Hemeroteca de kickjor

Si la Unión Europea no fuera una versión elefantiásica de Kaka de Luxe, expulsaría temporalmente a España y la mantendría una temporada en observación hasta que recuperase la salud democrática, que es condición esencial para pertenecer al euroclub de burocracias traslúcidas. Porque un país que acepta, como está haciendo el Reino de España, que una banda terrorista le dicte el camino a seguir para liquidar su ordenamiento legal y acomodarlo a los deseos del separatismo criminal no merece estar entre las democracias sino, como mucho, entre las dictablandas que van camino de dictaduras. Cualquiera que haya visto la portada del panfleto etarra Zutabe en el que dos encapuchados con ametralladora se ufanan de llevar a España del ronzal hacia el precipicio de su disolución puede concluir que aquí ya no hay más cera que la que arde, y que apenas alumbra nada. Que en la más vieja de las naciones y el más antiguo de los Estados nacionales de Occidente ya no rige lo proclamado en una de sus más venerables constituciones, la de Cádiz: «La Nación Española es libre e independiente y no puede ser propiedad de ninguna familia ni persona». Pues no. Ni Nápoles es ya de los napolitanos sino de la Camorra, ni España es de los españoles sino de una famiglia camorrista o camorrera, vulgo mafiosa, llamada ETA. Que gracias a Polanco y Zapatero pastorea los destinos de 45 millones de siervos a punta de pistola, foto y comunicado.

Dice el presidente del Gobierno del Reino de España que un asesino como De Juana Chaos, 25 muertos en su haber, «está por la paz». Entonces, por esa paz no puede estar ningún español decente, ningún europeo consciente, ningún demócrata sensato y ningún liberal que no sea alemán, o sea, de alquiler o convoluto. Si el futuro del País Vasco, de Navarra, de Cataluña y, por tanto, del resto de España lo están negociando a oscuras los zapateros y terneras, los rubalcabas y dejuanas, es que ya no tenemos futuro. Hace muy pocos días que los socialistas dizque españoles forzaron una votación en el Parlamento Europeo para que toda la UE respaldara la rendición del BOE ante el Zutabe. Sólo lo hizo la mitad, pero como umbral de ignominia es muy alto. No se alcanzaba desde Múnich 1938, cuando aún se hablaba de Turquía como «el enfermo de Europa». ¡Y tanto: ha pasado un siglo y no se cura! Como Europa, que ha pasado de no ser a dejar de existir. O España, que ha pasado de ser «diferente» para los euroturistas a resultar indiferente a estos euroburócratas de la UE. La próxima votación europarlamentaria será sobre el futuro montenegrino pactado en Perpiñán para liquidar España por ETA y Carod-Rovira, presidente catalán en funciones. Sí, el que vuelve para quedarse, fuera pero dentro. Vamos todos arreados en el tren de Perpiñán.