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Lo del PSOE y ETA en Estrasburgo no ha sido un error, sino un crimen; y, además, un error. El lío que ha organizado Zapatero en Europa a cuenta de su blanqueo del terrorismo etarra habrá abierto los ojos a más de uno sobre lo que sucede en España, que es lo más grave de todo lo que sucede en la UE, incluidos los nuevos socios del Este.

Aquí se está liquidando el Estado de Derecho para que Zapatero pueda gobernar torcido. Aquí se está liquidando la nación para poder cargarse la Constitución. Aquí están prevaleciendo los derechos llamados colectivos por encima de los derechos individuales, los únicos verdaderos. En fin, en España vuelve a triunfar el socialismo después de 70 años, y la mitad infame de la Unión Europea volverá a pagarlo caro. La otra mitad, por pusilánime, también lo pagará, pero al menos podrá decir que votó en contra de la rendición de Zapatero ante ETA cuando el presidente del Gobierno llevó al Parlamento Europeo la liquidación por derribo del Estado Español.

Por mucho menos o por casi tanto se condena a Putin, acreditado liberticida. Pero al menos allí quedará Rusia para recuperar la libertad, o alcanzarla por fin. En España no habrá libertad porque ya no quedará España. Zapatero y Polanco, González y Cebrián podrán cantar victoria. Ya han conseguido cambiar al PP por ETA. Ni en Ucrania aspirarían a tanto.

Viendo el esperpento de la Alcaldía de Madrid nadie se sorprenderá de que el montaje etasuno de ZP esté condenado al fracaso, tras haber incurrido en todos los supuestos de la alta traición. Si hay alguien capaz de creer que el genio que ha alumbrado nada menos que la candidatura de Miguel Sebastián a la Alcaldía madrileña puede llevarse al huerto a ETA, ese alguien necesita urgente asistencia psiquiátrica.

Si además se intenta tapar la legitimación política de ETA mediante la proclamación mediática de un candidato pavorosamente deficitario, el que necesita asistencia médica es el inquilino monclovita. La chapuza de Madrid retrata al chapucero de Estrasburgo. La ridiculez madrileña explica perfectamente la estúpida traición española y europea de ZP. Para semejante viaje no hacían falta alforjas. Hubiera sido más razonable que el PSOE de Madrid hubiera celebrado unas primarias para elegir candidato a la Alcaldía, más o menos como hizo Simancas. Pero Zetapé ha entrado ya en esa etapa de delirio de poder que suele aquejar a los habitantes de La Moncloa, esa casa fatalmente deshabitada.

A casi cualquiera se le podía haber ocurrido un candidato mejor que Miguel Sebastián, pero como los deseos o necesidades del Líder Máximo son más importantes que el partido y que los ciudadanos, la Alcaldía será para Solbes, que es el único que realmente ha ganado ya las municipales de Madrid. Los demás, a perder. Con unas siglas u otras.