18.5.06
Bufonadas en palacio
18-05-06
LA GRADA DE LOS LEONES
Bufonadas en palacio
Por RAUL DEL POZO
El PP intentó desvelar el rostro antidemocrático de Zapatero.Zapatero llamó bufones a los diputados de la derecha, aunque no les acusara de serlo del rey. Con el Rey se fue el propio presidente a la ciudad donde les cortaban la cabeza. ¡Qué más quisieran nuestros diputados estar en la nómina de palacio! Aquellos individuos deformes de tanto ingenio eran los únicos que tenían acceso a la intimidad del príncipe y eran los mejor pagados de la corte.
«Señor presidente del Gobierno, usted es el primer presidente del Gobierno desde 1977 cuya Administración es condenada por practicar detenciones políticas». Lo dijo Mariano Rajoy, y hasta seis diputados exigieron ayer al presidente que cese al ministro de Defensa por su conducta cuando lo era de Interior. Mientras sobrevolaba los Pirineos en el Phantom, Zapatero le dijo a Fernando Moraleda, que es del Madrid, si se había traído la bufanda blaugrana.No se atrevió a disfrazarse con el bufandín de los boixos nois, pero su corazón no estaba ayer en la Cibeles, sino en Canaletes.Según sus más cercanos colaboradores, está tranquilo porque los informes del CNI, de la Guardia Civil y de la Policía informan de que no hay turbulencias en la verificación del alto el fuego, y aunque el lenguaje de los etarras no cambia en dos días y siguen utilizando la retórica de los matarifes, aunque apremia y mete prisa la izquierda abertzale, el presidente iba tranquilo a ver la final de la Champions y profetizó una victoria del Barça.
Antes de salir hacia la Ciudad de la Luz tuvo que afrontar lo que Arias Cañete llamó «una tarde de perros». Las metáforas de perros son hirientes; las usaban los escuderos y venteros moriscos para insultarse -hideperro significaba hijo de puta-, aunque lo que quería explicarme Cañete es que por fin el PP ha aprendido, como los perros del Quijote, a andar con bragas de cerro y a no soltar el tobillo cuando lo dentellean. El tobillo es el caso Bono. «Hemos aprendido de ellos, que nos acorralaron durante seis meses con el Prestige y con la Guerra de Irak, un año».Ayer hostigaron al Gobierno en el control hasta seis diputados, sin contar a Mariano Rajoy, hasta el punto de que Rubalcaba tuvo que hacer de escudo humano, compartiendo con su compañero de gabinete el fuego graneado que les lanzaban. Acebes y Zaplana acusaron a Alonso de esconderse tras los policías. «En la España de Zapatero, si miras a un ministro te detienen, y si hablas con dos diputados socialistas, te graban y utilizan los medios del Estado para perseguir a la oposición». El ministro Alonso salió del Hemiciclo desangrándose por las extremidades. Empezó Mariano diciendo: «Yo le voy a decir por qué tiene que dimitir el señor ministro de Defensa: porque la sentencia considera probado que los policías condenados actuaron a instancias de órdenes superiores, porque reconoció públicamente antes de que se practicaran las detenciones que había dado órdenes para que se iniciaran las actuaciones, y porque en esta Cámara negó que las detenciones fueran ilegales y acusó al PP de mentir en todo aquello que luego los jueces dijeron que afirmó la verdad». El presidente del Gobierno volvió a dar el espaldarazo a José Antonio Alonso y sermoneó a la derecha sobre su mal estilo parlamentario cuando exhiben esposas en un Parlamento. «Sus bufonadas producen estupor y vergüenza ajena». Luego se fue a París.
El PP prometió: «Vamos a hacer que todo el mundo se entere del verdadero rostro antidemocrático de Zapatero».
«Señor presidente del Gobierno, usted es el primer presidente del Gobierno desde 1977 cuya Administración es condenada por practicar detenciones políticas». Lo dijo Mariano Rajoy, y hasta seis diputados exigieron ayer al presidente que cese al ministro de Defensa por su conducta cuando lo era de Interior. Mientras sobrevolaba los Pirineos en el Phantom, Zapatero le dijo a Fernando Moraleda, que es del Madrid, si se había traído la bufanda blaugrana.No se atrevió a disfrazarse con el bufandín de los boixos nois, pero su corazón no estaba ayer en la Cibeles, sino en Canaletes.Según sus más cercanos colaboradores, está tranquilo porque los informes del CNI, de la Guardia Civil y de la Policía informan de que no hay turbulencias en la verificación del alto el fuego, y aunque el lenguaje de los etarras no cambia en dos días y siguen utilizando la retórica de los matarifes, aunque apremia y mete prisa la izquierda abertzale, el presidente iba tranquilo a ver la final de la Champions y profetizó una victoria del Barça.
Antes de salir hacia la Ciudad de la Luz tuvo que afrontar lo que Arias Cañete llamó «una tarde de perros». Las metáforas de perros son hirientes; las usaban los escuderos y venteros moriscos para insultarse -hideperro significaba hijo de puta-, aunque lo que quería explicarme Cañete es que por fin el PP ha aprendido, como los perros del Quijote, a andar con bragas de cerro y a no soltar el tobillo cuando lo dentellean. El tobillo es el caso Bono. «Hemos aprendido de ellos, que nos acorralaron durante seis meses con el Prestige y con la Guerra de Irak, un año».Ayer hostigaron al Gobierno en el control hasta seis diputados, sin contar a Mariano Rajoy, hasta el punto de que Rubalcaba tuvo que hacer de escudo humano, compartiendo con su compañero de gabinete el fuego graneado que les lanzaban. Acebes y Zaplana acusaron a Alonso de esconderse tras los policías. «En la España de Zapatero, si miras a un ministro te detienen, y si hablas con dos diputados socialistas, te graban y utilizan los medios del Estado para perseguir a la oposición». El ministro Alonso salió del Hemiciclo desangrándose por las extremidades. Empezó Mariano diciendo: «Yo le voy a decir por qué tiene que dimitir el señor ministro de Defensa: porque la sentencia considera probado que los policías condenados actuaron a instancias de órdenes superiores, porque reconoció públicamente antes de que se practicaran las detenciones que había dado órdenes para que se iniciaran las actuaciones, y porque en esta Cámara negó que las detenciones fueran ilegales y acusó al PP de mentir en todo aquello que luego los jueces dijeron que afirmó la verdad». El presidente del Gobierno volvió a dar el espaldarazo a José Antonio Alonso y sermoneó a la derecha sobre su mal estilo parlamentario cuando exhiben esposas en un Parlamento. «Sus bufonadas producen estupor y vergüenza ajena». Luego se fue a París.
El PP prometió: «Vamos a hacer que todo el mundo se entere del verdadero rostro antidemocrático de Zapatero».