17.4.06
"Sapere aude!"
17-04-06
COMENTARIOS LIBERALES
'Sapere aude!'
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
Lo mejor que ha hecho este periódico desde su nacimiento es la investigación del 11-M, aunque haya otras hazañas más recordadas. A mi juicio, la más importante, por encima incluso del terrorismo gubernamental de los GAL, fue la investigación y denuncia de la corrupción generalizada en los últimos gobiernos de González. Sí, aquél o aquéllos (con Belloch todo era esquizoide y bifronte) cuyo ministro portavoz era (es) Rubalcaba, el héroe del 13-M, la prueba viviente de que todo, hasta la corrupción, puede empeorar.Pero lo del 11-M nace del afán de unos pocos de saber la verdad, y cuando se lleva ya tiempo en este escrutinio de la realidad pocas veces donoso, buscar la verdad, caiga quien caiga, y que se publique resulta milagroso. ¡Atrévete a saber! Sapere aude!
Curiosamente, es más difícil atreverse a saber lo sucedido en el pasado reciente una vez mitificado que en el presente inmediato, por confundido que esté. De ello es prueba el editorial publicado por nuestro periódico el 14 de Abril, La II República, sin maniqueísmos ni prejuicios, que, sin embargo, cae en el maniqueísmo de que todos los españoles fueron igualmente culpables de aquel sangriento fracaso y en el prejuicio de imponer el buenismo equidistante de hoy sobre los datos objetivos del ayer. Lo critico a modo de autocrítica, porque en él reconozco el mismo impulso, relativamente noble y totalmente errado que me llevó en la década de los 80 al estudio y divulgación de Azaña, desde las antologías de ensayos y discursos hasta el ensayo sobre su muerte. Hacía falta una izquierda nacional histórica como referente de legitimidad para un PSOE vacilante o ayuno de una idea de España. Y como hacía falta, la inventamos. La idea era buena; el propósito, superior.Pero, ay, prescindimos demasiado de la verdad.
Dice el editorial: «la República construyó miles de escuelas a lo largo de todo el país, defendió los derechos civiles, proclamó la igualdad de la mujer, hizo una reforma agraria para luchar contra el latifundismo e incluso puso en marcha una razonable modernización del Ejército, rechazada por causas corporativas».Esto último es falso. Lo penúltimo, una verdad tan a medias que no es verdad. El voto femenino comenzó a ser legal en la dictadura de Primo de Rivera. En plenitud, ya en la República, fue apoyado por la derecha y combatido, con Margarita Nelken y Victoria Kent a la cabeza, por socialistas y republicanos, que echaron de la política a su heroína, Clara Campoamor.
Los derechos civiles sólo existieron para los republicanos desde la Ley de Defensa de la República, que cerró más de 100 periódicos de derechas. En fin, la República destruyó, por sectarismo anticatólico, más escuelas de las que luego creó. Aude¡ Sapere aude!
Curiosamente, es más difícil atreverse a saber lo sucedido en el pasado reciente una vez mitificado que en el presente inmediato, por confundido que esté. De ello es prueba el editorial publicado por nuestro periódico el 14 de Abril, La II República, sin maniqueísmos ni prejuicios, que, sin embargo, cae en el maniqueísmo de que todos los españoles fueron igualmente culpables de aquel sangriento fracaso y en el prejuicio de imponer el buenismo equidistante de hoy sobre los datos objetivos del ayer. Lo critico a modo de autocrítica, porque en él reconozco el mismo impulso, relativamente noble y totalmente errado que me llevó en la década de los 80 al estudio y divulgación de Azaña, desde las antologías de ensayos y discursos hasta el ensayo sobre su muerte. Hacía falta una izquierda nacional histórica como referente de legitimidad para un PSOE vacilante o ayuno de una idea de España. Y como hacía falta, la inventamos. La idea era buena; el propósito, superior.Pero, ay, prescindimos demasiado de la verdad.
Dice el editorial: «la República construyó miles de escuelas a lo largo de todo el país, defendió los derechos civiles, proclamó la igualdad de la mujer, hizo una reforma agraria para luchar contra el latifundismo e incluso puso en marcha una razonable modernización del Ejército, rechazada por causas corporativas».Esto último es falso. Lo penúltimo, una verdad tan a medias que no es verdad. El voto femenino comenzó a ser legal en la dictadura de Primo de Rivera. En plenitud, ya en la República, fue apoyado por la derecha y combatido, con Margarita Nelken y Victoria Kent a la cabeza, por socialistas y republicanos, que echaron de la política a su heroína, Clara Campoamor.
Los derechos civiles sólo existieron para los republicanos desde la Ley de Defensa de la República, que cerró más de 100 periódicos de derechas. En fin, la República destruyó, por sectarismo anticatólico, más escuelas de las que luego creó. Aude¡ Sapere aude!