26.6.06

 

Tanatorio 'El Oasis'

 

26-06-06


COMENTARIOS LIBERALES

Tanatorio 'El Oasis'


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

En los últimos tiempos de decadencia europea suele repetirse mucho esta frase, aproximadamente victoriana: «la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud». La sentencia es, sin duda, redomadamente hipócrita, y disimula la renuncia a los valores en favor de las apariencias, garantizando la continuidad de todo lo que manda mediante la corrupción de casi todo lo que venga. Pero retrata bien a una clase dirigente corrompida y corruptora -la británica u otra- para blindar sus viejos privilegios gracias a la renovación continua de miembros del club del Poder a través de un lioso proceso de admisión que obliga más a la sumisión a las reglas de la casta dirigente que a la prueba de mérito individual y social que enriquecería al conjunto.

La gran novela realista del siglo XIX, de Balzac a Galdós, muestra el ascenso social de la clase media e incluso de gente del arroyo hasta la aristocracia más empingorotada mediante dos fórmulas: la sumisión a las reglas del juego social y tener dinero abundante para engrasarlas. En el cine, quizás nadie lo retrata mejor que Rett Butler en Lo que el viento se llevó cuando cultiva a las cacatúas socialmente decisivas para que algún día su hijita forme parte de esa alta sociedad que él desprecia pero a la que reconoce su poder. La hipocresía, pues, sería la prolongación artificiosa del valor de ayer mediante el arribismo canalla de hoy.

Hay algo peor: que no sea una clase social la que renueve los fundamentos de su poder degradándolos, sino que toda una sociedad se humille ante unas reglas de juego cuya razón de ser hace tiempo que desapareció para convertirse en un mecanismo ciego de adaptación tribal. En tales casos, además de tener la seguridad de que esa sociedad está muerta y corrompida, asistimos a espectáculos tan sórdidos como el de la casta dirigente de Cataluña en torno al tanatorio político de Maragall. Todas las fuerzas vivas, es decir, momificadas, del Oasis han acudido para presentar sus respetos a un difunto al que jamás respetaron. Y en el elogio han rivalizado no sólo sus rivales convertidos en herederos -CiU-, sino sus verdugos -PSC-PSOE- y sus víctimas, es decir, el PPC. Sin duda, Artur Mas tiene motivos para fingir pena ante quien le birló la Presidencia de la Generalidad y ahora se la devuelve con el 3% TAE. Montilla debe elogiar a quien acaba de apuñalar con la ayuda de Zapatero. ¿Pero por qué se suma también Piqué al gorigori de Maragalll? Presidió el tripartito basado en el pacto del Tinell, que convertía al PP en un partido apestado con el que no se podía pactar. En el reciente referéndum, Maragall ha violado descaradamente la Ley Electoral y no ha impedido la violencia contra el PP, aplicación totalmente lógica del Pacto del Tinell. Piqué es como un judío apenado ante la tumba de Hitler: ¡Al fin y al cabo era un ser humano! ¡Y como nosotros: un alemán!

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