porque gorri en vascuence significa rojo y de eso van los socialistas, especialmente desde que Zapatero reclamó esa identificación cromática, execrada por la izquierda desde que perdió la Guerra Civil. Limitando a lo semántico su explicación, el bloguero concluía, no sin satisfacción, que los socialistas serían «cerdos rojos». Por supuesto, siguiendo ese tipo de argumentación unamuniana, podría deducirse que así los diferencian los etarras de los cerdos ibéricos o pata negra, que serían, naturalmente, los militantes del PP.

Pero los etarras hablan básicamente español, y por eso mismo me mosquea lo de «gorrinos». Si lo que se quiere es denigrar radicalmente a alguien se le llama «cerdo» y no «gorrino», que está casi al mismo nivel de «cochino», forma harto cariñosa en que las madres reprenden a sus criaturas por no observar los hábitos higiénicos deseables. Yo no recuerdo a ninguna madre llamando «cochino» a su hijo sin que al fondo del insulto apareciera, en lo vocal o en lo facial, una sonrisa. Algo parecido sucede con el término «marrano», que por ser animal y referido al cerdo, es denuesto venial y cordial. Antes de la guerra que perdieron los rojos, se contaba en la Rioja este curioso chiste verde: están dos novios pelando la pava, él se le queda mirando fijo a los ojos y ella le dice: «¿en qué estás pensando?»; «en lo mismo que tú», responde rápido él; a lo que ella contesta más rápidamente aún: «¡marrano!». Pero el tono, obviamente, no podía ser condenatorio sino cómplice y, en última instancia, mimosón. Claro que desconocemos si el etarra de las actas es un ente parlante popular o una víctima más de la decadencia del bachillerato, así que no hay forma de saber si lo de «gorrinos» está dicho en plan de condena o de perdón. ¿O sólo de forma descriptiva, por aquello de que del cerdo todo es aprovechable, y que de este PSOE piensan aprovechar hasta la última molécula gorrina? Yo, en todo caso, sin olvidar la aportación gorrinácea al Movimiento anti-ZP, me centraría en resolver el terrible enigma porcopolítico: la monstruosa cerdada del 11-M.


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