Hemeroteca de kickjor

La obsesión del Gobierno por intervenir no sólo en la corrección moral, sino incluso en las costumbres cotidianas, va a provocar un fenómeno de infantilización social en el que a los ciudadanos, demasiado protegidos por la burbuja del papá/Estado, cada vez les quedarán menos cosas que elegir aunque sea para perjudicarse. El Ministerio de Sanidad, que ya se parece a los piquetes de damas moralistas que se apostaban en la puerta del Salloon, pretende ahora salvarnos de la XXL, que no sería una hamburguesa del Burger King, sino un artefacto de fabricación casera como para llamar al Tedax para que corte el cable rojo y desactive la metralla de grasas hidrogenadas. Y ojalá que en los pepinillos no haya rastro de ácido bórico, que la tenemos liada.

Si fumar es de derechas, como casi todo lo que no haya sido reglamentado por el nihil obstat progresista, tanto más lo es comer hamburguesas. Pues no en vano ya hace tiempo que la fast-food fue declarada invento venenoso del Maligno imperialista por esa insurgencia intelectual que en el mapa de la aldea global ve una M de Mc Donald's clavada a modo de estandarte como el águila romana en la Galia de Astérix. Acatemos por tanto los decretos como buenos vasallos. Y consintamos que 'Zetapé' nos pode los defectos como a bonsáis hasta alcanzar todos su ideal de superhombres que no fuman, ni beben, ni engordan, ni escuchan la Cope ni se dejan tentar por el reverso tenebroso de la Fuerza del que ya hemos traído de vuelta a De Juana Chaos, cuyos anhelos de paz, como diría Pérez-Henares, caben en el discurso de una miss.

Pero es precisamente respecto a De Juana Chaos donde el Gobierno envía mensajes contradictorios en materia de salud y alimentación. Porque para uno que no pisa los burgers, sino que lleva una dieta equilibrada, con jamón cocido y fruta como sugiere el endocrino pero libre de grasas hidrogenadas, que le ha dejado hecho un figurín, va el Gobierno y le interviene también. Pero esta vez para hacerle engordar. Claro, que el chantaje de la huelga de hambre del terrorista es uno de los arrecifes en los que ha ido a encallar el proceso. Y no se puede consentir que semejante asesino en serie trascienda como mártir dejándose extinguir como una modelo de pasarela.

No queda, entonces, sino incautarse de todas las XXL que haya en el mercado para licuarlas y administrárselas al gudari por vía intravenosa, como el suero. El mártir no tardará en adquirir las proporciones del primer luchador vasco de sumo, o sea, el primer sumolari, y así Zetapé no habrá de inquietarse más por la suerte que pueda correr este personaje que él ha elevado a ejemplo de rehabilitado y de compañero de viaje aunque nuestras lágrimas sean sus carcajadas.