11.6.06
MULTITUDINARIA PETICION QUE ZAPATERO TIENE QUE ATENDER
11-06-06
EDITORIAL
MULTITUDINARIA PETICION QUE ZAPATERO TIENE QUE ATENDER
Una concentración multitudinaria -que la Comunidad cifró en torno a un millón de personas y la Delegación del Gobierno en 242.923- pidió ayer en Madrid al presidente del Gobierno que no haga concesiones a la banda terrorista ETA y reclamó a los poderes del Estado la verdad sobre el 11-M, porque «una sociedad que se precie no puede pasar página de ese horrendo crimen», según dijo una de las víctimas. El emotivo recorrido que la AVT hizo antes de la concentración por los escenarios del dolor donde se han producido atentados sirvió para recordar que miles de españoles víctimas del terrorismo de todo signo merecen «memoria, dignidad y justicia».
La concentración -cuarta de estas características que se celebra en los dos años de Gobierno de Zapatero- fue otra vez un ejemplo de civismo. Cabe reseñar únicamente el abucheo de los asistentes al alcalde de Madrid, motivado sin duda porque hace días Alberto Ruiz-Gallardón se desmarcó de uno de los lemas de la convocatoria: la exigencia de seguir investigando el 11-M. Gallardón acompañó a la plana mayor del PP que asistió a la concentración. El presidente del Gobierno había dicho antes de la masiva protesta contra su política que «una gran mayoría de los españoles cree que merece la pena acometer la tarea de hacer llegar la paz». La multitud que ayer abarrotó el centro de Madrid comparte el deseo de Zapatero. Pero, como se encargaron de recalcar todos los representantes de las víctimas, no al precio de hacer concesiones a la banda responsable del asesinato de casi mil personas.
Antes de dar ningún paso que pudiera ser interpretado como una claudicación, el presidente debe tener en cuenta la opinión de esta multitud de españoles. Nada mejor que el contraste entre víctimas y verdugos para darse cuenta de lo que hay detrás de un concepto tan aparentemente elevado como la consecución de la paz. Por un lado, el dolor de Irene Villa relatado por ella misma en este periódico desde un hospital de Estocolmo donde convalece de una operación. Por otro, la reflexión miserable e infame del etarra Ignacio de Juana Chaos, que cumple condena por 25 asesinatos, asegurando que los terroristas de ETA son «ingenuos», «honrados» y «tienen valores», por lo que corren el peligro de ser «engañados» por el Estado «trilero».
Tras la masiva concentración de ayer, como dijo la concejal socialista Maite Pagazaurtundua, que asistió «a título personal», es imprescindible «buscar puntos de sutura a todos los desgarros en estos tiempos». Zapatero debe convocar a Rajoy para recuperar el consenso, y eso pasa porque el PSE renuncie a la reunión con Batasuna. Las palabras de José Blanco hoy en EL MUNDO -«si el encuentro con Batasuna se celebra, les diremos que deben volver a la legalidad y rechazar la violencia»- indican que hay margen para la vuelta al entendimiento. La unidad de los partidos fue reclamada también ayer por las víctimas.
La concentración -cuarta de estas características que se celebra en los dos años de Gobierno de Zapatero- fue otra vez un ejemplo de civismo. Cabe reseñar únicamente el abucheo de los asistentes al alcalde de Madrid, motivado sin duda porque hace días Alberto Ruiz-Gallardón se desmarcó de uno de los lemas de la convocatoria: la exigencia de seguir investigando el 11-M. Gallardón acompañó a la plana mayor del PP que asistió a la concentración. El presidente del Gobierno había dicho antes de la masiva protesta contra su política que «una gran mayoría de los españoles cree que merece la pena acometer la tarea de hacer llegar la paz». La multitud que ayer abarrotó el centro de Madrid comparte el deseo de Zapatero. Pero, como se encargaron de recalcar todos los representantes de las víctimas, no al precio de hacer concesiones a la banda responsable del asesinato de casi mil personas.
Antes de dar ningún paso que pudiera ser interpretado como una claudicación, el presidente debe tener en cuenta la opinión de esta multitud de españoles. Nada mejor que el contraste entre víctimas y verdugos para darse cuenta de lo que hay detrás de un concepto tan aparentemente elevado como la consecución de la paz. Por un lado, el dolor de Irene Villa relatado por ella misma en este periódico desde un hospital de Estocolmo donde convalece de una operación. Por otro, la reflexión miserable e infame del etarra Ignacio de Juana Chaos, que cumple condena por 25 asesinatos, asegurando que los terroristas de ETA son «ingenuos», «honrados» y «tienen valores», por lo que corren el peligro de ser «engañados» por el Estado «trilero».
Tras la masiva concentración de ayer, como dijo la concejal socialista Maite Pagazaurtundua, que asistió «a título personal», es imprescindible «buscar puntos de sutura a todos los desgarros en estos tiempos». Zapatero debe convocar a Rajoy para recuperar el consenso, y eso pasa porque el PSE renuncie a la reunión con Batasuna. Las palabras de José Blanco hoy en EL MUNDO -«si el encuentro con Batasuna se celebra, les diremos que deben volver a la legalidad y rechazar la violencia»- indican que hay margen para la vuelta al entendimiento. La unidad de los partidos fue reclamada también ayer por las víctimas.