15.7.04
ZOUHIER DICE ANTE EL JUZGADO LO QUE AHORA DEBE OIR LA COMISION
15-07-04
EDITORIAL
ZOUHIER DICE ANTE EL JUZGADO LO QUE AHORA DEBE OIR LA COMISION
Rafá Zouhier pasó ayer como una ráfaga ante la marea de periodistas que le aguardaban a la entrada del juzgado de Valdemoro, pero esos segundos bastaron y sobraron para demostrar hasta qué punto es absolutamente imprescindible su comparecencia ante la Comisión del 11-M. En primer lugar, porque el confidente de la UCO ratificó la información que en su día remitió por carta a este periódico de que, estando en la cárcel, sus controladores le presionaron para que bajo ninguna circunstancia revelara nada sobre la trama de los explosivos. También declaró ayer a la juez que recibió amenazas telefónicas a través de otro confidente. Estamos, pues, ante la primera denuncia formal de que personas teóricamente encargadas de velar por la seguridad ciudadana coaccionaron a un imputado por el 11-M ante las mismísimas narices y con la probable complicidad de las autoridades penitenciaras. Acusación de suma gravedad -incluida también en una misiva a Paulino Rivero divulgada ayer- que el Ministerio del Interior y la propia Dirección General Penitenciaria intentaron desacreditar con su falaz desmentido sobre las fechas.
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Pero más inquietante aún que la sospecha, cada vez más avalada, de que miembros de la UCO amenazaron a Zouhier es la acusación que el marroquí lanzó a su salida del juzgado. Interrogado por un periodista sobre si había avisado de los atentados del 11-M, afirmó categóricamente: «Sí, avisé y no me han hecho caso». Tanto si se interpretan literalmente -es decir, que alertó específicamente a la UCO de la preparación de la masacre- como si se entienden como una ratificación de lo publicado por EL MUNDO, las palabras de Zouhier añaden otro argumento contundente para que él y toda la jerarquía de la UCO comparezcan de inmediato ante la Comisión.¿O es que a sus señorías no les parece relevante para la investigación que Zouhier advirtiera en reiteradas ocasiones a miembros de la UCO sobre la existencia en Avilés de una trama dedicada al tráfico de explosivos y que dicha unidad no hiciera nada para desbaratarla? La actitud del PSOE, que insiste en bloquear la comparecencia de los confidentes, es injustificable, toda vez que está demostrado que Zouhier incluso llegó a entregar a sus controladores una muestra de la dinamita que vendían Toro y Suárez Trashorras, quien está en la cárcel acusado de proporcionar los explosivos al comando de Leganés.
Al lado de lo que podrían aportar personas como Zouhier o Suárez Trashorras a la investigación de la autoría de la matanza de Madrid, las comparecencias de ayer resultan muy poco relevantes.¿De qué sirve descubrir si fue Díaz Pintado o por el contrario Cuadro Jaén quien cometió el desafortunado error de sustituir el genérico dinamita por el significativo Titadine? Tampoco parece particularmente útil para esclarecer quién y con qué complicidades organizó el 11-M el revuelo causado a raíz de la burda filtración y posterior manipulación por parte de los medios gubernamentales de algunos documentos del CNI. Como bien apuntaba ayer la oposición, la única forma de acabar con la utilización sectaria de los papeles del 11-M es una desclasificación completa de todos aquellos que puedan ayudar a esclarecer la verdad. Y eso incluye informes como el publicado ayer por este diario, cuya interesada ocultación López Garrido ha intentado hacer pasar como una decisión prudente tomada en aras de la seguridad nacional. La misma coartada utilizada en su día para mantener bajo llave los papeles del Cesid sobre los GAL.