29.9.06
COMENTARIOS LIBERALES El 11-M y el PP falso FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
29-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
El 11-M y el PP falso
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Si los autodenominados «centristas» y «moderados» del PP, o sea, los oportunistas de derechas como Gallardón, Piqué y demás cuadrilla, consideran que el 11-M no debería ser el eje de la acción política de su partido, ¿por qué no se les cae de la boca? ¿Cómo es posible que si realmente creen que al PP le perjudica verse asociado con la investigación de la mayor masacre de la Historia de España y no con su encubrimiento, como ya les sucede al PSOE y su Frente Antipopular, no dejan de traerlo a colación para desacreditar a quienes como Zaplana y Acebes están cumpliendo con su deber político y con la inmensamente mayoritaria aspiración de la derecha sociológica española, que quiere saber toda la verdad sobre el 11-M y sus encubridores?
Porque, si se fija el curioso lector, los que más hablan del 11-M son los que dicen que no hay nada que hablar del 11-M. Los que más critican la tarea de Zaplana y demás gente decente del partido son los que dicen que poner el foco en esa tarea, aun siendo respetable, no favorece la condición de alternativa de Mariano Rajoy. Yo no sé cómo podría favorecerla aparecer ante la opinión pública, empezando por sus propios votantes, como quieren los gallardones y piquerdones, como simples cómplices en el vergonzoso borrado y manipulación de pruebas, cuando no invención de pruebas falsas, sobre la verdadera autoría del 11-M y las tramas negras que lo facilitaron y lo encubren.
Pero supongamos que la derecha sociológica española hubiera llegado al mismo nivel de indignidad moral de la izquierda, a la que lo mismo le da la OTAN que el No a la OTAN, la guerra que el No a la guerra, con tal de que sea su partido el que se lo mande. No es así, pero supongamos que lo fuera. ¿Por qué insisten tanto Gallardón y Piqué en repetir que no hay que hablar del 11-M si es cierto que al PP no le conviene hacerlo?
A Gallardón (y a Piqué, si es que Montse La Fantástica -Esperanza dixit- no piensa en una sucesión rápida) lo único que les interesa es distanciarse cuanto puedan del partido al que todo se lo deben y acercarse hasta la identificación más servil al Poder Fáctico Fácilmente Reconocible (aún más fácilmente en Cataluña), al Gobierno, a la izquierda política y al nacionalismo, que han hecho de su negativa a investigar el 11-M y del linchamiento a quienes lo intentan en la prensa o en el Parlamento su máxima prioridad política. Su única prioridad, si se tiene en cuenta que es la otra cara del mantenimiento del diálogo presente y la alianza futura con la ETA. Y como cada día es más evidente que el Gobierno y sus aliados están entregados a la tarea de borrar huellas etarras y socialistas del 11-M, la forma de hacer méritos de gallardones y piquerdones es jugar a santanos y telesforos.
Por eso hablan tanto de lo que dicen que no hay que hablar.
Porque, si se fija el curioso lector, los que más hablan del 11-M son los que dicen que no hay nada que hablar del 11-M. Los que más critican la tarea de Zaplana y demás gente decente del partido son los que dicen que poner el foco en esa tarea, aun siendo respetable, no favorece la condición de alternativa de Mariano Rajoy. Yo no sé cómo podría favorecerla aparecer ante la opinión pública, empezando por sus propios votantes, como quieren los gallardones y piquerdones, como simples cómplices en el vergonzoso borrado y manipulación de pruebas, cuando no invención de pruebas falsas, sobre la verdadera autoría del 11-M y las tramas negras que lo facilitaron y lo encubren.
Pero supongamos que la derecha sociológica española hubiera llegado al mismo nivel de indignidad moral de la izquierda, a la que lo mismo le da la OTAN que el No a la OTAN, la guerra que el No a la guerra, con tal de que sea su partido el que se lo mande. No es así, pero supongamos que lo fuera. ¿Por qué insisten tanto Gallardón y Piqué en repetir que no hay que hablar del 11-M si es cierto que al PP no le conviene hacerlo?
A Gallardón (y a Piqué, si es que Montse La Fantástica -Esperanza dixit- no piensa en una sucesión rápida) lo único que les interesa es distanciarse cuanto puedan del partido al que todo se lo deben y acercarse hasta la identificación más servil al Poder Fáctico Fácilmente Reconocible (aún más fácilmente en Cataluña), al Gobierno, a la izquierda política y al nacionalismo, que han hecho de su negativa a investigar el 11-M y del linchamiento a quienes lo intentan en la prensa o en el Parlamento su máxima prioridad política. Su única prioridad, si se tiene en cuenta que es la otra cara del mantenimiento del diálogo presente y la alianza futura con la ETA. Y como cada día es más evidente que el Gobierno y sus aliados están entregados a la tarea de borrar huellas etarras y socialistas del 11-M, la forma de hacer méritos de gallardones y piquerdones es jugar a santanos y telesforos.
Por eso hablan tanto de lo que dicen que no hay que hablar.
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28.9.06
Leonor y compañía
28-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Leonor y compañía
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Es difícil no sentir simpatía por la Princesa de Asturias, tan flaca y pechando ya con un nuevo embarazo, sin saber, a estas alturas, ni el orden de la sucesión presente ni el futuro, porque el presente ya es promesa de pasado y el futuro es un presente que se ha comido la hipoteca sectaria del PRISOE. Esperemos que la gestación de la nueva criatura no le resulte a Letizia tan gravosa como la anterior, pero en todo caso no cabe dudar de su arrojo ante las dificultades. Se habrá leído ya la vida de la reina más hermosa de la Historia de España, Isabel de Portugal, muy amada esposa de Carlos I, que en el parto del que sería Felipe II y respondiendo a unas ayas que le aconsejaban quejarse y gritar cuanto quisiera, para relajarse y facilitar el trabajo, dijo: «Eu morrerei, mais non gritarei». No es de extrañar que toda la poetería de la Corte, con Garcilaso a la cabeza, anduviera enamorada de la rubia portuguesa. ¡Qué belleza y qué carácter!
No puedo entrar en competencia leticiesca con Joaquín Sabina, que ya se ha apresurado a delatar las confidencias principescas en la cena célebre, y lo ha hecho en tales términos que, al modo de Günter Grass, su indecorosa indiscreción seguramente será el plato más vendible de sus Memorias. Pero es preciso reseñar que las dificultades visibles y legibles de los Príncipes no son nada comparadas con las de la Monarquía cuyo futuro representan. En un país cuyo presidente se declara rojo y republicano de la peor república, y proclama además republicano al propio Rey (seguramente por su estruendoso silencio ante el Estatuto de Cataluña, la negociación con ETA y el encubrimiento del 11-M), parece claro que el empleo de Príncipe de Asturias no es el más seguro del mercado laboral. El de la Princesa, otro tanto. Y el de los infantes, más.
Yo creo que la permanencia de la institución pasaría (lo dije hace un año en este periódico, causó mucho revuelo y algún fingido escándalo, pero los hechos me dan la razón) por una rápida sucesión y/o abdicación, a la que debería suceder la reconquista de la opinión pública enajenada por los últimos años de una calamitosa gestión de la Corona, sumisa hasta el suicidio a Polanco, ZP y los republicanos anti-nacionales. Esto no debería nublar las posibilidades de futuro de una institución nacional tan popular, pero las nubla.
Así que mientras los Príncipes hacen frente a un mal embarazo y a un pésimo horizonte, yo creo que el mejor regalo para lo que venga sería la declaración de las Cortes propuesta por Jorge de Esteban, según la cual se anunciaría la voluntad de reforma en los derechos de sucesión, que ya no discriminaría a las mujeres, y se deja la ley para cuando haya consenso.
