8.6.06
Rehenes libres
8-06-06
COMENTARIOS LIBERALES
Rehenes libres
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Hace ya bastantes años, Antxon Sarasqueta publicó una novela titulada Rehenes en libertad. Y aunque aquello era una trama a lo Jeffrey Archer, gran escritor minusvalorado, bien podría referirse a la situación actual de los dirigentes, militantes y simpatizantes del PP, que tras el plantón de Rajoy a Zapatero se sienten casi eufóricos. También podría llamarse Los Libertos o De nuevo cimarrones, según la época en que fijemos el estilo narrativo y cinematográfico. El caso es que, después de una larga temporada de incomodidad creciente y de creciente sensación de tomadura de pelo, los populares respiran con cierta libertad. Nunca del todo, porque siempre ha sido un partido muy de derechas y, por tanto, con un acusado y a veces excesivo sentido de la responsabilidad. Eso les ha llevado a tener que pagar las copas del PSOE más de una vez. Pero el cáliz de la rendición ante ETA estaba siendo un trago demasiado amargo. Ha sido quitárselo de delante y respiran a pleno pulmón, como el que sale de la cárcel.
El caso del PSOE es justamente el contrario. La irresponsable y desvergonzada actitud de Zapatero ha estado basada siempre en que el PP no se atrevería a dejar de apoyarlo en el mal llamado proceso de paz. Ha bastado que Rajoy dijera con toda solemnidad «hasta aquí hemos llegado» para que toda la chulería y casi toda la trompetería se hayan volatilizado. Hasta Blanco tuvo ayer que pedir disculpas a Rajoy como si lo grave fuera que no le consultaran nada, que lo humillaran inútilmente en el Debate del estado de la Nación ocultándole la reunión formal del PSE y los batasunos o, como bien dijo Rajoy, «apoderados de ETA y apoderados de Zapatero».
Pero el problema no es de formas, que también, sino de fondo. Lo malo no estriba en que se lo dijeran o no, sino en que lo hicieran y sigan teniendo voluntad de hacerlo. Lo demás ha sido hipocresía y manipulación, la operación ¡Qué bueno es Mariano!, que en realidad debía leerse así: ¡Y qué malo es el PP! El único problema de Rajoy en el PP nacía de dejarse manipular contra su partido, por pereza o por un equivocadísimo sentido de la responsabilidad. Una vez ha dicho lo que pensaba la inmensa mayoría de sus militantes y votantes, se acabó el problema. La pelota está ahora en el tejado del gato Zapirón, que nunca pensó en comerse el ratón con Micifuz.
En realidad, nunca debió Mariano Micifuz dejar creer a todos que se iba a zampar el ratón etarra a medias con el Gobierno. En primer lugar, porque se haría cómplice del peor episodio de alta traición en la Historia moderna de España. Y en segundo lugar porque el ratoncito es una rata enorme, con la peste dentro. El mero trato con ese bicho pone en peligro la propia supervivencia. Ahora Zapatero se ha quedado a solas con su monstruo. A ver quién muerde a quién.
El caso del PSOE es justamente el contrario. La irresponsable y desvergonzada actitud de Zapatero ha estado basada siempre en que el PP no se atrevería a dejar de apoyarlo en el mal llamado proceso de paz. Ha bastado que Rajoy dijera con toda solemnidad «hasta aquí hemos llegado» para que toda la chulería y casi toda la trompetería se hayan volatilizado. Hasta Blanco tuvo ayer que pedir disculpas a Rajoy como si lo grave fuera que no le consultaran nada, que lo humillaran inútilmente en el Debate del estado de la Nación ocultándole la reunión formal del PSE y los batasunos o, como bien dijo Rajoy, «apoderados de ETA y apoderados de Zapatero».
Pero el problema no es de formas, que también, sino de fondo. Lo malo no estriba en que se lo dijeran o no, sino en que lo hicieran y sigan teniendo voluntad de hacerlo. Lo demás ha sido hipocresía y manipulación, la operación ¡Qué bueno es Mariano!, que en realidad debía leerse así: ¡Y qué malo es el PP! El único problema de Rajoy en el PP nacía de dejarse manipular contra su partido, por pereza o por un equivocadísimo sentido de la responsabilidad. Una vez ha dicho lo que pensaba la inmensa mayoría de sus militantes y votantes, se acabó el problema. La pelota está ahora en el tejado del gato Zapirón, que nunca pensó en comerse el ratón con Micifuz.
En realidad, nunca debió Mariano Micifuz dejar creer a todos que se iba a zampar el ratón etarra a medias con el Gobierno. En primer lugar, porque se haría cómplice del peor episodio de alta traición en la Historia moderna de España. Y en segundo lugar porque el ratoncito es una rata enorme, con la peste dentro. El mero trato con ese bicho pone en peligro la propia supervivencia. Ahora Zapatero se ha quedado a solas con su monstruo. A ver quién muerde a quién.