9.5.06
Bono ya no está
09-05-06
COMENTARIOS LIBERALES
Bono ya no está
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
La sentencia de tres a cinco años de cárcel contra los policías del Gobierno de Zapatero que detuvieron ilegalmente, en el más típico estilo chequista, a dos militantes del PP por la inventada agresión a Bono resulta más ejemplar, pero también más triste porque Bono, cuyo orgullo vulnerado trataba de lisonjear la infame actuación de esos agentes de Orden Público, ya no está. Sin el que fue ministro de Defensa en la hornacina de las ofrendas humanas, la condición despiadada y estúpida de esta delictiva actuación funcionarial queda aún más en evidencia. El atropello al Estado de Derecho, la ofensa a las personas, el desprecio por la Ley, la ética y hasta la estética que debe regir cualquier actuación policial resultan más descarnadas, más sórdidas, más feas, más indefendibles.
No me asombra pero me espanta que un sindicato policial salga ahora diciendo que la sentencia es injusta, arbitraria y politizada.Lo de injusta es opinable. Lo de arbitraria, discutible. Ahora bien, lo de politizada es una ofensa, al sentido común y, por supuesto, a la función pública como hecho necesario y forzosamente legal. Si castigar las detenciones ilegales es un acto político condenable, que eso parece inferirse de la nota del SUP, habrá que pensar en disolver la Administración de Justicia o en disolver la Policía, puesto que la Ley y la Fuerza se muestran incompatibles.Más fácil disolver la Policía, obviamente. Además, sin control judicial, sin respeto por la Ley, sin los controles de todo régimen liberal democrático, la Policía no es Policía. Serán chequistas, escuadrones de la muerte, rambos clandestinos o comisarios de extranjis; policías, no.
Otro día hablaremos de la claque de la Banda de la Porra Progre (BPP), que jaleó las detenciones por unos hechos totalmente inventados a mayor gloria de Bono. Lo que hoy resulta urgente es que el que en la sentencia aparece como numen político de la fechoría policial, el Delegado del Gobierno en Madrid y perito en contabilidad de manifestantes, Constantino Méndez, no sea la única víctima política de un escandalazo como no padecía la Policía española desde los tiempos de Amedo y el GAL. El 24 de enero, Méndez anunció que calculaba que «pronto habría identificaciones y detenciones porque había suficientes indicios en la investigación policial».Pues bien, según la precitada sentencia, eso «no respondía a la realidad, pues la investigación policial en la tarde del día 24-1-05 no reflejaba ni agresiones al señor ministro, ni identificaciones de clase alguna de participantes en los incidentes». El superior de Constantino, Alonso y el propio Bono deben asumir sus responsabilidades en este abuso de poder.
Mientras tanto, sea bienvenida la primera condena de la Policía política de Zapatero. No será la última.
No me asombra pero me espanta que un sindicato policial salga ahora diciendo que la sentencia es injusta, arbitraria y politizada.Lo de injusta es opinable. Lo de arbitraria, discutible. Ahora bien, lo de politizada es una ofensa, al sentido común y, por supuesto, a la función pública como hecho necesario y forzosamente legal. Si castigar las detenciones ilegales es un acto político condenable, que eso parece inferirse de la nota del SUP, habrá que pensar en disolver la Administración de Justicia o en disolver la Policía, puesto que la Ley y la Fuerza se muestran incompatibles.Más fácil disolver la Policía, obviamente. Además, sin control judicial, sin respeto por la Ley, sin los controles de todo régimen liberal democrático, la Policía no es Policía. Serán chequistas, escuadrones de la muerte, rambos clandestinos o comisarios de extranjis; policías, no.
Otro día hablaremos de la claque de la Banda de la Porra Progre (BPP), que jaleó las detenciones por unos hechos totalmente inventados a mayor gloria de Bono. Lo que hoy resulta urgente es que el que en la sentencia aparece como numen político de la fechoría policial, el Delegado del Gobierno en Madrid y perito en contabilidad de manifestantes, Constantino Méndez, no sea la única víctima política de un escandalazo como no padecía la Policía española desde los tiempos de Amedo y el GAL. El 24 de enero, Méndez anunció que calculaba que «pronto habría identificaciones y detenciones porque había suficientes indicios en la investigación policial».Pues bien, según la precitada sentencia, eso «no respondía a la realidad, pues la investigación policial en la tarde del día 24-1-05 no reflejaba ni agresiones al señor ministro, ni identificaciones de clase alguna de participantes en los incidentes». El superior de Constantino, Alonso y el propio Bono deben asumir sus responsabilidades en este abuso de poder.
Mientras tanto, sea bienvenida la primera condena de la Policía política de Zapatero. No será la última.