23.6.04
La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M
23-06-04
11-M LA INVESTIGACION / Ese artefacto fue la clave para localizar a los autores de los atentados / Los expertos en desactivación de explosivos sospechan que no estalló porque sufrió desperfectos al ser colocado en el tren
La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M
Los expertos creen que la presión sobre la junta de los cables que unían el teléfono móvil al detonador pudo provocar una mala conexión que evitó que estallara el 11-M - Sin embargo, cuando los 'tedax' la probaron, el mecanismo funcionó perfectamente en siete ocasiones
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- Si un agente de los Tedax no se hubiera jugado la vida en la madrugada del 12 de marzo, la bomba encontrada en la estación de El Pozo, en Madrid, hubiera hecho explosión a las 7.40 de esa misma mañana.(.../...)
Como pone de manifiesto el auto emitido por el juez Juan del Olmo el pasado 18 de junio, los expertos en desactivación de explosivos realizaron en los días posteriores a los atentados hasta siete pruebas con el teléfono móvil hallado en la bolsa de deportes de color azul en la que había 10,12 kilos de dinamita y más de 600 gramos de metralla. En las siete ocasiones, saltó el despertador a la hora fijada y se produjo la consiguiente explosión del detonador.
Las pruebas se realizaron en las mismas condiciones en las que estaba montado el artefacto. La batería del teléfono estaba cargada y, en tanto no se hubiera desactivado la alarma, el sistema se habría vuelto a poner en marcha a la misma hora a la que estaba programada. Es decir, a las 7.40 de la mañana.
Hay que tener en cuenta que el agente de los Tedax que desmontó la bomba con sus propias manos concluyó su trabajo sobre las 4.30 horas de la madrugada, tres horas y 10 minutos antes de la hora fijada para la explosión.
La conclusión a la que llegaron los expertos en desactivación tras las pruebas realizadas es que, sin ninguna duda, la bomba hubiera hecho explosión 24 horas después de la masacre del 11 de marzo.
Como relata el juez en su auto, fue la titular del juzgado de Instrucción número 49 de Madrid, Josefa Bustos Manjón, quien dio la orden, tras el levantamiento de cadáveres en la estación de El Pozo, de trasladar todos los efectos encontrados en dicho lugar hasta la comisaría de Puente de Vallecas.
Contrariamente a lo que se pensaba, la bolsa azul no viajó desde el pabellón 6 de Ifema a la comisaría, sino que fue directamente desde la estación hasta las dependencias policiales. En la jornada del día 11, en la que estallaron un total de 10 bombas, los Tedax llevaron a cabo la explosión controlada de otros dos artefactos encontrados en una bolsa y una mochila, pero que también habían fallado. Los Tedax los explosionaron al no poder desactivarlos.
Por tanto, fue la acción personal de uno de los agentes de dicho cuerpo la que produjo el punto de inflexión en la investigación sobre los autores de la matanza. Tras la desactivación de la bomba, se obtuvo la pieza fundamental que ha llevado a desentrañar algunos de los misterios que se escondían tras los atentados.La tarjeta del teléfono móvil ha sido la vía a través de la cual se ha podido localizar a los presuntos asesinos. La pregunta que aún está por contestar es por qué esa bomba no estalló el día 11 de marzo.
«Confección artesanal»
El juez se remite para responder a este interrogante al informe pericial emitido por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos, en el que se apunta a la «confección artesanal» del mismo para explicar por qué no hizo explosión. Sin embargo, con esa misma confección rudimentaria, el sistema funcionó a la perfección en las siete ocasiones en las que se puso a prueba.
Según los expertos consultados, «para buscar una causa a esa anomalía hay que fijarse en cómo estaba confeccionada la bomba».El sistema era extremadamente sencillo y tenía poco que ver con la forma en la que otras bandas terroristas, como por ejemplo ETA, fabrican sus artefactos explosivos. No había ningún tipo de sistema de retardo, ningún elemento supletorio de seguridad, ni, por supuesto, ninguna trampa preparada para activar el mecanismo si se intentaba su desactivación.
Los terroristas habían soldado dos cables al vibrador del teléfono, de tal forma que, al sonar la alarma, se transmitiera a través de ellos una descarga eléctrica capaz de activar el detonador que, por simpatía, haría estallar la dinamita Goma 2 Eco, amasada y convertida en un bloque gelatinoso.
Los dos cables que salían de uno de los laterales del teléfono móvil y que tenían una longitud aproximada de dos metros fueron empalmados a los dos cables (o rabizas) que salen del detonador y que tienen a su vez otros dos metros de longitud.
La hipótesis más plausible que manejan los expertos es que, al tratar de meter la bolsa de deportes bajo uno de los asientos o en el maletero de algún vagón, se presionara una de las juntas de los cables, lo que pudo provocar una derivación o un corte en la circulación de la energía eléctrica que, finalmente, no llegó (o lo hizo sin la suficiente intensidad) a provocar el estallido del detonador.
Sin embargo, lo que todavía no se sabe con certeza es si fue una causa técnica la que evitó que la bomba hiciera explosión el 11-M o si los terroristas planearon que estallara un día después y a la misma hora. De haber sido así, el artefacto no habría viajado en los trenes de la muerte, sino que habría sido colocada con posterioridad en la estación de El Pozo. Los expertos consideran esta hipótesis como poco probable.