Pero que sea pronto; antes de saber si es niño o niña.
No puedo entrar en competencia leticiesca con Joaquín Sabina, que ya se ha apresurado a delatar las confidencias principescas en la cena célebre, y lo ha hecho en tales términos que, al modo de Günter Grass, su indecorosa indiscreción seguramente será el plato más vendible de sus Memorias. Pero es preciso reseñar que las dificultades visibles y legibles de los Príncipes no son nada comparadas con las de la Monarquía cuyo futuro representan. En un país cuyo presidente se declara rojo y republicano de la peor república, y proclama además republicano al propio Rey (seguramente por su estruendoso silencio ante el Estatuto de Cataluña, la negociación con ETA y el encubrimiento del 11-M), parece claro que el empleo de Príncipe de Asturias no es el más seguro del mercado laboral. El de la Princesa, otro tanto. Y el de los infantes, más.
Yo creo que la permanencia de la institución pasaría (lo dije hace un año en este periódico, causó mucho revuelo y algún fingido escándalo, pero los hechos me dan la razón) por una rápida sucesión y/o abdicación, a la que debería suceder la reconquista de la opinión pública enajenada por los últimos años de una calamitosa gestión de la Corona, sumisa hasta el suicidio a Polanco, ZP y los republicanos anti-nacionales. Esto no debería nublar las posibilidades de futuro de una institución nacional tan popular, pero las nubla.
Así que mientras los Príncipes hacen frente a un mal embarazo y a un pésimo horizonte, yo creo que el mejor regalo para lo que venga sería la declaración de las Cortes propuesta por Jorge de Esteban, según la cual se anunciaría la voluntad de reforma en los derechos de sucesión, que ya no discriminaría a las mujeres, y se deja la ley para cuando haya consenso.
Pero que sea pronto; antes de saber si es niño o niña.
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Lindo gatito
28-09-06
AL ABORDAJE
Lindo gatito
DAVID GISTAU
Pero mira que a ETA le cuesta hacerse querer. Qué manía con el ¡Pum, pum!, qué síndrome del Capitán Garfio pendiente de tratamiento. Así es que asustan incluso a Boris Izaguirre, que los ve pateando cristales y disparando al aire, fatales de manicura y con las camisetas sin conjuntar, y al pobre se le derrumban como demócratas modélicos de los que deberían aprender Rajoy y los demás orcos de la derecha extrema.
Para ayudar a la farándula florista que está deseando integrarla en el génesis de un nuevo mundo en el que todos los crímenes serán perdonados, olvidadas todas las nucas que se interpusieron en la trayectoria de una bala, lo que la banda necesita es contratar de forma urgente al subcomandante Marcos. Como asesor poético y encargado de imagen.
Porque al Zapatour de Oyarzun, para ajustarse a los gustos de unos turistas del ideal que en esta ocasión ni siquiera tendrían que haber superado el jet-lag en el regreso de su excursión revolucionaria, le faltaron unas cuantas pipas y cananas. Y le sobró una prosa ruda, llena de determinación homicida y de delirios innegociables, de la que a duras penas Sabina sacaría una canción como las que se le ponen a huevo en la selva Lacandona y que desde luego no sirve para alimentar la esperanza de nadie que no tenga los prejuicios blindados contra la realidad. Que desde luego no está como para que la señora Bardem se hubiera pasado por Oyarzun para introducir rosas blancas en los cañones de los fusiles de asalto que, a diferencia de los de Marcos, no eran de los que disparan corchos.
Contra la realidad, contra la sangre preparada, y el terrorismo urbano, y las cartas de extorsión, y la impunidad con que unos asesinos se pasean por el país armados como la insurgencia iraquí, y las amenazas colectivas, y la certeza etarra de que el Jamás pactado en una dimensión nacional de repente se ha convertido en un Tal Vez, Zetapé opone «razones objetivas». Argumento harto socorrido, puesto que las razones objetivas que no se especifican, como cualquier otra nadería retórica, lo mismo sirven para creer que en verdad éste es el mejor de los mundos posibles incluso delante del incendio de Lisboa.
Como a Piolín, le pareció ver un lindo gatito. Y mientras ETA ocupa el escenario con una fortaleza renovada y sin una sola renuncia a sus objetivos tradicionales, a sus propias razones objetivas, a lo que está el Gobierno es a reprimir las manifestaciones de las víctimas que no se dejaron seducir por atracciones fatales ni por la promesa de paz a cambio de rendición. En Sevilla, hasta los decibelios quieren limitarles, como si el ruido de un grito lanzado contra el gobierno molestara más que el de siete disparos al aire.
Para ayudar a la farándula florista que está deseando integrarla en el génesis de un nuevo mundo en el que todos los crímenes serán perdonados, olvidadas todas las nucas que se interpusieron en la trayectoria de una bala, lo que la banda necesita es contratar de forma urgente al subcomandante Marcos. Como asesor poético y encargado de imagen.
Porque al Zapatour de Oyarzun, para ajustarse a los gustos de unos turistas del ideal que en esta ocasión ni siquiera tendrían que haber superado el jet-lag en el regreso de su excursión revolucionaria, le faltaron unas cuantas pipas y cananas. Y le sobró una prosa ruda, llena de determinación homicida y de delirios innegociables, de la que a duras penas Sabina sacaría una canción como las que se le ponen a huevo en la selva Lacandona y que desde luego no sirve para alimentar la esperanza de nadie que no tenga los prejuicios blindados contra la realidad. Que desde luego no está como para que la señora Bardem se hubiera pasado por Oyarzun para introducir rosas blancas en los cañones de los fusiles de asalto que, a diferencia de los de Marcos, no eran de los que disparan corchos.
Contra la realidad, contra la sangre preparada, y el terrorismo urbano, y las cartas de extorsión, y la impunidad con que unos asesinos se pasean por el país armados como la insurgencia iraquí, y las amenazas colectivas, y la certeza etarra de que el Jamás pactado en una dimensión nacional de repente se ha convertido en un Tal Vez, Zetapé opone «razones objetivas». Argumento harto socorrido, puesto que las razones objetivas que no se especifican, como cualquier otra nadería retórica, lo mismo sirven para creer que en verdad éste es el mejor de los mundos posibles incluso delante del incendio de Lisboa.
Como a Piolín, le pareció ver un lindo gatito. Y mientras ETA ocupa el escenario con una fortaleza renovada y sin una sola renuncia a sus objetivos tradicionales, a sus propias razones objetivas, a lo que está el Gobierno es a reprimir las manifestaciones de las víctimas que no se dejaron seducir por atracciones fatales ni por la promesa de paz a cambio de rendición. En Sevilla, hasta los decibelios quieren limitarles, como si el ruido de un grito lanzado contra el gobierno molestara más que el de siete disparos al aire.
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27.9.06
COMENTARIOS LIBERALES El 'Entrecagolpe' FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
27-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
El 'Entrecagolpe'
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Lo único claro de la entrada de Entrecanales en la guerra de Endesa es que ha demostrado de la única manera indubitable, con los números, entiéndase los euros, en la mano, la clase de atraco que el ya ex ministro de Industria Montilla intentó perpetrar contra la empresa tan vigorosamente presidida por Pizarro y cuyo millón de accionistas hubieran sido estafados desde el propio Gobierno de España, si es que como tal puede considerarse a quien saquea a unos para dárselo a otros, y no precisamente como metáfora fiscal. Una de las grandes empresas de La Caixa, apadrinada, amadrinada y amancebada con el PSC tras meterle 1.000 millones en el bolsillo al ministro del ramo, ofreció 21,5 euros por acción. Entrecanales ha comprado el 10% y quiere llegar al 25% pagando 32 euros por acción. Eso significa que la oferta de Gas Natural, y de la Generalidad, y del Tripartito, y de Zapatero y de Casa Nostra (no confundir con la Cosa Nostra, aunque a veces resulte difícil) suponía un quebranto del 50% de su valor de mercado para los accionistas. En los Estados Unidos, Montilla y demás pasarían una larga temporada a la sombra. Aquí, aún es posible que reedite el Tripartito. Lo que difícilmente va a poder perpetrar es un asalto semejante a Endesa.
