6.6.06
La carta
6-06-06
COMENTARIOS LIBERALES
La carta
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Hay veces en que un documento es más elocuente que cualquier argumentación.La carta que la madre de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, le dirigió a Patxi López hace un año, es una de ellas. Está maravillosamente escrita, pero es lo de menos. Lo de más es que en ella, desde el dolor, se anuncia la traición de Zapatero y López a los asesinados por ETA del propio PSOE. Lo peor es que esa traición se veía venir.
«La defensa de la vida y de la libertad y de la dignidad es más importante que el poder o que el interés del Partido Socialista.(...) Ahora estamos en el año 2005 y yo todavía tengo voz, y no callaré, pero ahora hay muchos ciegos en España y creo que serán ciegos y mudos ante nosotros. Hay muchos ciegos que serán leales a lo que hagáis, aunque nos traicionéis, porque sólo ven las siglas y éste es el país de Caín y Abel, de unos contra otros, de la política que parece tantas veces un partido de unos forofos contra otros forofos. Y sí, los hinchas que escriben de vuestro lado dirán lo que vosotros no diréis en voz alta, que es lo que ya nos han dicho los nacionalistas: que estamos manipulados por el Partido Popular y por nuestro dolor, y que deberíamos estar callados cuando nos den un abrazo y un homenaje.
Ay, Patxi, ya sé que no me enseñarás los lugares donde estuve refugiada. Tú me dijiste que mi vida había sido triste. Fui una refugiada de guerra miserablemente pobre, crecí como la hija de un rojo represaliado, no pude votar hasta los 44 años. Y después vino el calvario de nueve años de ver sufrir a mi hijo, que veía llegar su propio asesinato. Se jugó la vida por defender la libertad, no por lo que parece que viene de vuestra mano, eso que pomposamente se anuncia como un proceso de paz.
Porque, Patxi , ahora veo que, efectivamente, has puesto en un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro el poder y el interés del partido, y que te has reunido con EHAK. Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes.¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!».
Yo no sé con qué cara se mirará al espejo Patxi López o se disculpará a sí mismo Zapatero al releer esta carta. Lo que sí sé es que cuando fracase la rendición ante ETA, porque la rendición ante un enemigo tan pequeño y tan vil acabará fracasando, no tendrán sitio donde esconderse ni excusas para disculpar tanta ignominia.Vivimos el fin de la democracia en España, liquidada por su propio Gobierno, pero también la constatación de la dignidad de los españoles no ha muerto del todo. Una simple carta lo demuestra.
«La defensa de la vida y de la libertad y de la dignidad es más importante que el poder o que el interés del Partido Socialista.(...) Ahora estamos en el año 2005 y yo todavía tengo voz, y no callaré, pero ahora hay muchos ciegos en España y creo que serán ciegos y mudos ante nosotros. Hay muchos ciegos que serán leales a lo que hagáis, aunque nos traicionéis, porque sólo ven las siglas y éste es el país de Caín y Abel, de unos contra otros, de la política que parece tantas veces un partido de unos forofos contra otros forofos. Y sí, los hinchas que escriben de vuestro lado dirán lo que vosotros no diréis en voz alta, que es lo que ya nos han dicho los nacionalistas: que estamos manipulados por el Partido Popular y por nuestro dolor, y que deberíamos estar callados cuando nos den un abrazo y un homenaje.
Ay, Patxi, ya sé que no me enseñarás los lugares donde estuve refugiada. Tú me dijiste que mi vida había sido triste. Fui una refugiada de guerra miserablemente pobre, crecí como la hija de un rojo represaliado, no pude votar hasta los 44 años. Y después vino el calvario de nueve años de ver sufrir a mi hijo, que veía llegar su propio asesinato. Se jugó la vida por defender la libertad, no por lo que parece que viene de vuestra mano, eso que pomposamente se anuncia como un proceso de paz.
Porque, Patxi , ahora veo que, efectivamente, has puesto en un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro el poder y el interés del partido, y que te has reunido con EHAK. Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes.¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!».
Yo no sé con qué cara se mirará al espejo Patxi López o se disculpará a sí mismo Zapatero al releer esta carta. Lo que sí sé es que cuando fracase la rendición ante ETA, porque la rendición ante un enemigo tan pequeño y tan vil acabará fracasando, no tendrán sitio donde esconderse ni excusas para disculpar tanta ignominia.Vivimos el fin de la democracia en España, liquidada por su propio Gobierno, pero también la constatación de la dignidad de los españoles no ha muerto del todo. Una simple carta lo demuestra.