25.10.06

 

LOS PLACERES Y LOS DIAS Zapatero y Alicia FRANCISCO UMBRAL

 

25-10-06



LOS PLACERES Y LOS DIAS

Zapatero y Alicia


FRANCISCO UMBRAL

No estaba mal la fo- to al minuto donde Alfonso Guerra definía a Zapatero como una representación de Bambi. Pero es mejor y va más lejos, filosóficamente, el libro de Gustavo Bueno, que, como ya he escrito más de una vez, es de los pocos pensadores serios que nos van quedando. Puestos a jugar con ese mundo disneyano, Gustavo Bueno ha preferido reencarnarse en Alicia. La Alicia clásica, tan pedagógica, según palabra que le gusta mucho a Gustavo y también a mí.

Gustavo, que es todo menos un filósofo adusto, se ha debido divertir mucho con este libro festivo y profundo en su análisis grave, riguroso e independiente de la situación. Así, Zapatero es ágilmente integrado en el pensamiento de Alicia, «un presidente en el país de las maravillas». Establecido de entrada este paralelismo, las ideas, contraideas y metáforas desmetaforizadas acuden a la pluma del filósofo con la facilidad y abundancia de los juegos e imágenes infantiles.

Así pues, el pensamiento Alicia principia con la definición de la Alianza de Civilizaciones y se va estructurando paralelamente al pensamiento Zapatero, que se nos manifiesta igualmente elemental, ilusorio, alacre, pero dotado de un fondo de ma- la fe que Bueno denuncia en casi todas las maniobras del Gobierno, es decir, del PSOE. Después de Alicia, el filósofo viene a parar en Virginia Woolf, que es el otro extremo de la definición femenina, mayormente con esta frase inolvidable: «Yo no tengo patria porque soy mujer». Toda la fragancia del feminismo combatiente se aclara aquí con el reconocimiento, no ya de «una habitación propia», sino incluso de una patria propia, y que, como bien dice Bueno, más que patria sería matria.

Tomando la historia a contracorriente, nuestro filósofo se extiende sobre Franco y el franquismo, recordándonos que el dictador lo era en efecto y sus realizaciones sociales todavía están ahí, algunas, y otras, desaparecidas, hubieran supuesto mejor solución para problemas -autonomías, etcétera- que hoy ponen en peligro el mapa. En el dictador Franco no todo era pensamiento Alicia. Había mucha menos Alicia que pensamiento en marcha, o sea realizaciones.

La solidaridad, palabra que hoy se utiliza gratuitamente mientras se intercambian cadáveres, también es revisada por Bueno. En el pluralismo cultural está casi todo por decir, porque actualmente no existe, salvo algunos grandes premios que trajo la monarquía antes que la democracia. Y lo mismo dice Bueno sobre la memoria histórica. La conclusión del autor es que el pensamiento Alicia se vuelve pensamiento de mala fe cuando es ya el último recurso del Gobierno para corregir sus incorregibles errores y otros peligros del país de la mala fe.

Gustavo Bueno, pensador clásico, pero actualísimo, ha querido filosofar sobre el país de las maravillas que hoy vive Zapatero sólo para sí mismo. Esto tiene el encanto de los cuentos del XVIII y el desenlace catastrófico del pensamiento de Alicia, que es el que nos está gobernando. He aquí el libro más revelador y policial escrito contra un presidente que sólo se reúne con espejos. Tengamos en cuenta que el espejismo es un don femenino y que a ZP le votan las mujeres, hasta las que no votan.

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