Tras la ridiculización de la OPA de Gas Natural, que lógicamente tratará ahora de entenderse con Pizarro (más le hubiera valido intentarlo en un principio), tampoco la OPA de E.ON queda lo que se dice bien parada tras el Entrecagolpe. Aunque su oferta mejoraba mucho la de Gas Natural, en torno a un 25%, no es ya la de los casi 28 euros del principio, porque el precio quedaba supeditado al dividendo que pudiera ofrecer la empresa este año a los accionistas, y ha sido tan espectacular el de Endesa que ahora la OPA alemana no llega a 26 euros. Para igualar el precio de compra de Entrecanales, que hay que considerar el de mercado puesto que lo han pagado, tendrá que subir otro 25% sobre la OPA de Gas Natural. Y eso, por el 51% de Endesa, es mucho dinero, incluso siendo tan poderosa la eléctrica alemana. Zapatero se ha humillado ante la fracasada Merkel, admitiendo la retirada de hasta 18 de las 19 innegociables condiciones de Montilla, pero tampoco la penitencia teutona ha dado resultado, al menos todavía. Es posible que ahora vuelva a la memez de los campeones nacionales, tan poco compatible con el discurso planetario de la Alianza de Civilizaciones, pero no probable. ¿Ha sido también la Entrecaentrada urdida por Sebastián a espaldas de Solbes? En todo caso, supone el entierro de la OPA catalana y el jaque casimate a la alemana, sin llegar a una tercera. Esa entrecaentrada hasta la cocina del accionariado se hace precisamente para evitar otra OPA, ¡la tercera! Y prueba que el partido continúa. Montilla ya está fuera de esta liga.
Tras la ridiculización de la OPA de Gas Natural, que lógicamente tratará ahora de entenderse con Pizarro (más le hubiera valido intentarlo en un principio), tampoco la OPA de E.ON queda lo que se dice bien parada tras el Entrecagolpe. Aunque su oferta mejoraba mucho la de Gas Natural, en torno a un 25%, no es ya la de los casi 28 euros del principio, porque el precio quedaba supeditado al dividendo que pudiera ofrecer la empresa este año a los accionistas, y ha sido tan espectacular el de Endesa que ahora la OPA alemana no llega a 26 euros. Para igualar el precio de compra de Entrecanales, que hay que considerar el de mercado puesto que lo han pagado, tendrá que subir otro 25% sobre la OPA de Gas Natural. Y eso, por el 51% de Endesa, es mucho dinero, incluso siendo tan poderosa la eléctrica alemana. Zapatero se ha humillado ante la fracasada Merkel, admitiendo la retirada de hasta 18 de las 19 innegociables condiciones de Montilla, pero tampoco la penitencia teutona ha dado resultado, al menos todavía. Es posible que ahora vuelva a la memez de los campeones nacionales, tan poco compatible con el discurso planetario de la Alianza de Civilizaciones, pero no probable. ¿Ha sido también la Entrecaentrada urdida por Sebastián a espaldas de Solbes? En todo caso, supone el entierro de la OPA catalana y el jaque casimate a la alemana, sin llegar a una tercera. Esa entrecaentrada hasta la cocina del accionariado se hace precisamente para evitar otra OPA, ¡la tercera! Y prueba que el partido continúa. Montilla ya está fuera de esta liga.
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La pilila
27-09-06
AL ABORDAJE
La pilila
DAVID GISTAU
No estaba España tan pendiente de una picha desde aquellas fotografías tomadas en un barco en las que el conde Lequio parecía tener a Gravesen como hermano siamés. Más que una pilila, si es que viene equipado de serie con ella, se diría que el heredero de la heredera del heredero de la primera parte contratante puede traer colgando a Excalibur. Es decir, una suerte de derecho por la gracia de Dios al contrato indefinido que provocará un conflicto de sucesión en el anacronismo monárquico si no se altera a tiempo la Constitución o si los cortesanos partidarios de la igualdad -los leonoristas: la Corona de nuevo rota en facciones- no le borran el pirulín con el photoshop como le amputaron las piernas al Rey en el fotomontaje navideño.
En las últimas tres décadas, España ha completado el tránsito desde el absolutismo a la democracia liberal, más apegada al derecho que a las supersticiones. Aun así, nos falta audacia para emanciparnos de una monarquía degradada al pijerío profesional a la que, desde la Transición, sostiene la amenaza de que sin ella una de las dos Españas ha de helarnos el corazón.
Otra vez. Como si los tiempos que corren pudieran, de nuevo, hacer necesario a un padre tutelar con el pijama debajo del uniforme. Cuando menos podrían, como se ha hecho con la financiación de la Iglesia, dar a elegir si una parte de nuestros impuestos se destina o no a llenar la nevera de Zarzuela, y que apoquinen los afectos a ese costoso residuo ornamental. Pero no es así. El único debate abierto se refiere a la pilila, a una abolición de la discriminación por sexo con la que se pretende una homologación parcial de la institución con aquellos valores de la época que sirvan para integrarla sin llegar a refutarla.
Si se trata de democratizarla, y suponiendo que Letizia alumbre un varón, ¿por qué no consentir que sea el propio pueblo quien escoja a su monarca? Lo que convendría aquí es un reality show en la televisión pública en cuanto ambos pretendientes se acercaran a la mayoría de edad. Una especie de Operación Rey en que se pudiera ir votando mediante mensajes sms a los candidatos en función de cómo se comportaran en las diferentes pruebas concebidas para medir su capacidad de reinar. Una competición de esquí. Una regata. Un simulador de helicóptero. Un mensaje de Navidad puntuado por los jueces monologuistas de El club de Flo. Unos coreógrafos que les enseñaran a saludar desde el balcón con calidez y donaire. Un simulacro de inauguración de una fábrica de yogures.
Un duelo de a ver quién es el que aguanta más tiempo despierto en actos tan vibrantes como la apertura del año judicial o el discurso del premio Cervantes. La nieta de Franco ya ha abierto ese camino.
En las últimas tres décadas, España ha completado el tránsito desde el absolutismo a la democracia liberal, más apegada al derecho que a las supersticiones. Aun así, nos falta audacia para emanciparnos de una monarquía degradada al pijerío profesional a la que, desde la Transición, sostiene la amenaza de que sin ella una de las dos Españas ha de helarnos el corazón.
Otra vez. Como si los tiempos que corren pudieran, de nuevo, hacer necesario a un padre tutelar con el pijama debajo del uniforme. Cuando menos podrían, como se ha hecho con la financiación de la Iglesia, dar a elegir si una parte de nuestros impuestos se destina o no a llenar la nevera de Zarzuela, y que apoquinen los afectos a ese costoso residuo ornamental. Pero no es así. El único debate abierto se refiere a la pilila, a una abolición de la discriminación por sexo con la que se pretende una homologación parcial de la institución con aquellos valores de la época que sirvan para integrarla sin llegar a refutarla.
