28.11.06
COMENTARIOS LIBERALES Los muebles FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
28-11-06
COMENTARIOS LIBERALES
Los muebles
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
El mismo día en que proclamaba, o eso dice el diario inane, que Gallardón tiene «la cabeza mejor amueblada del PP», el presidente balear Jaume Matas se enteraba por la radio de la detención policial y puesta a buen recaudo judicial de uno de sus consejeros, el de Ordenación del Territorio, y de uno de sus alcaldes, el de Andratx. Tras destituir a uno y expulsar del partido a otro, imagino que Matas estará meditando sobre sus poderes adivinatorios en materia de personas y de esa variante antropófaga de las personas que suelen ser los políticos. Si sus facultades de arúspice son tan afinadas en materia de parcelas como de muebles, a lo mejor le convenía matizar un poco más.
No basta con decir, siempre según el diario en ruinas que solíamos llamar de la Calle Serrano, que «Esperanza Aguirre tiene tanta proyección dentro como fuera del partido». Es más, resulta incompatible con el presunto amueblamiento intelectual de Gallardón, que trató de impedir el formidable desarrollo de la proyección esperancista, al menos dentro del partido, asaltando a través del okupa Cobo la presidencia del partido en Madrid, que de no remediarlo Esperanza y el PP madrileño en pleno, hubiera sido la única presidente popular de comunidad en toda España que no presidiera el partido.
O la proyección no es tanta o los muebles son menos. O bien la proyección no existía -y vaya si existía, después de la escandalera del tamayazo-, o bien la morada intelectual de Gallardón está más vacía que la biblioteca de Clásicos Latinos de Sofía Mazagatos.
Bien es cierto que eso de la cabeza «bien amueblada», en el sentido de que está poblada de sólidas ideas, discurso coherente y principios tan meditados como servidos es una fórmula de la Transición que no significaba entonces gran cosa y que ahora aún significa menos. Una de las cabezas parlantes que mejor impresión producen dentro del PP es la del canario Soria, y mire usted por dónde, su partido votó en el Parlamento Autonómico a favor de la Tasa Tobin, un impuesto planetario que defiende la izquierda antisistema de ATTAC, Ramonet, José Bové y demás patulea, tan radical que el propio Tobin ha denunciado la perversión de su idea inicial, algo pánfila pero no tan totalitaria, y ha criticado severamente su supervivencia en la agenda política internacional.
Por lo visto, en el PP canario estaban de mudanza cuando llegaron los demagogos petardistas, y claro, en un edificio sin muebles, sentados en el suelo, tuvieron la tentación juvenil de la gitanería o la senil del fuego de campamento y se dejaron embaucar por la briosa embajada tobinera, tobillera y algo más. A lo mejor, algo parecido le sucedió al amuebladísimo alcalde madrileño con la bella embajadora inmobiliaria malaya. Y al bueno de Jaume Matas, valorando los muebles de Gallardón.
No basta con decir, siempre según el diario en ruinas que solíamos llamar de la Calle Serrano, que «Esperanza Aguirre tiene tanta proyección dentro como fuera del partido». Es más, resulta incompatible con el presunto amueblamiento intelectual de Gallardón, que trató de impedir el formidable desarrollo de la proyección esperancista, al menos dentro del partido, asaltando a través del okupa Cobo la presidencia del partido en Madrid, que de no remediarlo Esperanza y el PP madrileño en pleno, hubiera sido la única presidente popular de comunidad en toda España que no presidiera el partido.
O la proyección no es tanta o los muebles son menos. O bien la proyección no existía -y vaya si existía, después de la escandalera del tamayazo-, o bien la morada intelectual de Gallardón está más vacía que la biblioteca de Clásicos Latinos de Sofía Mazagatos.
Bien es cierto que eso de la cabeza «bien amueblada», en el sentido de que está poblada de sólidas ideas, discurso coherente y principios tan meditados como servidos es una fórmula de la Transición que no significaba entonces gran cosa y que ahora aún significa menos. Una de las cabezas parlantes que mejor impresión producen dentro del PP es la del canario Soria, y mire usted por dónde, su partido votó en el Parlamento Autonómico a favor de la Tasa Tobin, un impuesto planetario que defiende la izquierda antisistema de ATTAC, Ramonet, José Bové y demás patulea, tan radical que el propio Tobin ha denunciado la perversión de su idea inicial, algo pánfila pero no tan totalitaria, y ha criticado severamente su supervivencia en la agenda política internacional.
Por lo visto, en el PP canario estaban de mudanza cuando llegaron los demagogos petardistas, y claro, en un edificio sin muebles, sentados en el suelo, tuvieron la tentación juvenil de la gitanería o la senil del fuego de campamento y se dejaron embaucar por la briosa embajada tobinera, tobillera y algo más. A lo mejor, algo parecido le sucedió al amuebladísimo alcalde madrileño con la bella embajadora inmobiliaria malaya. Y al bueno de Jaume Matas, valorando los muebles de Gallardón.