Hemeroteca de kickjor

Hay que rendirse a la evidencia. Bono nos ha estropeado -lástima- las elecciones municipales de Madrid, pero, a cambio, ha levantado un túmulo grandioso a la memoria de su mentor político, Enrique Tierno, a quien Pablo Castellano definió hace años y de forma insuperable, como «una víbora con cataratas».

Pues bien, al lado de Bono, el Viejo Profesor no pasaba de gusanito bien intencionado. Si hubiera podido perpetrar contra Los Botejara, aquel clan de la España profunda de una serie de TVE que le sirvió para bautizar a los guerristas, una avería como la que acaba de perpetrar contra Zapatero y sus cuates, no lo hubieran enterrado en el coche de Drácula que trajo Pilar Miró de Barcelona, sino en una carroza blanca tirada por 24 caballos blanquísimos. Se hubiera ido al otro barrio con una sonrisa de satisfacción.

Yo no sé qué me admira más, si la forma en que echó el cebo o en que les hizo creer que lo había mordido él. Pero en sólo un par de horas vimos felicitarse a Blanco, engreírse a De la Vega, presumir a Alonso y alborozarse al resto. Dice ahora Zapatero que nunca creyó que la candidatura de Bono fuera «real». ¿Y cómo no desengañó a sus ministros? ¿Cómo no impidió a su jefe de personal en el PSOE hacer el ridículo? ¿Cómo no frenó el desperfecto que, para la candidatura final de X (tentaron a Felipe, como si no tuviera bastante tarea con hacer aún más rico al plutócrata mexicano Carlos Slim), de Y o de Z (Zapatero/Zerolo), supondrá la comparación con el no candidato Bono? A eso se le llama arrimarse a toro pasado. Así cualquiera.

No sé cómo, pero el caso es que ha cundido en pocas horas una leyenda urbana en Madrid según la cual el agraciado con la lotería del descarte de Bono se conocería el Día de Reyes, tal vez en homenaje a la Segunda República. Pero la verdad es que, a estas alturas, aún no sabemos a quién le van a traer carbón Sus Majestades de Oriente. Carbón o marrón, que aunque fuera glacé resultaría de difícil digestión.

Si es un candidato españolista y popular (en el PSOE, como no sea Rosa Díez, no sé quién) y le gana a Gallardón, siempre se dirá que Bono hubiera conseguido un resultado mucho mejor. Pero si pierde, cosa lógica partiendo como candidato de rebote, siempre se dirá que Bono hubiera ganado, pero que, claro, la fechoría que le hizo Zapatero echándolo del Gobierno, ha impedido el asalto a la ciudadela popular.

Ahí es donde llega la dulce venganza de Bono, porque Zapatero ha quedado mal en cualquier caso. Por haberlo echado del Gobierno y por haberlo inutilizado para la Alcaldía de Madrid. Lo dicho: Tierno no podría haberlo hecho mejor. Un genio, este Bono. Del mal, pero genial.