Si se trata de democratizarla, y suponiendo que Letizia alumbre un varón, ¿por qué no consentir que sea el propio pueblo quien escoja a su monarca? Lo que convendría aquí es un reality show en la televisión pública en cuanto ambos pretendientes se acercaran a la mayoría de edad. Una especie de Operación Rey en que se pudiera ir votando mediante mensajes sms a los candidatos en función de cómo se comportaran en las diferentes pruebas concebidas para medir su capacidad de reinar. Una competición de esquí. Una regata. Un simulador de helicóptero. Un mensaje de Navidad puntuado por los jueces monologuistas de El club de Flo. Unos coreógrafos que les enseñaran a saludar desde el balcón con calidez y donaire. Un simulacro de inauguración de una fábrica de yogures.
Un duelo de a ver quién es el que aguanta más tiempo despierto en actos tan vibrantes como la apertura del año judicial o el discurso del premio Cervantes. La nieta de Franco ya ha abierto ese camino.
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26.9.06
En 'típex' vivo
26-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
En 'típex' vivo
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Quieren enterrar en típex vivo las pruebas del 11-M como ayer en cal viva a los muertos de los GAL. El cambio de sustancia blanca equivale al cambio de la materia gris del Gobierno de González al de Zapatero, a excepción de Rubalcaba, y de la SER, y del SUP, y de los jueces progres... bueno, reconozco que la materia gris no ha cambiado tanto. Y la materia blanca, tampoco. Se trata de evadir la Ley, de asegurar la impunidad de los socialistas como si de miles de monarcas se tratase. Y es que nadie como los republicanos despóticos para imitar las lacras del Antiguo Régimen. Ayer había que evitar que se estigmatizase a González como jefe de los GAL, aunque se mandara a la cárcel a su ministro del Interior, el menos malo descontando a Asunción. Hoy, de evitar que Zapatero se vea comprometido por esa trama de borrado de pruebas y creación de otras falsas urdida en el Ministerio del Interior, con la eficaz colaboración de Cándido y sus fiscales Siseñor y Valeyá, amén de la harka mediático-judicial que, como entonces, se dedica a insultar a quienes se empeñan en averiguar qué pasó. Ayer, los GAL. Hoy, el 11-M. Ayer, tenían la excusa o el argumento de matar etarras. Hoy, carecen de excusa, salvo que echar del Gobierno al PP tras una masacre manipulada pueda excusarlo todo.
La afición de los sociatas por el típex, desde Caldera cuando el Prestige hasta Alonso con el 11-M, está sobradamente acreditada para resultar simplemente casual. A mi juicio, entraña una forma chapucera de respeto temeroso a las normas burocráticas del Estado de Derecho al tiempo que una voluntad implacable de vulnerarlas. Es como el caso de aquel amigo de Borrell que defendía la subida de la presión fiscal y luego se llevaba lo robado mediante chantaje o soborno en la Agencia Tributaria a Andorra, Suiza o cualquier otro país Caimán.
Por supuesto, acepto otras interpretaciones mejores que la mía. Sólo añadiré el componente pringoso, guarrote y manchurronoso del típex para acabar de perfilar el biotipo del progrecillo común borrando sus huellas. Si su nivel moral es escaso su expediente escolar suele ser flojo, zarrapastroso o nulo. Esto último diferencia también la generación de embalsamadores en típex vivo de aquella feliposa y boyeral que recurrió a la cal viva para tapar muchos menos muertos y con mejor excusa.
Otra variación muy importante, porque trata de arrastrar a la Cope con él, es la del cambio de bando del Abc. Anson siempre defendió a Galindo, editó las cartas portuguesas y hasta se inventó la Conspiransón para que le perdonaran Vera y Cebrián, pero todos los días escribíamos los columnistas de Abc en dirección opuesta. Ahora se jalea unánimemente el entierro en típex vivo, de los policías honrados por los jefes deshonestos.
Qué forma de aterrizar tras las líneas enemigas la del Dragón Rapide.
La afición de los sociatas por el típex, desde Caldera cuando el Prestige hasta Alonso con el 11-M, está sobradamente acreditada para resultar simplemente casual. A mi juicio, entraña una forma chapucera de respeto temeroso a las normas burocráticas del Estado de Derecho al tiempo que una voluntad implacable de vulnerarlas. Es como el caso de aquel amigo de Borrell que defendía la subida de la presión fiscal y luego se llevaba lo robado mediante chantaje o soborno en la Agencia Tributaria a Andorra, Suiza o cualquier otro país Caimán.
Por supuesto, acepto otras interpretaciones mejores que la mía. Sólo añadiré el componente pringoso, guarrote y manchurronoso del típex para acabar de perfilar el biotipo del progrecillo común borrando sus huellas. Si su nivel moral es escaso su expediente escolar suele ser flojo, zarrapastroso o nulo. Esto último diferencia también la generación de embalsamadores en típex vivo de aquella feliposa y boyeral que recurrió a la cal viva para tapar muchos menos muertos y con mejor excusa.
Otra variación muy importante, porque trata de arrastrar a la Cope con él, es la del cambio de bando del Abc. Anson siempre defendió a Galindo, editó las cartas portuguesas y hasta se inventó la Conspiransón para que le perdonaran Vera y Cebrián, pero todos los días escribíamos los columnistas de Abc en dirección opuesta. Ahora se jalea unánimemente el entierro en típex vivo, de los policías honrados por los jefes deshonestos.
Qué forma de aterrizar tras las líneas enemigas la del Dragón Rapide.
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Los derechos de la Infanta Leonor
26-09-06
CANELA FINA
Los derechos de la Infanta Leonor
LUIS MARIA ANSON
A la Infanta niña Leonor le corresponden hoy todos los derechos dinásticos como heredera de la Corona, tras su padre el Príncipe de Asturias. Si en el próximo mes de mayo Doña Leticia tuviera una niña, su hija primogénita mantendría esos derechos. Si naciera un niño, los perdería, según la actual redacción de la Constitución, lo que constituye una discriminación por razón de sexo inadmisible en un país democrático y en pleno siglo XXI.
Todas las Monarquías europeas han erradicado ya la discriminación contra la mujer en la sucesión a la Corona o están en vías de hacerlo. Dediqué en los últimos 20 años no menos de una decena de portadas en el ABC verdadero y en el periódico por mí fundado, La Razón, así como cinco o seis canelas, a advertir del problema que se podría ocasionar y a dar soluciones.
Cuando se anunció la boda del Príncipe de Asturias, planteé de nuevo el asunto, proponiendo al presidente del Gobierno que, próxima la disolución de las Cortes, aprovechara para dar el primer paso conforme al artículo 168, Título X, de la Constitución, que exige para una reforma constitucional de este tipo: aprobación por dos tercios del Congreso y del Senado, disolución de las Cámaras, aprobación otra vez por dos tercios del nuevo Congreso y del nuevo Senado y referéndum. Aznar, asistido por algunas consejeras y consejeros cerriles, consideró que no era urgente la medida y no hizo nada. Se lavó las manos.
Pero la gran política consiste en prever, no en curar. El PSOE, inteligentemente, incluyó en su programa electoral la erradicación de la discriminación de la mujer en la sucesión a la Corona, madrugando al Partido Popular. Porque no se trata de una cuestión de monarquismo sino, sencillamente, de defender los derechos de la mujer en todos los órdenes.
De aquí a mayo no queda tiempo para hacer la reforma constitucional que se precisa. Pero en previsión de que nazca un niño y se arrollen los derechos de la mujer, se podría aplicar provisionalmente (hasta que sea razonable poner en marcha la reforma según el Título X) el apartado 5 del artículo 57 de la Constitución, que dice: «Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de la sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica».
