10.5.06
La claque de la Porra
10-05-06
COMENTARIOS LIBERALES
La claque de la Porra
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
No hay piquete informativo comparable a un medio de comunicación.Ni para bien ni para mal. Por eso tiene tanta importancia que en esta vuelta acelerada a los tiempos del GAL (no en balde ya hay quien llama GAL-2 a la banda de sembradores de pruebas falsas en el sumario del juez Del Olmo) prestemos atención al comportamiento de los piquetes mediáticos del galismo gubernamental, más conocidos como Comando Rubalcaba. En aquellos primeros años 90 de la corrupción felipista al por mayor y de la ética ciudadana al por menor, la mayoría de periodistas y medios de comunicación calló como si de un difunto egipcio se tratara. Hoy, hasta los libros de Historia empiezan a reconocer la formidable tarea desempañada entonces por algunos medios, muy especialmente de EL MUNDO (y, mientras duró, Diario 16) con el respaldo casi en solitario de la Cope. Sin embargo, se olvida que buena parte de los medios enmudeció como momia putanesca o sólo levantó la voz para defender abierta o solapadamente a los delincuentes y criminales progresistas, que para eso el Gobierno era de izquierdas.
Y eso que en aquel tiempo, el PCE de Anguita no era, como el de hoy, mero apéndice rubalcabiano. Tal vez por eso López Garrido, que se esfuerza en que olvidemos su ayer y sólo consigue que recordemos el talento maligno de su predecesor, ha producido una explicación típicamente gálica sobre la condena judicial a los policías chequistas del caso Bono. Entonces decían los socialistas: «Nosotros no hemos sido»; y lo estropeaban añadiendo, «pero hay que entender el contexto de aquellos años». Si no habían sido, holgaban explicaciones. Si se explicaban, es que sí habían sido. Parodiando aquel ayer, dice López Garrido: «Ha quedado claro que nadie es detenido en España por pertenecer a un partido político». Y añade: «Los policías no cometieron delito alguno».Una de dos: o han cometido un gravísimo delito y se les condena porque en España no se puede detener a nadie por pertenecer a un partido político, o no han cometido delito alguno y, por tanto, se puede detener a un ciudadano sin hacer nada. Sólo por ser del PP.
Pero lo siniestro ayer y hoy es la claque de esta banda de la porra del socialismo real, los agradaores del progresismo sectario que adornan los desplantes chulescos de sus políticos con bromitas antiperiodísticas. La siniestra campaña de difamación, vía ridiculización, de quienes han descubierto la trama de pruebas falsas en el sumario del 11-M es idéntica a la que perpetraba la misma hez plumiférica y gálica contra Miralles o Pedro Jota. Instalados en el «ni hay pruebas ni las habrá», se les heló la risa cuando aparecieron.
Ahora, con pruebas de sobra, también ríen huecamente. Como calaveras.
Y eso que en aquel tiempo, el PCE de Anguita no era, como el de hoy, mero apéndice rubalcabiano. Tal vez por eso López Garrido, que se esfuerza en que olvidemos su ayer y sólo consigue que recordemos el talento maligno de su predecesor, ha producido una explicación típicamente gálica sobre la condena judicial a los policías chequistas del caso Bono. Entonces decían los socialistas: «Nosotros no hemos sido»; y lo estropeaban añadiendo, «pero hay que entender el contexto de aquellos años». Si no habían sido, holgaban explicaciones. Si se explicaban, es que sí habían sido. Parodiando aquel ayer, dice López Garrido: «Ha quedado claro que nadie es detenido en España por pertenecer a un partido político». Y añade: «Los policías no cometieron delito alguno».Una de dos: o han cometido un gravísimo delito y se les condena porque en España no se puede detener a nadie por pertenecer a un partido político, o no han cometido delito alguno y, por tanto, se puede detener a un ciudadano sin hacer nada. Sólo por ser del PP.
Pero lo siniestro ayer y hoy es la claque de esta banda de la porra del socialismo real, los agradaores del progresismo sectario que adornan los desplantes chulescos de sus políticos con bromitas antiperiodísticas. La siniestra campaña de difamación, vía ridiculización, de quienes han descubierto la trama de pruebas falsas en el sumario del 11-M es idéntica a la que perpetraba la misma hez plumiférica y gálica contra Miralles o Pedro Jota. Instalados en el «ni hay pruebas ni las habrá», se les heló la risa cuando aparecieron.
Ahora, con pruebas de sobra, también ríen huecamente. Como calaveras.