Hemeroteca de kickjor

Mientras Tigrekán II'recorre los medios de Polanco defendiendo las bondades del Irán atómico, Tigretón I manda mil y pico soldados al Líbano para vigilar a Hizbulá, que es una banda criminal antisemita pagada por los ayatolás de Teherán. Felipe González, que cada vez parece más un cacique de Chihuahua, es capaz de dejarse querer por la comunidad judía en España y, al mismo tiempo, de dejarse pagar -o festejar- por los que proclaman que el Holocausto es un invento judío y que el mejor destino de Israel es ser destruido hasta los cimientos y los pocos supervivientes arrojados al mar.

Zapatero es capaz de pedir el apoyo del PP para enviar tropas al Líbano y a la vez de poner verde al partido de Rajoy porque, según él, es incapaz de distinguir la guerra de la paz. Y el caso es que es sencillísimo: todo lo que en materia militar hace el PSOE es paz, todo lo que ha hecho o pueda hacer el PP es guerra. Imposible equivocarse.

Pero en una cosa dice la verdad Tigretón: el PP no sabe si apoyar o no apoyar el despliegue de tropas en el Líbano. No querrían decir que sí pero tampoco se atreven a decir que no, les gustaría dejar a ZP a solas con sus responsabilidades, pero se licúan en cuanto alguien apela a su responsabilidad y a eso tan pomposamente idiota que llaman sentido del Estado. ¿De qué Estado nos hablan? ¿Del residual español de Maragall, del que se arrodilla ante ETA, del que apoya las andanzas de Fidel Castro, Chávez o Evo Morales? Si legalmente, desde la aprobación del Estatuto catalán por obra y desgracia de Zapatero, la nación española ya no existe y el Estado español en Cataluña es una especie de detrito doméstico que van poco a poco recogiendo los camiones de la basura de la Historia, ¿qué Estado es ese que los soldados españoles deben defender con su vida? ¿El Estado gaseoso? ¿El Estado de coma?

La indefinición del PP, que este verano ha alcanzado niveles patológicos, se debe, en mi opinión, a que entre todos -incluidos González y Aznar- hemos perdido de vista que la función primera y fundamental del Estado es proteger a la nación y que el sentido último de tener y mantener un ejército es el de garantizar la seguridad de los ciudadanos, por otro nombre contribuyentes.

El mayor peligro militar al que se enfrenta España -cáscara vacía sin el fruto nacional- es el fundamentalismo islámico, pero eso se combate más asequiblemente en las mezquitas de aquí que allá en el país de los cedros. El mayor peligro civil, la mayor amenaza a largo plazo para nuestra seguridad es la inmigración ilegal y masiva de africanos.

Europa no nos va a ayudar, debemos hacerlo solos. Y es más fácil defender una intervención en Senegal que en Haití. O en Beirut.