La duda, dentro de la propia Constitución, ahí está, puesto que el apartado 1 del artículo 57 excluye en la sucesión a la Corona a la mujer de más edad si hay varón y el artículo 14 del texto constitucional rechaza cualquier discriminación por razón de sexo. Una contradicción en toda regla.
Diputados y senadores podrían acogerse al apartado 5 del artículo 57 de la Constitución, con carácter provisional, repito, hasta que se pueda poner en marcha el procedimiento del Título X. Podrían también reunirse en sesión extraordinaria para afirmar la voluntad de reforma constitucional a favor de los derechos de la mujer en la sucesión a la Corona.
Podrían, finalmente, reformar dentro de un tiempo la Constitución con carácter retroactivo y despojar de sus derechos al niño que eventualmente nazca en el mes de mayo. Yo no recomendaría esta fórmula, que no es rechazable, pero que podría acarrear problemas. Me parece más sencillo, como han defendido dos magistrados del máximo prestigio, Ramón López Vilas y Joaquín María Nebreda, acogerse provisionalmente al apartado 5 del artículo 57 y establecer por ley orgánica la preferencia de los derechos de la Infanta Leonor aunque en mayo naciera un varón.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
Todas las Monarquías europeas han erradicado ya la discriminación contra la mujer en la sucesión a la Corona o están en vías de hacerlo. Dediqué en los últimos 20 años no menos de una decena de portadas en el ABC verdadero y en el periódico por mí fundado, La Razón, así como cinco o seis canelas, a advertir del problema que se podría ocasionar y a dar soluciones.
Cuando se anunció la boda del Príncipe de Asturias, planteé de nuevo el asunto, proponiendo al presidente del Gobierno que, próxima la disolución de las Cortes, aprovechara para dar el primer paso conforme al artículo 168, Título X, de la Constitución, que exige para una reforma constitucional de este tipo: aprobación por dos tercios del Congreso y del Senado, disolución de las Cámaras, aprobación otra vez por dos tercios del nuevo Congreso y del nuevo Senado y referéndum. Aznar, asistido por algunas consejeras y consejeros cerriles, consideró que no era urgente la medida y no hizo nada. Se lavó las manos.
Pero la gran política consiste en prever, no en curar. El PSOE, inteligentemente, incluyó en su programa electoral la erradicación de la discriminación de la mujer en la sucesión a la Corona, madrugando al Partido Popular. Porque no se trata de una cuestión de monarquismo sino, sencillamente, de defender los derechos de la mujer en todos los órdenes.
De aquí a mayo no queda tiempo para hacer la reforma constitucional que se precisa. Pero en previsión de que nazca un niño y se arrollen los derechos de la mujer, se podría aplicar provisionalmente (hasta que sea razonable poner en marcha la reforma según el Título X) el apartado 5 del artículo 57 de la Constitución, que dice: «Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de la sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica».
La duda, dentro de la propia Constitución, ahí está, puesto que el apartado 1 del artículo 57 excluye en la sucesión a la Corona a la mujer de más edad si hay varón y el artículo 14 del texto constitucional rechaza cualquier discriminación por razón de sexo. Una contradicción en toda regla.
Diputados y senadores podrían acogerse al apartado 5 del artículo 57 de la Constitución, con carácter provisional, repito, hasta que se pueda poner en marcha el procedimiento del Título X. Podrían también reunirse en sesión extraordinaria para afirmar la voluntad de reforma constitucional a favor de los derechos de la mujer en la sucesión a la Corona.
Podrían, finalmente, reformar dentro de un tiempo la Constitución con carácter retroactivo y despojar de sus derechos al niño que eventualmente nazca en el mes de mayo. Yo no recomendaría esta fórmula, que no es rechazable, pero que podría acarrear problemas. Me parece más sencillo, como han defendido dos magistrados del máximo prestigio, Ramón López Vilas y Joaquín María Nebreda, acogerse provisionalmente al apartado 5 del artículo 57 y establecer por ley orgánica la preferencia de los derechos de la Infanta Leonor aunque en mayo naciera un varón.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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25.9.06
COMENTARIOS LIBERALES Etarras y fiscales FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
25-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Etarras y fiscales
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Ayer venían las noticias de política española mitad trágicas, mitad ridículas. Las trágicas llegaban por obra de ETA y sus cómplices en el Gobierno. Las ridículas, de la mano del PRISOCENTO, que está de los nervios con las revelaciones de EL MUNDO sobre el 11-M y llama en su auxilio a la Guardia Civil, como si aún estuvieran Roldán y Galindo, y a Cándido, como si no tuviera a Zaragoza para no desgastarse aún más y poder optar a la sucesión de López Aguilar.
Empecemos por lo trágico: la vicepresidenta, de quien se asegura que ha conseguido cerrar uno de los absurdos frentes de desgaste de Zapatero, el abierto con la Iglesia Católica (hasta que eso no se publique oficialmente no lo creeré ni comentaré), repetía el mismo latiguillo del presidente en su paupérrima conferencia política: la lucha por el final de la violencia etarra será un camino «largo, duro y difícil». Con la política de claudicación del PSOE, de eso no hay la menor duda.
Para las víctimas del terrorismo, la política proetarra y anti-AVT de ZP está siendo una afrenta y una tortura; para el PP, una afrenta y una burla; y para el sector decente, español y, por ello, minoritario en el PSOE, una burla y una vergüenza, en especial tras la vileza de Montilla diciendo que Múgica ha recurrido el Estatuto norcoreano de Cataluña porque los etarras le han matado a su hermano. El argumento, vomitivo y proterrorista, retrata al PSC montillesco y al PSOE zapateril.
Pero este Gobierno ha acreditado tanto desprecio por las víctimas del terrorismo, sean de ETA, del 11-M o de ambos, que es natural que ya no respete a sus propios muertos y a sus propias víctimas. Lo malo es que, hasta ayer, lo fiaba todo a la «buena voluntad», al «proceso irreversible» y al «discurso de paz» de Otegi y compañía. Hoy, veremos cómo reacciona ante la reaparición de la ETA diciendo lo de siempre: que continuarán matando y, si es preciso, muriendo, hasta conseguir la independencia y el socialismo de ese Estado llamado Euskal Herria que Zapatero quiere entregarles en fideicomiso para poder presentarse a las elecciones generales con el señuelo de la paz. Paz por territorios y por unos días, porque hasta la independencia y el socialismo faltan bastantes años y muchísima sangre. ¿Cómo lo explicará el Gobierno? ¿Diciendo que son mensajes «para consumo interno» de los etarras? Seguro. Sería un mensaje para consumo interno, pero de progres amoscados por los dos flancos procesales abiertos: la arriesgadísima apuesta por el acuerdo con la ETA y la inseparable guerra al estilo GAL sobre el 11-M.
Y ahí entra la noticia cómica de ayer: Zarzalejos le pide a Mesquida que Cándido actúe... ¡contra Jiménez y Ramírez! ¡Torero! ¡Torero! El ataque de los fiscales candididejos superaría en carcajadas a Torrente, el brazo tonto de la Ley.
Empecemos por lo trágico: la vicepresidenta, de quien se asegura que ha conseguido cerrar uno de los absurdos frentes de desgaste de Zapatero, el abierto con la Iglesia Católica (hasta que eso no se publique oficialmente no lo creeré ni comentaré), repetía el mismo latiguillo del presidente en su paupérrima conferencia política: la lucha por el final de la violencia etarra será un camino «largo, duro y difícil». Con la política de claudicación del PSOE, de eso no hay la menor duda.
