Hemeroteca de kickjor

No parece que Gallardón lo vaya a tener muy complicado con el alcaldable que le ha puesto Zapatero. Otra cosa es el vicealcalde Cobo, que tendría que dejar el puesto a Miguel Sebastián a nada que el ignoto candidato aceptase una OPA amistosa. Yo creo que si antes de las elecciones le propone Gallardón a Sebastián una zanja y Polanco lo considera oportuno, Sebastián será vicealcalde de Coros y Zanjas.

El número migratorio con que el economista de cabecera de Zetapé obsequió ayer a la Prensa calmó el malestar de la Pravda, que se preguntó torvamente: «¿Dónde está Sebastián?», y demostró que el candidato del PSOE se sitúa entre Alicia Moreno y Ruiz Gallardón, es decir, entre la imaginería y la ocurrencia, el número y la foto, el folclore y la zanja. Si todas las correcciones presupuestarias que piensa hacerle al hirsuto edil reinante son del mismo género que las que ha legado a modo de testamento para que Zapatero entienda el fenómeno de la inmigración, valdría más que unificaran candidaturas Polanco y el PSOE y lo colocaran de Cobo, e incluso de Moreno Espert. Le gusta la cámara, le gusta el espectáculo y no tiene el menor escrúpulo para esa rama de la ciencia ficción en que algunos convierten la economía. ¿Con quién va a estar mejor que con Gallardón?

Hay dos cosas flagrantemente inoportunas para un candidato desconocido a la Alcaldía de Madrid: mentar al Real Madrid en contra y mentar a la inmigración a favor. En esas dos virtudes intelectuales, simpáticas dentro del género provocador pero letales en la política, incurrió Sebastián anteayer. Entre el Madrid y el Barça no se atrevió a elegir al Madrid; y sobre el problema de la inmigración negó que fuera problema, algo que ni siquiera los inmigrantes legalizados o por legalizar, pero establecidos, aplaudirán. Lo más sorprendente es el número de habitantes que España puede albergar según Sebastián, que serían 66 millones. Ni 65 ni 70: justo 66. No me negarán que la precisión científica del ex-jefe de estudios del BBVA es digna de Einstein, aunque comentado por los Hermanos Marx. También ha hecho las cuentas de lo que aportan a la nación los inmigrantes, pero no de todo lo que cuestan, que sería lo lógico para hacer creíble el saldo.

Y en todo caso, con el problema rampante de seguridad que, como muy bien ha explicado Astarloa, se está disparando en España, más los problemas laborales que incluso una pequeña recesión económica tendría entre los millones de empleados nativos y recién llegados al mercado laboral, todos con derecho a cobrar el paro, lo último que puede hacer un candidato sensato es decir que caben 20 millones de inmigrantes más.

Si Gallardón no fuera tan carca, si hubiera sido algo antifranquista, le diría a Sebastián: «No nos mires, únete». Y, al revés que entonces, Sebastián se le unía.