21.11.06
COMENTARIOS LIBERALES Terror y cadáveres FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
21-11-06
COMENTARIOS LIBERALES
Terror y cadáveres
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Una de las frases más inteligentes de Rajoy, en su entrevista del pasado domingo, es que una cosa es que en los últimos tres años ETA no haya asesinado a nadie y otra muy distinta que no haya habido terrorismo. Literalmente decía: «Que no haya muertos no significa que no haya terrorismo, porque sigue habiéndolo. Es un hecho objetivo y difícilmente discutible que hoy el Estado está en una posición de mayor debilidad que la que había con el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo».
La diferencia es sustancial, tan conceptual como real, porque la violencia extrema contra algunos, hasta convertirlos en cadáveres, puede ser sustituida por una violencia más generalizada y con menos riesgos para los criminales, como la kale borroka o el terrorismo callejero. ¿Hay menos terrorismo si no hay tiros en la nuca? Depende. En el último año de Aznar no hubo tiros en la nuca porque ETA estaba más débil y había menos terrorismo, gracias, por ejemplo, a la eficaz lucha contra la kale borroka.
En estos dos años de Zapatero tampoco ha habido tiros en la nuca, pero, a cambio, la violencia generalizada ha aumentado, crece el número de atentados, aumentan las extorsiones a empresarios, ETA disfruta de impunidad en las calles. Zapatero traiciona sus obligaciones, incluida la de atender a las víctimas del terrorismo, muertas y vivas. No hay precedentes en ningún Gobierno, ni siquiera del PSOE, de un uso de la Fiscalía General del Estado tan descaradamente a favor de ETA y al servicio del Gobierno. Cándido ha sido tan escandalosamente partidista que, al final, ha resultado contraproducente. En cuanto ha habido unos cuantos jueces con independencia y rigor que han aplicado la Ley contra el terrorismo, los etarras lo han denunciado como una traición de ZP a sus compromisos.
Pero el argumento de Rajoy debe llevarse hasta el final. Mientras haya alguna clase de terrorismo sigue habiendo muertos, porque la amenaza a los ciudadanos sigue emanando de los asesinatos. El poder de aterrorizar no está en quemar cajeros, sino en el recuerdo de los casi 1.000 asesinados por el separatismo vasco, sin descontar que puedan ser casi 1.200. La eficacia en el chantaje a los empresarios no se basa en las cartas, sino en el recuerdo de los empresarios secuestrados o asesinados por no pagarlo. En realidad, mientras el Gobierno esté pactando con ETA, sigue habiendo muertos, porque es la amenaza de matar ciudadanos lo que lleva a Zapatero a pactar con los etarras.
Todo lo que no sea entregar las armas y pedir perdón a las víctimas equivale a seguir matando. La diferencia con el PP es que ahora Patxi López se declara dispuesto a «entender parte de las razones del otro». Es decir, a aceptar la legitimidad del crimen. Así que no sólo sigue habiendo muertos, sino que, en parte, se contemplan con ojos etarras. No es de extrañar el odio de los socialistas a las víctimas del terrorismo. Como ETA.
La diferencia es sustancial, tan conceptual como real, porque la violencia extrema contra algunos, hasta convertirlos en cadáveres, puede ser sustituida por una violencia más generalizada y con menos riesgos para los criminales, como la kale borroka o el terrorismo callejero. ¿Hay menos terrorismo si no hay tiros en la nuca? Depende. En el último año de Aznar no hubo tiros en la nuca porque ETA estaba más débil y había menos terrorismo, gracias, por ejemplo, a la eficaz lucha contra la kale borroka.
En estos dos años de Zapatero tampoco ha habido tiros en la nuca, pero, a cambio, la violencia generalizada ha aumentado, crece el número de atentados, aumentan las extorsiones a empresarios, ETA disfruta de impunidad en las calles. Zapatero traiciona sus obligaciones, incluida la de atender a las víctimas del terrorismo, muertas y vivas. No hay precedentes en ningún Gobierno, ni siquiera del PSOE, de un uso de la Fiscalía General del Estado tan descaradamente a favor de ETA y al servicio del Gobierno. Cándido ha sido tan escandalosamente partidista que, al final, ha resultado contraproducente. En cuanto ha habido unos cuantos jueces con independencia y rigor que han aplicado la Ley contra el terrorismo, los etarras lo han denunciado como una traición de ZP a sus compromisos.
Pero el argumento de Rajoy debe llevarse hasta el final. Mientras haya alguna clase de terrorismo sigue habiendo muertos, porque la amenaza a los ciudadanos sigue emanando de los asesinatos. El poder de aterrorizar no está en quemar cajeros, sino en el recuerdo de los casi 1.000 asesinados por el separatismo vasco, sin descontar que puedan ser casi 1.200. La eficacia en el chantaje a los empresarios no se basa en las cartas, sino en el recuerdo de los empresarios secuestrados o asesinados por no pagarlo. En realidad, mientras el Gobierno esté pactando con ETA, sigue habiendo muertos, porque es la amenaza de matar ciudadanos lo que lleva a Zapatero a pactar con los etarras.
Todo lo que no sea entregar las armas y pedir perdón a las víctimas equivale a seguir matando. La diferencia con el PP es que ahora Patxi López se declara dispuesto a «entender parte de las razones del otro». Es decir, a aceptar la legitimidad del crimen. Así que no sólo sigue habiendo muertos, sino que, en parte, se contemplan con ojos etarras. No es de extrañar el odio de los socialistas a las víctimas del terrorismo. Como ETA.