Para las víctimas del terrorismo, la política proetarra y anti-AVT de ZP está siendo una afrenta y una tortura; para el PP, una afrenta y una burla; y para el sector decente, español y, por ello, minoritario en el PSOE, una burla y una vergüenza, en especial tras la vileza de Montilla diciendo que Múgica ha recurrido el Estatuto norcoreano de Cataluña porque los etarras le han matado a su hermano. El argumento, vomitivo y proterrorista, retrata al PSC montillesco y al PSOE zapateril.
Pero este Gobierno ha acreditado tanto desprecio por las víctimas del terrorismo, sean de ETA, del 11-M o de ambos, que es natural que ya no respete a sus propios muertos y a sus propias víctimas. Lo malo es que, hasta ayer, lo fiaba todo a la «buena voluntad», al «proceso irreversible» y al «discurso de paz» de Otegi y compañía. Hoy, veremos cómo reacciona ante la reaparición de la ETA diciendo lo de siempre: que continuarán matando y, si es preciso, muriendo, hasta conseguir la independencia y el socialismo de ese Estado llamado Euskal Herria que Zapatero quiere entregarles en fideicomiso para poder presentarse a las elecciones generales con el señuelo de la paz. Paz por territorios y por unos días, porque hasta la independencia y el socialismo faltan bastantes años y muchísima sangre. ¿Cómo lo explicará el Gobierno? ¿Diciendo que son mensajes «para consumo interno» de los etarras? Seguro. Sería un mensaje para consumo interno, pero de progres amoscados por los dos flancos procesales abiertos: la arriesgadísima apuesta por el acuerdo con la ETA y la inseparable guerra al estilo GAL sobre el 11-M.
Y ahí entra la noticia cómica de ayer: Zarzalejos le pide a Mesquida que Cándido actúe... ¡contra Jiménez y Ramírez! ¡Torero! ¡Torero! El ataque de los fiscales candididejos superaría en carcajadas a Torrente, el brazo tonto de la Ley.
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24.9.06
Del enemigo, el consejo ISABEL SAN SEBASTIAN
23-09-06
LA TRASTIENDA
Del enemigo, el consejo
ISABEL SAN SEBASTIAN
A juzgar por las gentes empeñadas en convencerle de que abandone la pretensión de investigar el 11-M y se someta dócilmente a la versión oficial, el PP ha debido de dar con un filón susceptible de llevarle de nuevo a La Moncloa. ¿Por qué? Porque el club de buenos samaritanos preocupados por el futuro del partido incluye a políticos y periodistas cuya característica común es, precisamente, el rechazo visceral a todo lo que suene a derecha.
Allí están los nacionalistas ávidos de sacudirse de encima al Estado, encantados con este Gobierno débil que no cree ni en la Constitución ni en España. A su lado forman los restos del naufragio de IU, tan distinta de aquélla en la que Julio Anguita imponía la decencia por encima de la conveniencia. Y para rematar la foto, un PSOE que va perdiendo letras, pues ya no es ni obrero ni español, capaz de cualquier cosa con tal de no volver a las tinieblas exteriores donde todo es frío y desolación. Una unidad de destino en la ocultación. Una auténtica cama redonda parlamentaria, animada por el empeño común de evitar que la verdad pueda estropearles el chollo.
En el campo del periodismo (hecha la salvedad de ese periódico monárquico y conservador, presa de una actitud enloquecida ante la fuga de sus lectores a EL MUNDO) tres cuartos de lo mismo: un grupo mediático a quien el socialismo ha enriquecido a fuerza de prebendas. La radio y la televisión públicas, botín de guerra del partido vencedor en las urnas, y algún que otro tertuliano/a apesebrado/a, de esos/as que reciben cada mañana la consigna de Ferraz o de Gobelas y la transmiten fielmente sin que su conciencia se resienta, en la certeza de que nunca les faltará un medio progresista en el que sacarse unas buenas castañas.
Jamás han votado al PP ni le votarían, aunque su candidato, Alberto Ruiz Gallardón, encabezara las listas. Jamás han movido un dedo por el PP, sino que han agitado todas las movilizaciones convocadas para arrebatarle el poder. Jamás han creído, en su fuero interno, que el PP fuese un partido tan democrático como cualquier otro, pues nunca han dejado de mirarle como heredero del franquismo. ¿A qué viene entonces ese súbito afán por salvar a los populares del presunto error que estarían cometiendo al exigir que se nos diga la verdad sobre la matanza que segó 192 vidas y cambió la Historia?
Mariano Rajoy debería tenerlo claro: del enemigo, el consejo... para hacer justo lo contrario. Es la prueba irrefutable de que va por buen camino.
Allí están los nacionalistas ávidos de sacudirse de encima al Estado, encantados con este Gobierno débil que no cree ni en la Constitución ni en España. A su lado forman los restos del naufragio de IU, tan distinta de aquélla en la que Julio Anguita imponía la decencia por encima de la conveniencia. Y para rematar la foto, un PSOE que va perdiendo letras, pues ya no es ni obrero ni español, capaz de cualquier cosa con tal de no volver a las tinieblas exteriores donde todo es frío y desolación. Una unidad de destino en la ocultación. Una auténtica cama redonda parlamentaria, animada por el empeño común de evitar que la verdad pueda estropearles el chollo.
En el campo del periodismo (hecha la salvedad de ese periódico monárquico y conservador, presa de una actitud enloquecida ante la fuga de sus lectores a EL MUNDO) tres cuartos de lo mismo: un grupo mediático a quien el socialismo ha enriquecido a fuerza de prebendas. La radio y la televisión públicas, botín de guerra del partido vencedor en las urnas, y algún que otro tertuliano/a apesebrado/a, de esos/as que reciben cada mañana la consigna de Ferraz o de Gobelas y la transmiten fielmente sin que su conciencia se resienta, en la certeza de que nunca les faltará un medio progresista en el que sacarse unas buenas castañas.
Jamás han votado al PP ni le votarían, aunque su candidato, Alberto Ruiz Gallardón, encabezara las listas. Jamás han movido un dedo por el PP, sino que han agitado todas las movilizaciones convocadas para arrebatarle el poder. Jamás han creído, en su fuero interno, que el PP fuese un partido tan democrático como cualquier otro, pues nunca han dejado de mirarle como heredero del franquismo. ¿A qué viene entonces ese súbito afán por salvar a los populares del presunto error que estarían cometiendo al exigir que se nos diga la verdad sobre la matanza que segó 192 vidas y cambió la Historia?
Mariano Rajoy debería tenerlo claro: del enemigo, el consejo... para hacer justo lo contrario. Es la prueba irrefutable de que va por buen camino.
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El champiñón MARTIN PRIETO
23-09-06
ZOOM
El champiñón
MARTIN PRIETO
Lo que está sucediendo con el sumario sobre el 11-M se aproxima al arte simple del cultivo de champiñones en cuevas: mucha mierda y ninguna luz. Como soy hijo de ciego, me conduelo con el glaucoma del juez Del Olmo, pero sólo a un irresponsable se le ocurre encargarle un sumario sobre el mayor atentado terrorista en la Historia de Europa occidental.
No fue un acto inocente el encargo a un juez abrumado, y por ello débil. Lo que va a pasar Del Olmo a la sala pertinente de la Audiencia Nacional es, esencialmente, una colección de informes policiales que hacen agua por todas partes. Es legítima la sospecha de que unos moros de tercera, porque no hay cuarta, dados al trapicheo, y una carne de presidio como los confidentes de la policía asturiana ideen, lideren y ejecuten una matanza como la de Atocha y estaciones aledañas.
