Hemeroteca de kickjor

José Blanco ha mandado callar a Pastor, uno de los dirigentes del socialismo vasco, tras asegurar el vascongado que este verano el Gobierno quiso hablar, sentarse o negociar con ETA -que a estas alturas todo es uno y lo mismo- pero que los terroristas, desagradecidos, dejaron a Zapatero o sus zapaterines a solas con el cortadito. Ultimamente, Blanco no se corta un pelo y no desperdicia ocasión de mostrar su autoridad. Dice las cosas más lógicas y las bobadas más solemnes con la misma voz campanuda. Y como esta vez la ocasión lo merecía, no ha perdido la ocasión de zaherir y presumir, que son facultades que el Poder permite a sus favorecidos. «Hay mucha gente que no sabe de lo que habla; y los que sabemos, no hablamos». Forma no muy sutil de llamar bocazas al compañero Pastor y de ponerse a sí mismo como ejemplo de sabiduría y prudencia. La autoestima de los dirigentes del PSOE es verdaderamente arrolladora. De Zapatero a Carmen Calvo, pasando por Blanco y Caldera. Cómo son.

Pero, bien mirado, el chitón de Blanco es más un alarde que una contestación. Me recuerda aquel gesto quizás no muy deportivo pero ampliamente repetido y no poco jaleado de Raúl en el Nou Camp, cuando le marcó un gol al Barça y lo celebró haciéndole a la grada el gesto de ponerse el dedo en los labios. Aquella invitación al silencio, produjo, lógicamente, un rugido de indignación en el público culé. Pero la diferencia del chitón del histórico delantero madridista con el chitón de Blanco es que Raúl no trataba de educar a la grada sino de mortificar al enemigo, de humillar al rival y no de crear la alianza de las civilizaciones futboleras, cuyo primer signo sería el de las ovaciones al contrario y los silencios respetuosos ante los propios goles. En cambio, diríase que Blanco confía en que su admonición puede reducir a un prudente silencio a los forofos de plantilla, cosa materialmente imposible. Eso es como poner de paisano a Manolo el del Bombo. Se nos queda en nada.

El empantanamiento del proceso de capitulación del Gobierno ante la ETA ha puesto a los socialistas vascos en una situación incomodísima, porque tienen que dar explicaciones de lo que, oficialmente, no sucede, que son las negociaciones con ETA. Y sin saber, efectivamente, de lo que hablan, tienen que hablar por boca de ganso. Porque, y esto es lo peor, ni los pastores saben de lo que hablan los amos ni los amos saben nada de los propósitos del lobo.

En cuanto a los corderos y las ovejas están en el silencio del miedo, esperando a Hannibal Lecter. Con la evidente desventaja de que, en vez de Jodie Foster, tenemos a Alfredo Pérez Rubalcaba. ¡Pobres corderos! ¡Cuánto lobo! ¡Y cuantísimo cabrito!