La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M
Los expertos creen que la presión sobre la junta de los cables que unían el teléfono móvil al detonador pudo provocar una mala conexión que evitó que estallara el 11-M - Sin embargo, cuando los 'tedax' la probaron, el mecanismo funcionó perfectamente en siete ocasiones
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- Si un agente de los Tedax no se hubiera jugado la vida en la madrugada del 12 de marzo, la bomba encontrada en la estación de El Pozo, en Madrid, hubiera hecho explosión a las 7.40 de esa misma mañana.(.../...)
Como pone de manifiesto el auto emitido por el juez Juan del Olmo el pasado 18 de junio, los expertos en desactivación de explosivos realizaron en los días posteriores a los atentados hasta siete pruebas con el teléfono móvil hallado en la bolsa de deportes de color azul en la que había 10,12 kilos de dinamita y más de 600 gramos de metralla. En las siete ocasiones, saltó el despertador a la hora fijada y se produjo la consiguiente explosión del detonador.
Las pruebas se realizaron en las mismas condiciones en las que estaba montado el artefacto. La batería del teléfono estaba cargada y, en tanto no se hubiera desactivado la alarma, el sistema se habría vuelto a poner en marcha a la misma hora a la que estaba programada. Es decir, a las 7.40 de la mañana.
Hay que tener en cuenta que el agente de los Tedax que desmontó la bomba con sus propias manos concluyó su trabajo sobre las 4.30 horas de la madrugada, tres horas y 10 minutos antes de la hora fijada para la explosión.
La conclusión a la que llegaron los expertos en desactivación tras las pruebas realizadas es que, sin ninguna duda, la bomba hubiera hecho explosión 24 horas después de la masacre del 11 de marzo.
Como relata el juez en su auto, fue la titular del juzgado de Instrucción número 49 de Madrid, Josefa Bustos Manjón, quien dio la orden, tras el levantamiento de cadáveres en la estación de El Pozo, de trasladar todos los efectos encontrados en dicho lugar hasta la comisaría de Puente de Vallecas.
Contrariamente a lo que se pensaba, la bolsa azul no viajó desde el pabellón 6 de Ifema a la comisaría, sino que fue directamente desde la estación hasta las dependencias policiales. En la jornada del día 11, en la que estallaron un total de 10 bombas, los Tedax llevaron a cabo la explosión controlada de otros dos artefactos encontrados en una bolsa y una mochila, pero que también habían fallado. Los Tedax los explosionaron al no poder desactivarlos.
Por tanto, fue la acción personal de uno de los agentes de dicho cuerpo la que produjo el punto de inflexión en la investigación sobre los autores de la matanza. Tras la desactivación de la bomba, se obtuvo la pieza fundamental que ha llevado a desentrañar algunos de los misterios que se escondían tras los atentados.La tarjeta del teléfono móvil ha sido la vía a través de la cual se ha podido localizar a los presuntos asesinos. La pregunta que aún está por contestar es por qué esa bomba no estalló el día 11 de marzo.
«Confección artesanal»
El juez se remite para responder a este interrogante al informe pericial emitido por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos, en el que se apunta a la «confección artesanal» del mismo para explicar por qué no hizo explosión. Sin embargo, con esa misma confección rudimentaria, el sistema funcionó a la perfección en las siete ocasiones en las que se puso a prueba.
Según los expertos consultados, «para buscar una causa a esa anomalía hay que fijarse en cómo estaba confeccionada la bomba».El sistema era extremadamente sencillo y tenía poco que ver con la forma en la que otras bandas terroristas, como por ejemplo ETA, fabrican sus artefactos explosivos. No había ningún tipo de sistema de retardo, ningún elemento supletorio de seguridad, ni, por supuesto, ninguna trampa preparada para activar el mecanismo si se intentaba su desactivación.
Los terroristas habían soldado dos cables al vibrador del teléfono, de tal forma que, al sonar la alarma, se transmitiera a través de ellos una descarga eléctrica capaz de activar el detonador que, por simpatía, haría estallar la dinamita Goma 2 Eco, amasada y convertida en un bloque gelatinoso.
Los dos cables que salían de uno de los laterales del teléfono móvil y que tenían una longitud aproximada de dos metros fueron empalmados a los dos cables (o rabizas) que salen del detonador y que tienen a su vez otros dos metros de longitud.
La hipótesis más plausible que manejan los expertos es que, al tratar de meter la bolsa de deportes bajo uno de los asientos o en el maletero de algún vagón, se presionara una de las juntas de los cables, lo que pudo provocar una derivación o un corte en la circulación de la energía eléctrica que, finalmente, no llegó (o lo hizo sin la suficiente intensidad) a provocar el estallido del detonador.
Sin embargo, lo que todavía no se sabe con certeza es si fue una causa técnica la que evitó que la bomba hiciera explosión el 11-M o si los terroristas planearon que estallara un día después y a la misma hora. De haber sido así, el artefacto no habría viajado en los trenes de la muerte, sino que habría sido colocada con posterioridad en la estación de El Pozo. Los expertos consideran esta hipótesis como poco probable.