Hemeroteca de kickjor

Una de las peores lacras del feminismo es el analfabetismo funcional, es decir, la incultura de los que saben leer y escribir pero no ejercen. Y una de las manifestaciones más grotescas del analfabetismo funcional es la incultura gramatical. Parecía imposible superar aquella aportación inolvidable de Carmen Romero del «jóvenes y jóvenas» que un día exhaló en Cádiz para pasmo del orbe. Pero cualquier disparate de la era Felipista puede ser superado por los dislates de la era Zapaterista.

Gracias a las listas de cuota, hemos pasado de analfabetas a analfabéticas. Lo más relevante de Rosa Regás en la Biblioteca Nacional es anunciar el desalojo de la estatua de Menéndez Pelayo, a quien probablemente no ha leído, porque se notaría. Pero la autora de Abuela de verano es María de Zayas al lado de Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer, que ha retratado su ignorancia cargando contra la Academia de la Lengua. Por supuesto, atacar a la Academia no es original. Aunque Peris no lo sepa, ya Valle-Inclán hablaba en Luces de Bohemia de «los cabrones de la Academia», así que hay tradición en alancear a la Docta Casa. Pero Valle Inclán escribía maravillosamente, y podía cargar contra quien quisiera. Peris, en cambio, desconoce los rudimentos básicos del español. Y se nota.

Dentro de la tradición del Maestro Ciruela, que no sabía escribir y puso escuela, la directora del Instituto de la Mujer ha cargado contra el machismo de la Academia y el del Diccionario de la RAE, emanación del sexismo de los académicos, o sea, Cebrián y compañía. Pero al definir la tara de los académicos va y dice que padecen una «visión antropocéntrica» de la sociedad y, por ende, del diccionario; con lo cual demuestra que no sabe lo que significa antropocéntrico, ni androcéntrico, ni nada de nada de nada.

Antropocéntrico se refiere a la especie humana, no al sexo masculino, como base para el estudio, valoración y reconocimiento de la vida en la Tierra. Teniendo en cuenta que la especie humana -exceptuando, claro está, a los tontos y tontas de babo y de baba- es la única que ha reflexionado sobre el Universo y las demás especies, al menos hasta que Peris nos descubra algún Hegel chimpancé o algún Aristóteles gorila en el proyecto Gran Simio, el antropocentrismo no es tara sino descripción y condición de la reflexión misma, que, siendo únicamente humana, no puede dejar de ser antropocéntrica. Bueno, y antropoperiférica, y antropolateral y antropolista y antropotonta. En todo caso, siempre antropoalgo.

Cuando se desconoce o se exhibe el desconocimiento de lo que significa andros y antropos, el resultado es devastador para la igualdad de las mujeres, que no pasa por destruir la gramática con majaderías, sino por aprenderla. La Peris debería leer e incluso copiar entero el María Moliner. Y luego, a antropodesbarrar.