Hemeroteca de kickjor

Pues menos mal que eran amigos, que, si no, lo mata. Y, políticamente hablando, bien podría Bono acabar con Gallardón. Desde luego, en la campaña, si no pactan el tongo entre ellos y hacen campaña conjunta contra Esperanza Aguirre, que es lo que a ambos les gustaría, la sangre puede correr por el Manzanares. Mira que Bono juró -o sea, perjuró- que nunca se enfrentaría con su «amigo Alberto Ruiz». Mira que Zapatero requeteperjuró que las primarias eran ineludibles e ineluctables. Mira que el pobre Simancas dijo ayer, poco antes de la nominación de Bono, que, por lo que a él se refiere, nasti de plasti. No se le puede humillar más.

Conviene no olvidar que en el debe de Bono figura el maltrato a Esperanza Aguirre, desde la Operación Campamento en que quiso presentar como regalo lo que se parecía bastante a un atraco hasta aquella grosería de que la presidenta de la Comunidad de Madrid era «de las que besan de día y muerden de noche». Nunca dudamos de que Esperanza, sobre una política de primera, era y es una mujer interesante, pero el pío Bono debería limitar sus metáforas a los límites habituales del machismo comarcal. En Madrid queda muy feo.

Por cierto: tengo que confirmar el rumor de que Gallardón, la ninfa de las querellas, no va a llevar a Ana Botella de número dos, sino de tres, porque en el dos llevaría al general Mena. Se dice que Federico Trillo, que también le debe unas cuantas al ex-ministro de Defensa, querría unirse a la escolta de Gallardón, pero como no es tan centrista como Fraga, el portacoz de Vocento y Polanco no lo admitirá.

En todo caso, el espectáculo de Madrid va a ser como el de Cataluña pero al revés. Qué mediocridad, qué aburrimiento, que tufo a corrupción en Barcelona, obligada a elegir entre el pujolismo y el montillismo. Qué maligna diversión, qué euforia cainita, qué de vender entradas -poner sillas, dicen los catalanes- para los balcones de la capital de España. Desde luego, si Rajoy imitase los gestos de autoridad de Zapatero, que hay que reconocer que cada vez los prodiga más y más espectacularmente, debería presentar a alguien del partido a la alcaldía de Madrid, porque entre el candidato del PSOE y el de Polanco no sería difícil que un candidato genuinamente pepero (como Jaime Mayor Oreja, por ejemplo) barriera sin discusión.

Madrid es hoy políticamente de derechas y va a tener a un carca progre y a un izquierdista dizque conservador como grandes contendientes. Yo no sé a cuál de los dos apoyar porque no sé cuál perjudica más al otro. Creo que cumpliré mi promesa de votar a las carpas del Retiro. Para la alcaldía, claro. Para la Comunidad lo tengo clarísimo. En fin, que nos vamos a divertir.