3.7.06

 

Gorrinos y cerdos

 

03-07-06



COMENTARIOS LIBERALES

Gorrinos y cerdos

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Temo que de la escalofriante información publicada ayer por Angeles Escrivá en este periódico cale sobre todo en la opinión pública la forma en que los etarras llaman a los socialistas cuando éstos les piden negociaciones formales poco después del Pacto de Perpiñán y poco antes del 11-M, que es lo que realmente mete miedo. Pero la fórmula que aparece en las actas del terrorista-notario es curiosísima, medio popular y medio tecnocrática: «los gorrinos-PSOE». Si habrá tenido éxito que ayer ya pude leer en algún blog de internet explicaciones de filología comparada sobre el primer enigma que el simple enunciado del terminacho plantea: ¿por qué gorrinos y no cerdos? Según decía uno que, a mi juicio, se quiebra de sutil, los etarras les llaman «gorrinos» porque gorri en vascuence significa rojo y de eso van los socialistas, especialmente desde que Zapatero reclamó esa identificación cromática, execrada por la izquierda desde que perdió la Guerra Civil. Limitando a lo semántico su explicación, el bloguero concluía, no sin satisfacción, que los socialistas serían «cerdos rojos». Por supuesto, siguiendo ese tipo de argumentación unamuniana, podría deducirse que así los diferencian los etarras de los cerdos ibéricos o pata negra, que serían, naturalmente, los militantes del PP.

Pero los etarras hablan básicamente español, y por eso mismo me mosquea lo de «gorrinos». Si lo que se quiere es denigrar radicalmente a alguien se le llama «cerdo» y no «gorrino», que está casi al mismo nivel de «cochino», forma harto cariñosa en que las madres reprenden a sus criaturas por no observar los hábitos higiénicos deseables. Yo no recuerdo a ninguna madre llamando «cochino» a su hijo sin que al fondo del insulto apareciera, en lo vocal o en lo facial, una sonrisa. Algo parecido sucede con el término «marrano», que por ser animal y referido al cerdo, es denuesto venial y cordial. Antes de la guerra que perdieron los rojos, se contaba en la Rioja este curioso chiste verde: están dos novios pelando la pava, él se le queda mirando fijo a los ojos y ella le dice: «¿en qué estás pensando?»; «en lo mismo que tú», responde rápido él; a lo que ella contesta más rápidamente aún: «¡marrano!». Pero el tono, obviamente, no podía ser condenatorio sino cómplice y, en última instancia, mimosón. Claro que desconocemos si el etarra de las actas es un ente parlante popular o una víctima más de la decadencia del bachillerato, así que no hay forma de saber si lo de «gorrinos» está dicho en plan de condena o de perdón. ¿O sólo de forma descriptiva, por aquello de que del cerdo todo es aprovechable, y que de este PSOE piensan aprovechar hasta la última molécula gorrina? Yo, en todo caso, sin olvidar la aportación gorrinácea al Movimiento anti-ZP, me centraría en resolver el terrible enigma porcopolítico: la monstruosa cerdada del 11-M.

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