Del Olmo no sabe quiénes fueron los inductores, ni los técnicos ni la mano de obra. La larga investigación de EL MUNDO sobre las contradicciones y agujeros negros del sumario pueden provocar un juicio sin culpables porque el más lerdo letrado defensor se agarrará a las pruebas manipuladas por la propia Policía. Como cualquier español no sé si tras aquel crimen estuvo la ETA, en su núcleo o en su periferia, proveyendo de explosivos y artefactos electrónicos a unos islamistas de tres al cuarto. Pero resulta inquietante que el Gobierno haya pasado la goma de borrar sobre todo lo que alude a la banda con la que está en tórridas relaciones, y que censure retroactivamente un peritaje policial que cita a ETA.
La reacción de Rubalcaba anunciando medidas legales contra este periódico es un farol, denota su concepto sobre la libertad de información y recuerda demasiado a los GAL de los que él fue protagonista empecinadamente mentiroso. No merecemos un Gobierno que nos mienta. Por supuesto: para empezar no nos merecimos los gobiernos de Felipe González que empezó a matar en el mismo 82. No es el portero sino el sindicato del crimen quien siempre llama a la puerta dos veces. Al presidente le da lo mismo ocho que ochenta desde que nombró al portavoz de los GAL ministro de Interior. Se reproducirán las venganzas profesionales y los intentos de asesinato civil antes que la sombra de ETA planee sobre el juicio.
La Policía, además, ha demostrado su politización. Son ciudadanos que se afilian a sus sindicatos y que pueden votar a quien les pete, pero se dan colusiones con el Gobierno entusiásticamente serviles. Es legítimo suponer que una parte de la Policía de adscripción socialista ha hecho un sumario paralelo al del juez Del Olmo, engañándole, ocultándole e intoxicándole. No podemos estar a merced de mochilas viajeras, coches de quita y pon y pruebas amañadas y peripatéticas. ¿Y cuál fue el explosivo del 11-M? En el juicio no lo vamos a saber porque la policía ha cruzado las pistas hasta hacerlas imposibles.
No fue un acto inocente el encargo a un juez abrumado, y por ello débil. Lo que va a pasar Del Olmo a la sala pertinente de la Audiencia Nacional es, esencialmente, una colección de informes policiales que hacen agua por todas partes. Es legítima la sospecha de que unos moros de tercera, porque no hay cuarta, dados al trapicheo, y una carne de presidio como los confidentes de la policía asturiana ideen, lideren y ejecuten una matanza como la de Atocha y estaciones aledañas.
Del Olmo no sabe quiénes fueron los inductores, ni los técnicos ni la mano de obra. La larga investigación de EL MUNDO sobre las contradicciones y agujeros negros del sumario pueden provocar un juicio sin culpables porque el más lerdo letrado defensor se agarrará a las pruebas manipuladas por la propia Policía. Como cualquier español no sé si tras aquel crimen estuvo la ETA, en su núcleo o en su periferia, proveyendo de explosivos y artefactos electrónicos a unos islamistas de tres al cuarto. Pero resulta inquietante que el Gobierno haya pasado la goma de borrar sobre todo lo que alude a la banda con la que está en tórridas relaciones, y que censure retroactivamente un peritaje policial que cita a ETA.
La reacción de Rubalcaba anunciando medidas legales contra este periódico es un farol, denota su concepto sobre la libertad de información y recuerda demasiado a los GAL de los que él fue protagonista empecinadamente mentiroso. No merecemos un Gobierno que nos mienta. Por supuesto: para empezar no nos merecimos los gobiernos de Felipe González que empezó a matar en el mismo 82. No es el portero sino el sindicato del crimen quien siempre llama a la puerta dos veces. Al presidente le da lo mismo ocho que ochenta desde que nombró al portavoz de los GAL ministro de Interior. Se reproducirán las venganzas profesionales y los intentos de asesinato civil antes que la sombra de ETA planee sobre el juicio.
La Policía, además, ha demostrado su politización. Son ciudadanos que se afilian a sus sindicatos y que pueden votar a quien les pete, pero se dan colusiones con el Gobierno entusiásticamente serviles. Es legítimo suponer que una parte de la Policía de adscripción socialista ha hecho un sumario paralelo al del juez Del Olmo, engañándole, ocultándole e intoxicándole. No podemos estar a merced de mochilas viajeras, coches de quita y pon y pruebas amañadas y peripatéticas. ¿Y cuál fue el explosivo del 11-M? En el juicio no lo vamos a saber porque la policía ha cruzado las pistas hasta hacerlas imposibles.
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22.9.06
COMENTARIOS LIBERALES Quién cree al PSOE FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
22-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Quién cree al PSOE
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
La respuesta de Rubalcaba a EL MUNDO, tras la publicación de los documentos que prueban que el Ministerio del Interior cometió una desvergonzada falsificación de un informe sobre explosivos que relacionaba a ETA con el 11-M, ha sido la propia de él y de los tiempos de los GAL: negarlo todo.
Ha dicho en Tampere (a lo mejor en Madrid o Guadalajara le daba la risa) que no, que nunca, que jamás se ha falsificado ningún documento en ese Ministerio, lo cual es flagrantemente falso, puesto que tanto los expertos corregidos como el otro experto menos escrupuloso, eran el año pasado policías a las órdenes de Telesforo y el ministro Alonso. Son tan policías como los que han sido condenados a penas de cárcel e inhabilitación por haber falsificado también las declaraciones de otros policías sobre la detención ilegal de dos militantes del PP como supuestos responsables de la falsa agresión a Bono en una manifestación de la AVT. Son tan policías como Amedo. Y mucho más que el Capitán Khan, que todavía no sabemos si es un policía laosiano o Fernández de la Vega detrás de unos bigotes.
Pues claro que son policías. Pues claro que se ha falsificado documentación en el Ministerio del Interior; si acaso, en sus zahurdas y ergástulas, pero siempre por parte de funcionarios del que fue ministerio de Belloch y Margarita Robles cuando los años de la corrupción y los GAL, es decir, cuando Rubalcaba nos engañaba todos los días. En realidad, la negativa de Rubalcaba ha sido tan vehemente que uno se siente de inmediato inclinado a pensar que el descubierto por Casimiro es sólo uno de los muchos documentos destruidos u ocultados por Interior y que relacionaban a ETA con el 11-M. El que es capaz de perpetrar el doble delito de falsificar un documento público y ocultar pruebas al juez una vez, ¿por qué no ha de hacerlo 40 veces?
Lo malo para el Gobierno es que Rubalcaba ha negado tantas veces la evidencia de los delitos perpetrados por el PSOE que no le puede creer nadie. Mintió tanto en tiempos de los GAL, mintió tanto el 13-M, mintió o ayudó a mentir tanto a tanta gente en la Comisión Parlamentaria del 11-M, que sólo un familiar muy cercano o una mujer muy enamorada, más allá de Cumbres Borrascosas, podría dar pábulo a sus palabras. Ahora ya hay dos razones para creer que el Gobierno miente: que EL MUNDO ha publicado documentos que lo prueban y que Rubalcaba lo ha desmentido.
El ministro Pinocho es una garantía para media nación de que España, aunque no se lo merezca, tiene un Gobierno que miente. Cuando el GAL era por Felipe. Ahora es por el pacto con ETA, que también es cosa medio suya. Lo único seguro es que no dice la verdad. No sabe.
