4.10.06

 

COMENTARIOS LIBERALES Derechosis FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

 

04-10-06



COMENTARIOS LIBERALES

Derechosis


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

La derechosis es la aluminosis psicológica que padece la derecha en cuanto la izquierda le llama extrema derecha o le acusa de derechizarse o le llama franquista, fascista, nazi, en fin, lo de siempre. Yo creo que si a un político de derechas o a un columnista del mismo sesgo nunca le han llamado facha los progres, algo malo habrá hecho. O para ser exactos: señal de que no ha hecho nada. Pero basta asomarse a la Transición para ver que estas campañas de la progresía se basan siempre en explotar la mala conciencia o los complejos de UCD, AP o PP frente al PSOE, un partido que brilló por su ausencia durante el franquismo, una época en la que -debe reconocerse- brillaban por su presencia Fraga, Suárez y el heredero de Franco a título de Rey. O sea, que el PSOE prácticamente no estuvo durante la dictadura (el único partido de oposición era el PCE, llamado «el Partido», porque no había otro) y la derecha franquista pero reformista estuvo demasiado. Pero desde que Suárez amnistió todo lo amnistiable, incluidos los delincuentes comunes, se supone que habíamos puesto el cuentakilómetros a cero. ¡Sí, sí, a cero! Más del 99% de los militantes del PSOE ingresaron en el partido después de la muerte del dictador. ¡Cómo no iba a imponerse el heroísmo retrospectivo!

Cuando Suárez, el Rey y Torcuato Fernández Miranda trajeron la democracia, el PSOE tardó muy poco en hacer campañas feroces contra Suárez, que acusaba todos los golpes. Recuérdese cuando Guerra le dijo que se subiría al caballo de Pavía para dar un golpe de Estado, o le llamaba «tahúr del Missisipi con el chaleco floreado». Ahora bien, cuando lo sustituyó Leopoldo Calvo Sotelo, menos azul que Suárez, el PSOE emprendió una campaña feroz contra la «derechización» de UCD ¿Podía derechizarse la Falange? Podía. En cambio, a Fraga, que en 1982 tenía la mitad de escaños que el PSOE -202 a 106-, Felipe lo trataba con exquisitez: «A usted, Don Manuel, le cabe el Estado en la cabeza», decía Tigrekán II, y el de Villalba se licuaba. Luego Peces Barba ponía el sofá y ya estaba Don Manuel amortizado: muchas lentejas y mucho Estado. También a Aznar le llamaron de todo, porque el liberalismo molesta a los progres y a los carcas. En la campaña del 93 sacaron al Doberman nazi y a Garzón. En la del 96, la Ser, siempre moderada, decía que el PP era el partido de los asesinos de Lorca. Que dos franquistas como Polanco y Cebrián quieran borrar sus huellas es normal, pero ¿qué huellas tiene que borrar el PP? Si acaso, las de los golfos democristianos que atizaban los complejos de la derecha en UCD y AP, los arriolas y gallardones de hoy. La derechosis es, en fin, una mina para quien la sabe explotar. ¿Que cómo identificar a la derecha liberal y antifranquista? Fácil: nunca se llama centro y se ríe cuando el PRISOE la llama facha.

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