1.6.06
Putinadas
1-06-06
COMENTARIOS LIBERALES
Putinadas
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
En la Rusia de Putin hacen tales putinadas que dejan en mantillas a las de los zares con quienes se compara al régimen putinesco y hasta a las de los zares rojos, léase comunistas, a los que sirvió Putin como pistolero, y que dejaron las fechorías del zar, la zarina y el zarévitch a la altura del betún de las botas rotas del viejo mendigo borracho de Leningrado, que ya habían olvidado el betún cuando aún se llamaba San Petersburgo. La última es genial: un tribunal de justicia putinesco, o sea, una cosa zarista pasada por el comunismo, no sea que un Estado de Derecho occidentaloide estropee el alma eslava de los abedules, ha dictaminado que los bolcheviques no asesinaron a toda la familia del zar en la Casa Ipatiev por orden directa de Lenin, pese a acreditarlo los documentos exhumados cuando la Perestroika de Gorbachov y vueltos a enterrar en la era putinaria.
Esa orden de Lenin, el fiat de la masacre, puede consultarse, por cierto, en la reedición de uno de los mejores libros de César Vidal, La Ocasión perdida, sobre los meses de 1917 que van desde la revolución democrática rusa patroneada por Kerenski a la guerra civil revolucionaria desencadenada por Lenin. Será quizás por ese libro, por Checas de Madrid, o por Paracuellos-Katyn, pruebas de la íntima relación del totalitarismo ruso y español en el siglo XX, que los socialistas extremeños, cuya delicada sensibilidad diríase dividida entre Siberia y Puerto Hurraco, quieren prohibir la presencia de César Vidal en la Feria del Libro de Mérida.Ibarra, la Checa, el Gulag.
En rigor, ese mecanismo totalitario es el mismo del tribunal putinesco que ha exonerado a los bolcheviques de la masacre de la familia del zar, incluidos los niños y el servicio. Como lo que pasó no le conviene al régimen putinario (debería indemnizar a los herederos del zar, cuya reclamación se juzga), el juez va y lo niega. Pero el remedio ha sido peor que la enfermedad.Según la dizque justicia putinesca los asesinos fueron delincuentes comunes sin identificar. Unos delincuentes rarísimos, porque mantuvieron presa, sin pedir rescate, a la familia real durante varios meses y la asesinaron cuando ordenó Lenin, pese a no tener relación con el Gobierno. Habrá apelaciones a instancias judiciales superiores, supongo, pero está claro que en Rusia la única instancia superior se llama Putin. Por cierto, esta justicia putinesca es como la del 11-M pero al revés: primero eran islamistas de Al Qaeda, luego argelinos o marroquíes, después islamistas por internet y, finalmente, simples moros confidentes de la Policía, o sea, delincuentes comunes. Si Telesforo trabajara para Putin haría un gran informe diciendo que la Casa Ipatiev fue asaltada y sus ocupantes muertos por una banda: los pelanas de Lavapiés.
Esa orden de Lenin, el fiat de la masacre, puede consultarse, por cierto, en la reedición de uno de los mejores libros de César Vidal, La Ocasión perdida, sobre los meses de 1917 que van desde la revolución democrática rusa patroneada por Kerenski a la guerra civil revolucionaria desencadenada por Lenin. Será quizás por ese libro, por Checas de Madrid, o por Paracuellos-Katyn, pruebas de la íntima relación del totalitarismo ruso y español en el siglo XX, que los socialistas extremeños, cuya delicada sensibilidad diríase dividida entre Siberia y Puerto Hurraco, quieren prohibir la presencia de César Vidal en la Feria del Libro de Mérida.Ibarra, la Checa, el Gulag.
En rigor, ese mecanismo totalitario es el mismo del tribunal putinesco que ha exonerado a los bolcheviques de la masacre de la familia del zar, incluidos los niños y el servicio. Como lo que pasó no le conviene al régimen putinario (debería indemnizar a los herederos del zar, cuya reclamación se juzga), el juez va y lo niega. Pero el remedio ha sido peor que la enfermedad.Según la dizque justicia putinesca los asesinos fueron delincuentes comunes sin identificar. Unos delincuentes rarísimos, porque mantuvieron presa, sin pedir rescate, a la familia real durante varios meses y la asesinaron cuando ordenó Lenin, pese a no tener relación con el Gobierno. Habrá apelaciones a instancias judiciales superiores, supongo, pero está claro que en Rusia la única instancia superior se llama Putin. Por cierto, esta justicia putinesca es como la del 11-M pero al revés: primero eran islamistas de Al Qaeda, luego argelinos o marroquíes, después islamistas por internet y, finalmente, simples moros confidentes de la Policía, o sea, delincuentes comunes. Si Telesforo trabajara para Putin haría un gran informe diciendo que la Casa Ipatiev fue asaltada y sus ocupantes muertos por una banda: los pelanas de Lavapiés.