Hemeroteca de kickjor

Ahora ya no hablan los prebostes zapateriles de «verificar» el abandono de las armas por parte de ETA. En realidad, empezaron por no verificar el desarme de los terroristas y han acabado aceptando que ni siquiera condenen el terrorismo, no hablemos ya de pedir perdón a las víctimas. Es cierto que a la mayor parte de ellas, unidas y reunidas en la AVT, el que tendría que pedirles perdón es el propio Gobierno, por todas las fechorías que les ha hecho y muy especialmente por esa fechoría blandita llamada Peces-Barba. Tampoco habla el Gobierno de Otegi como autor o gestor de un «discurso de paz», ni del asesino De Juana Chaos como de un «partidario de la paz».

Lo último de Zapatero es asegurar que nunca «se ha bajado la guardia» frente al terrorismo. Pues será lo único que no se ha bajado, porque todo lo demás ha quedado por los suelos. Nunca el Estado de Derecho llegó a menos y la banda etarra a más. Nunca España fue tan envilecida por quienes han jurado defenderla como en estos tiempos miserables del zapaterismo tarambana. Y nunca tanta degradación institucional obtuvo menos fruto.

Desde Perpiñán, la izquierda presuntamente española o francamente antiespañola se ha arrodillado ante la ETA, ha pedido y obtenido el protectorado de la banda para el territorio de Cataluña, ha certificado por el Pacto del Tinell su voluntad antidemocrática de excluir de cualquier pacto municipal, regional o nacional al PP, que tiene a ojos del Tripartito mucho peor consideración que los Latin Kings. Les ha salido del alma el odio a todo lo nacional, el desconocimiento oceánico de la España pasada y presente. Y el resultado está a la vista: ETA sigue donde estaba y el Gobierno no sabe dónde está.

Ayer en el Congreso, Rajoy puso una vez más a ZP ante sus contradicciones y claudicaciones. Y todo lo que alcanzó a decir el presidente fue que después de «30 años de violencia, horror y sufrimiento», se necesita un «análisis ponderado y sereno», y que «llevar a buen puerto el proceso exige tiempo, temple y tenacidad, el trabajo que viene desarrollando el Gobierno desde el comienzo de esta legislatura, que confío en que dará sus frutos». O sea, que tres años después de romper el consenso antiterrorista, de mimar la imagen de la ETA, de perseguir a las víctimas del terrorismo y de atacar sañudamente al PP, todo lo que ha conseguido Zapatero es... nada.

Cándido no puede ya envilecerse más, la policía no puede estar más desactivada, los despotijueces de ZP han perpetrado cualquier fechoría para «favorecer el proceso», pero el proceso, ay, no va hacia delante sino hacia atrás. Después de la traición del PSOE en el Parlamento Europeo, ETA tiene más armas y fuerza que antes. Y hemos de ver a Rubalcaba culpar al PP no de que no haya paz, sino de sembrar falsas esperanzas de paz. Al tiempo.