14.9.06
Corta, pega, miente
14-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Corta, pega, miente
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Aunque cada vez más viles, empiezan a estar gagás. Si recordamos la inmensa maquinaria de mentir que pusieron en marcha con el GAL y rodaron en todos los casos de corrupción del felipismo, los medios de intoxicación progres que sostenían aquella Babel del Trinque fueron depurando la técnica de la puñalada trapera, mejorando las prestaciones de la calumnia, afilando los conceptos arrojadizos, creando, en fin, una especie de libro de estilo de la ignominia. Y hay que reconocer, del mismo modo que se reconoce el talento y la audacia de un asesino en serie, que algunas veces lo bordaban.
Recuerdo ahora a Hernández Moltó diciéndole a Mariano Rubio en el Congreso: «¡Míreme a los ojos, señor Rubio!» Y a aquel gélido maula mirándolo con el desprecio del señor al criado que le amenaza con la guillotina. Recuerdo todo lo de las fusiones bancarias, un brocado de ilegalidades que acabaron como el rosario de la aurora, pero el bordado de Asiaín era un primor. ¿Pues y la alocución de San Cristóbal desde la cárcel para abrir los telediarios de María Antonia Iglesias? ¿Pues y la emisión en la Ser de la conversación de Benegas sobre el «One» para empezar la laminación del guerrismo? ¿Y el vídeo contra Pedro Jota? ¿Y el antenicidio? ¿Y las Torres KIO y Cartera Central? ¿Y Filesa? ¿Y Roldán, y Paesa y el Capitán Khan?
¡Fueron tantas y tantas fechorías! Pero aunque en todas ellas alentara la vileza, había una especie de solemnidad sombría en los designios felipistas; y uno se imaginaba a González en La Moncloa como Al Pacino en el final de El Padrino. II Parte: malo, malo sin remedio ni consuelo, pero con cierta soledad demoníaca rodeando la espesura de sus sombras.
De aquellas mañas delictivas y delictuosas ha quedado la costumbre, pero están perdiendo facultades. El Cebrián de Amedo habría despedido al Cebrián de Trashorras. Yo no recuerdo una manipulación tan grosera, y hemos visto unas cuantas, como la de El País de ayer, dejando creer a sus lectores, a los que sin duda toma por necios, que una frase de Trashorras refiriéndose a Nayo en 2005 es una confesión de embustero al contado en 2006.
Porque lo que hace el imputado clave por el 11-M es suponer que Nayo ha cobrado por delatar sus relaciones con la ETA (que su padre seguramente desconoce) cuando un año después, en la entrevista con Fernando Múgica, el que lo ha reconocido tácitamente es el propio Trashorras, gratis. Todo para ganar tiempo y poco o nada más.
Ahora bien, ya creo saber cómo se cargará Polanco a Zapatero: el día en que éste diga «yo no soy el responsable del 11-M», El País quitará el no, como ayer. Y adiós, ZP.
Recuerdo ahora a Hernández Moltó diciéndole a Mariano Rubio en el Congreso: «¡Míreme a los ojos, señor Rubio!» Y a aquel gélido maula mirándolo con el desprecio del señor al criado que le amenaza con la guillotina. Recuerdo todo lo de las fusiones bancarias, un brocado de ilegalidades que acabaron como el rosario de la aurora, pero el bordado de Asiaín era un primor. ¿Pues y la alocución de San Cristóbal desde la cárcel para abrir los telediarios de María Antonia Iglesias? ¿Pues y la emisión en la Ser de la conversación de Benegas sobre el «One» para empezar la laminación del guerrismo? ¿Y el vídeo contra Pedro Jota? ¿Y el antenicidio? ¿Y las Torres KIO y Cartera Central? ¿Y Filesa? ¿Y Roldán, y Paesa y el Capitán Khan?
¡Fueron tantas y tantas fechorías! Pero aunque en todas ellas alentara la vileza, había una especie de solemnidad sombría en los designios felipistas; y uno se imaginaba a González en La Moncloa como Al Pacino en el final de El Padrino. II Parte: malo, malo sin remedio ni consuelo, pero con cierta soledad demoníaca rodeando la espesura de sus sombras.
De aquellas mañas delictivas y delictuosas ha quedado la costumbre, pero están perdiendo facultades. El Cebrián de Amedo habría despedido al Cebrián de Trashorras. Yo no recuerdo una manipulación tan grosera, y hemos visto unas cuantas, como la de El País de ayer, dejando creer a sus lectores, a los que sin duda toma por necios, que una frase de Trashorras refiriéndose a Nayo en 2005 es una confesión de embustero al contado en 2006.
Porque lo que hace el imputado clave por el 11-M es suponer que Nayo ha cobrado por delatar sus relaciones con la ETA (que su padre seguramente desconoce) cuando un año después, en la entrevista con Fernando Múgica, el que lo ha reconocido tácitamente es el propio Trashorras, gratis. Todo para ganar tiempo y poco o nada más.
Ahora bien, ya creo saber cómo se cargará Polanco a Zapatero: el día en que éste diga «yo no soy el responsable del 11-M», El País quitará el no, como ayer. Y adiós, ZP.