15.9.06
Ellos solitos
15-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Ellos solitos
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Incluso sin la apasionante y conmovedora entrevista a Díaz de Mera en La Mañana, Rubalcaba habría metido a su Gobierno en un callejón sin salida, porque él sabe que todo lo que conduce en el 11-M a la supuesta autoría de islamistas de Al Qaeda o similares no se sostiene por ningún lado. Al negarse a proporcionar al PP al menos uno de los dos informes esenciales sobre la masacre, el de los explosivos y el de la relación de ETA con los musulmanes, los dinamiteros y sus controladores policiales, Rubalcaba cerró cualquier salida honorable, discreta e incluso digna a Zapatero. Diríase que el ahora ministro del Interior ha querido uncir definitivamente al actual presidente con Felipe González, sin darle más salida al de hoy que la que Belloch le dio al de ayer, o sea, ninguna. Negar, negar y negar hasta la casa derrumbar.
Pero es que, además, se ha producido esa entrevista. Sus frases, su sinceridad, sus aseveraciones, sus negaciones, sus públicas dudas, sus vehementes sospechas son ya parte de la materia de reflexión de millones de españoles; obran en la memoria individual y en el dormitorio conyugal, en las tertulias de los cafés y en las peluquerías, en los discreteos de las amas de casa y en los cubatas entre amigotes, en las universidades y colegios y en los infinitos chats, foros, blogs, páginas y periódicos en internet, ese medio anárquico y libérrimo que es el único que no ha conseguido ni conseguirá controlar Polanco. Lo esencial ya está dicho: Rubalcaba miente, hay un informe que establece una relación especialmente estrecha de ETA con los imputados musulmanes y, además, seguramente ese informe tiene copia, porque no ha podido ser destruido. Al menos, no del todo. Nunca los policías -véase el GAL- lo destruyen todo.
Sucede otro tanto con el informe sobre explosivos, que es la otra pieza fundamental hurtada al juez Del Olmo. Además, está el informe policial sobre la ruptura de la cadena de control de la mochila de Vallecas. Y el Skoda Fabia, y la furgoneta Kangoo, y otra vez la mochila; y los tedax; y los Toro; y toda la corte de Manolón. Demasiado ya para poder cerrarlo con el infame bajonazo de la risotada o la caricatura de la conspiración. O con esa indignación gabilondiana que llega, ay, demasiado tarde. Ellos mismos se han cerrado la salida al decir que se sabe todo sobre el 11-M y que está claro que sus autores han sido islamistas radicales, tan muertos casi todos ellos que ya no pueden ni protestar. Cada vez que se produce un testimonio nuevo, muchos votantes del PSOE seguirán practicando su deporte favorito, que es mirar para otro lado cuando gobiernan los suyos y hacen de las suyas. Para los demás, las sospechas serán certezas.
Pero es que, además, se ha producido esa entrevista. Sus frases, su sinceridad, sus aseveraciones, sus negaciones, sus públicas dudas, sus vehementes sospechas son ya parte de la materia de reflexión de millones de españoles; obran en la memoria individual y en el dormitorio conyugal, en las tertulias de los cafés y en las peluquerías, en los discreteos de las amas de casa y en los cubatas entre amigotes, en las universidades y colegios y en los infinitos chats, foros, blogs, páginas y periódicos en internet, ese medio anárquico y libérrimo que es el único que no ha conseguido ni conseguirá controlar Polanco. Lo esencial ya está dicho: Rubalcaba miente, hay un informe que establece una relación especialmente estrecha de ETA con los imputados musulmanes y, además, seguramente ese informe tiene copia, porque no ha podido ser destruido. Al menos, no del todo. Nunca los policías -véase el GAL- lo destruyen todo.
Sucede otro tanto con el informe sobre explosivos, que es la otra pieza fundamental hurtada al juez Del Olmo. Además, está el informe policial sobre la ruptura de la cadena de control de la mochila de Vallecas. Y el Skoda Fabia, y la furgoneta Kangoo, y otra vez la mochila; y los tedax; y los Toro; y toda la corte de Manolón. Demasiado ya para poder cerrarlo con el infame bajonazo de la risotada o la caricatura de la conspiración. O con esa indignación gabilondiana que llega, ay, demasiado tarde. Ellos mismos se han cerrado la salida al decir que se sabe todo sobre el 11-M y que está claro que sus autores han sido islamistas radicales, tan muertos casi todos ellos que ya no pueden ni protestar. Cada vez que se produce un testimonio nuevo, muchos votantes del PSOE seguirán practicando su deporte favorito, que es mirar para otro lado cuando gobiernan los suyos y hacen de las suyas. Para los demás, las sospechas serán certezas.