Hemeroteca de kickjor

La cantinela zapateresca de que los Gobiernos democráticos han contado siempre con el apoyo de la oposición en la lucha antiterrorista es una falsedad más de las muchas que, a través de los medios adictos -casi todos-, Moncloa trata de instalar en la opinión pública.

La oposición sustenta al Gobierno cuando su política antiterrorista resulta razonable. En caso contrario le retira el apoyo. No se puede argumentar con el sentido de Estado para recabar respaldo a los disparates. Hay que rechazar esa coacción. El Gobierno de Felipe González consideró que la forma más eficaz de combatir a ETA era el terrorismo de Estado. Y puso en marcha la vasta operación GAL que se convirtió, por cierto, en un bumerán, porque poco tiempo después se demostró contraproducente para los demócratas y favorable para ETA. Lo importante, en todo caso, no era el éxito o el fracaso de aquella política. Sobre ella prevalecía una cuestión de principios. Puedo exhibir la media docena de editoriales que redacté para el ABC verdadero cuando se empezó a vislumbrar que había terrorismo de Estado. En ellos se exigía que se aplicaran contra los etarras todos los medios disponibles, pero siempre desde la ley, desde el Estado de Derecho. Después, el rechazo de los partidos de la oposición y de los medios de comunicación independientes se hizo general. Todos contra el terrorismo pero sin vulnerar la ley.

Ahora mismo el PSOE está haciendo lo contrario que entonces y su política también es disparatada. Ha pasado de los GAL y el terrorismo de Estado a la rendición ante los etarras. Y naturalmente hay que decir que no. La posición del PP es, para un número crecido y creciente de españoles, irreprochable. Los mismos que dijeron no a los GAL rechazan ahora la política opuesta de la negociación política, las concesiones y la rendición. Lo eficaz contra el terrorismo es combatirlo como se hizo en la segunda legislatura de Aznar: pacto con el primer partido de la oposición, policía, guardia civil, servicios de inteligencia, acuerdos internacionales sobre todo con Francia, deslegalización de Batasuna, acción judicial justa e implacable, penas de cárcel a cumplir íntegramente y acoso económico hasta desmontar las tramas de financiación terrorista. Todo desde la ley, dentro del Estado de Derecho.

Si ETA deja la violencia será provisionalmente y, en todo caso, sin renunciar a uno sólo de sus objetivos. Tras 30 años de dominar directa o indirectamente la educación y los medios de comunicación públicos del País Vasco, ETA/Batasuna cree que puede obtener un resultado electoral que le permita formar Gobierno abertzale con el PNV. Y por lo tanto mandar porque con un Ejecutivo de semejante jaez gobernarían Otegi y Ternera y no el pobre Ibarretxe.

Pero a lo que íbamos: es falso, como reitera el coro mediático adicto, que la oposición haya apoyado siempre a los gobiernos democráticos en su política antiterrorista. No respaldó a Felipe González en la operación GAL. Y hace muy bien en no apoyar ahora la rendición de Zapatero ante ETA con la inevitable fragmentación, a corto plazo, de la unidad de España.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.