28.2.07

 

Parias entre parias

 

28-02-07



COMENTARIOS LIBERALES

Parias entre parias


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Es casi un lugar común, aceptado por propios y extraños, que los medios de comunicación exclusiva y excluyentemente catalanes informan poco y mal de lo que sucede allí cuando puede vulnerar el delicado equilibrio de Matrixlunya, ente rarísimo, curiosa adaptación de costumbres palermitanas -empezando por la omertá- al atroz nacionalismo que padece la ciudadanía menos rebañega. Pero tampoco los medios españoles informamos lo suficiente sobre Cataluña y sobre esas iniciativas cívicas que rompen la uniformidad cuatribarrada y muestran que no todos renuncian a decir en alto que el 'Rey Ubú' está desnudo.

Nos lo ha reprochado Girauta en Libertad Digital, en su artículo Los parias de los parias. Y es cierto. Si a las víctimas del terrorismo, por la «cobarde y ruin» política del Gobierno con ETA, las ha convertido el PRISOE en parias de la democracia, apestados del Estado de Derecho y víctimas propiciatorias del proceso antinacional, aún más parias, más pobres entre los pobres y marginados entre los marginados son esos ciudadanos que en Cataluña se manifiestan una y otra y otra vez en la Plaza de San Jaime, llenando de banderas españolas el famoso recinto y poniendo, no una vez, sino dos, el himno nacional para clausurar el acto, por aclamación popular y porque mucho apetece aquello cuya ausencia se padece.

Nadie ha contado que, al mismo tiempo que la celebrada en Madrid, hubo una concentración gemela en Barcelona. Tampoco yo he comentado que si en Madrid faltó -y se retrató- Gallardón, en Barcelona faltaron -y se retrataron- todos los políticos, todos, del PP y de Ciudadanos, ausencia ésta que subraya Girauta como particularmente dolorosa. Nada duele más que la traición de los nuestros.

Una rata bípeda provocó a los concentrados gritando «¡Gora De Juana!», uno de esos gritos catalanísimos y de honda raigambre barcelonesa que muestran diariamente hasta qué punto la capital del separatismo y del odio a España sigue siendo Perpiñán, pero la multitud que llenaba la plaza despreció a la roedora. Todo fue -las fotos están en internet- brillante y melancólico, emotivo y heroico, normal dentro de la anormalidad, una rareza extravagante de extranjeros en su propio país y, sí, de parias entre los parias. Pero aunque intocables, silenciados e innombrables, existen, y ahí están.

Boicoteados en Barcelona, ignorados en Madrid, pero llenando de banderas españolas la Plaza de San Jaime y escuchando dos veces el himno nacional porque una sola vez no les basta para limpiar el cerumen diario que vierten las calderas de Matriz en sus oídos, empeñados en no ser simplemente orejas. Admirable y emocionante fue el acto de la AVT en el centro de Madrid. Más admirable aún, si cabe, el de nuestros conciudadanos y compatriotas en el centro de Barcelona. ¡Eso sí que es «rebelión cívica»! ¡Y nosotros, sin enterarnos!

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