23.10.06
EL REVÉS DE LA TRAMA La oposición del Partido Popular JUSTINO SINOVA
23-10-06
EL REVÉS DE LA TRAMA
La oposición del Partido Popular
JUSTINO SINOVA
Si el Partido Popular callara, como quiere el Partido Socialista, la democracia española pasaría a ser otra cosa bien distinta a una democracia. Si el PP callara, se esfumaría de la vida pública nacional la única oposición real y la democracia sería entre nosotros simplemente una añoranza. Si el PP callara, tendría que hacerlo también el PSOE allí donde es oposi-ción, como en las Comunidades de Madrid, de Valencia, de Castilla y León, de Murcia... O sea, que si el PP callara, nos volveríamos un país de borregos a merced de un poder único, omnipresente e ilimitado.
Es sorprendente cómo el intento de tapar la boca a los populares encuentra eco en sectores mediáticos, que repiten la cantinela con un tono que va desde el entusiasmo en la denuncia a la indignación por el crimen. La última perfidia popular que ha reactivado las ansias de silenciar al discrepante ha sido la denuncia del senador García Escudero, según la cual Zapatero autorizaba contactos de su gente con el brazo político de ETA cuando firmaba el Pacto Antiterrorista con el Gobierno Aznar y en ese tiempo además los terroristas asesinaban a Joseba Pagazaurtundua, jefe de la Policía Municipal de Andoain y militante socialista.
El furor con que el PSOE y su coro mediático han replicado no ha incluido un desmentido, empezando por el propio Zapatero, que contestó en el Senado con evasivas, sin negar los datos, y abundó en la demonización del PP, que es la consigna. Los datos del senador popular están ratificados por la propia Batasuna-ETA y afirmados dramáticamente por la madre del asesinado policía. Son datos perturbadores, sin duda, pero ¿qué es lo grave, el hecho o su relato? Una vez más estamos en la perversión de matar al mensajero, sólo que esta vez colabora también una parte de los propios mensajeros.
El afán por desactivar al PP para que no inquiete al Gobierno es la respuesta a los grandes pecados populares, que han sido no perder de vista las incógnitas del 11-M y denunciar el engaño del mal llamado proceso de paz. La insistencia socialista ha sido tan eficaz que hasta votantes populares desearían que su partido fuera un poco más educado. Yo me he encontrado con varios de ellos. Pero una oposición vigilante e insistente es absolutamente necesaria para la democracia. Una oposición incómoda es lo que el Gobierno debe soportar. Es más: cuando la oposición preocupa al Gobierno es que las cosas funcionan. Pretender domesticar a la oposición es tarea que va contra el sistema y contra la seguridad de todos los ciudadanos.
EL REVÉS DE LA TRAMA
La oposición del Partido Popular
JUSTINO SINOVA
Si el Partido Popular callara, como quiere el Partido Socialista, la democracia española pasaría a ser otra cosa bien distinta a una democracia. Si el PP callara, se esfumaría de la vida pública nacional la única oposición real y la democracia sería entre nosotros simplemente una añoranza. Si el PP callara, tendría que hacerlo también el PSOE allí donde es oposi-ción, como en las Comunidades de Madrid, de Valencia, de Castilla y León, de Murcia... O sea, que si el PP callara, nos volveríamos un país de borregos a merced de un poder único, omnipresente e ilimitado.
Es sorprendente cómo el intento de tapar la boca a los populares encuentra eco en sectores mediáticos, que repiten la cantinela con un tono que va desde el entusiasmo en la denuncia a la indignación por el crimen. La última perfidia popular que ha reactivado las ansias de silenciar al discrepante ha sido la denuncia del senador García Escudero, según la cual Zapatero autorizaba contactos de su gente con el brazo político de ETA cuando firmaba el Pacto Antiterrorista con el Gobierno Aznar y en ese tiempo además los terroristas asesinaban a Joseba Pagazaurtundua, jefe de la Policía Municipal de Andoain y militante socialista.
El furor con que el PSOE y su coro mediático han replicado no ha incluido un desmentido, empezando por el propio Zapatero, que contestó en el Senado con evasivas, sin negar los datos, y abundó en la demonización del PP, que es la consigna. Los datos del senador popular están ratificados por la propia Batasuna-ETA y afirmados dramáticamente por la madre del asesinado policía. Son datos perturbadores, sin duda, pero ¿qué es lo grave, el hecho o su relato? Una vez más estamos en la perversión de matar al mensajero, sólo que esta vez colabora también una parte de los propios mensajeros.
El afán por desactivar al PP para que no inquiete al Gobierno es la respuesta a los grandes pecados populares, que han sido no perder de vista las incógnitas del 11-M y denunciar el engaño del mal llamado proceso de paz. La insistencia socialista ha sido tan eficaz que hasta votantes populares desearían que su partido fuera un poco más educado. Yo me he encontrado con varios de ellos. Pero una oposición vigilante e insistente es absolutamente necesaria para la democracia. Una oposición incómoda es lo que el Gobierno debe soportar. Es más: cuando la oposición preocupa al Gobierno es que las cosas funcionan. Pretender domesticar a la oposición es tarea que va contra el sistema y contra la seguridad de todos los ciudadanos.