Ha dicho en Tampere (a lo mejor en Madrid o Guadalajara le daba la risa) que no, que nunca, que jamás se ha falsificado ningún documento en ese Ministerio, lo cual es flagrantemente falso, puesto que tanto los expertos corregidos como el otro experto menos escrupuloso, eran el año pasado policías a las órdenes de Telesforo y el ministro Alonso. Son tan policías como los que han sido condenados a penas de cárcel e inhabilitación por haber falsificado también las declaraciones de otros policías sobre la detención ilegal de dos militantes del PP como supuestos responsables de la falsa agresión a Bono en una manifestación de la AVT. Son tan policías como Amedo. Y mucho más que el Capitán Khan, que todavía no sabemos si es un policía laosiano o Fernández de la Vega detrás de unos bigotes.
Pues claro que son policías. Pues claro que se ha falsificado documentación en el Ministerio del Interior; si acaso, en sus zahurdas y ergástulas, pero siempre por parte de funcionarios del que fue ministerio de Belloch y Margarita Robles cuando los años de la corrupción y los GAL, es decir, cuando Rubalcaba nos engañaba todos los días. En realidad, la negativa de Rubalcaba ha sido tan vehemente que uno se siente de inmediato inclinado a pensar que el descubierto por Casimiro es sólo uno de los muchos documentos destruidos u ocultados por Interior y que relacionaban a ETA con el 11-M. El que es capaz de perpetrar el doble delito de falsificar un documento público y ocultar pruebas al juez una vez, ¿por qué no ha de hacerlo 40 veces?
Lo malo para el Gobierno es que Rubalcaba ha negado tantas veces la evidencia de los delitos perpetrados por el PSOE que no le puede creer nadie. Mintió tanto en tiempos de los GAL, mintió tanto el 13-M, mintió o ayudó a mentir tanto a tanta gente en la Comisión Parlamentaria del 11-M, que sólo un familiar muy cercano o una mujer muy enamorada, más allá de Cumbres Borrascosas, podría dar pábulo a sus palabras. Ahora ya hay dos razones para creer que el Gobierno miente: que EL MUNDO ha publicado documentos que lo prueban y que Rubalcaba lo ha desmentido.
El ministro Pinocho es una garantía para media nación de que España, aunque no se lo merezca, tiene un Gobierno que miente. Cuando el GAL era por Felipe. Ahora es por el pacto con ETA, que también es cosa medio suya. Lo único seguro es que no dice la verdad. No sabe.
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21.9.06
COMENTARIOS LIBERALES 'Piquerdón' FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
21-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
'Piquerdón'
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
De poco servirá que el fichaje de Montserrat Nebrera pudiera descubrirnos una síntesis pluscuamperfecta de Isabel la Católica, Petronila de Aragón y Assumpta Serna. Mientras Piqué siga empeñado en hacer de Gallardón, es decir, de Piquerdón, repitiendo como un lorito las consignas retroprogres del alcalde de Madrid, ni el PP ganará terreno en Cataluña, siquiera para recuperar el que tenía con Vidal Quadras, ni, sobre todo, el nacionalismo descaradamente dictatorial instalado en Cataluña se moderará o limitará su pardo devenir. En los últimos días, Piqué ha centrado sus críticas en el único partido nuevo que concurre a las primeras elecciones con el Estatuto norcoreano: Ciudadanos de Cataluña. Sólo la puesta en pie de ese partido en esta Cataluña merecería respeto. Basta comparar lo creado por Antonio Robles, Boadella, Arcadi y Carreras con lo deshecho en el PPC bajo el knut de Vendrell, mano derecha de Piqué, para ver que lo fácil es tratar de confundirse con el paisaje nazipardo y lo difícil es plantarle cara con un discurso alternativo que parta de su deslegitimación, no de su matización, que es a lo más que llega Piqué. A veces es peor: la traición del PPC aceleró la creación del CAC, porque a Vendrell y Piqué también les molesta la Cope. A la jauría porque habla del Carmelo y de España. A Piqué porque no censura a Ciudadanos como ese periodismo pardo barcelonés que a diario insulta al PP y defiende Piqué. Señal de que no coinciden.
En los últimos días, Piqué ha acusado a Ciudadanos de hacer «antinacionalismo burdo», mientras él proclamaba su deseo de colaborar con CiU en el próximo Gobierno. Lo de colaborar con CiU no será antinacionalismo, pero como oportunismo es de un burdo que tira de espaldas. Mas es tan antiespañol como Pujol y Carod. ¿Qué pretende Piqué uniéndose a él? ¿Matizar el separatismo, la persecución de los castellanohablantes y el odio a España? ¿O sólo hacerse perdonar que se presenta por el PP? Pero en unas declaraciones aún más recientes ha dicho que Ciudadanos «es un partido que tiene posiciones de extrema derecha y, a la vez, intenta mantener cierto pseudoprogresismo, como la defensa de la eutanasia y el aborto». O sea, que Piqué se sitúa a medio camino entre Montilla y el abad de Montserrat, y utiliza el mismo sistema de criminalización contra Ciudadanos que el PSOE usa contra el PP: «extrema derecha» son... los enemigos políticos. Pero si Ciudadanos es el enemigo, ¿quién será en Cataluña el partido amigo del PPC?
Y claro, puesto a imitar al PSOE, ayer desembocó en la ciénaga de Gallardón: «Si el PP quiere ser alternativa no puede centrar su labor política en el 11-M». No, claro. Debe centrarse en pactar con Mas y Durán, que eso sí que es ser alternativa, y, de paso, en respaldar a la fiscal Olga Sánchez Valeyá. Ésta sí hubiera sido un fichaje coherente.
En los últimos días, Piqué ha acusado a Ciudadanos de hacer «antinacionalismo burdo», mientras él proclamaba su deseo de colaborar con CiU en el próximo Gobierno. Lo de colaborar con CiU no será antinacionalismo, pero como oportunismo es de un burdo que tira de espaldas. Mas es tan antiespañol como Pujol y Carod. ¿Qué pretende Piqué uniéndose a él? ¿Matizar el separatismo, la persecución de los castellanohablantes y el odio a España? ¿O sólo hacerse perdonar que se presenta por el PP? Pero en unas declaraciones aún más recientes ha dicho que Ciudadanos «es un partido que tiene posiciones de extrema derecha y, a la vez, intenta mantener cierto pseudoprogresismo, como la defensa de la eutanasia y el aborto». O sea, que Piqué se sitúa a medio camino entre Montilla y el abad de Montserrat, y utiliza el mismo sistema de criminalización contra Ciudadanos que el PSOE usa contra el PP: «extrema derecha» son... los enemigos políticos. Pero si Ciudadanos es el enemigo, ¿quién será en Cataluña el partido amigo del PPC?
Y claro, puesto a imitar al PSOE, ayer desembocó en la ciénaga de Gallardón: «Si el PP quiere ser alternativa no puede centrar su labor política en el 11-M». No, claro. Debe centrarse en pactar con Mas y Durán, que eso sí que es ser alternativa, y, de paso, en respaldar a la fiscal Olga Sánchez Valeyá. Ésta sí hubiera sido un fichaje coherente.
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La bofetada DAVID GISTAU
21-09-06
AL ABORDAJE
La bofetada
DAVID GISTAU
La investigación del 11-M «no puede considerarse periodismo». Así lo ha decretado, arrogándose de paso el derecho a repartir credenciales y patentes de corso, el Colegio de Periodistas de Cataluña. Su comunicado, pleno de vocación orgánica, castiga por revoltosos -por «afectar a las instituciones»- a los medios todavía no bajo control, que ejercen el contrapoder en vez de pasmarse ante la condición de intocable del Estado como los simios de Kubrick ante el monolito.
En un artículo reciente, Víctor de la Serna vindicaba el carácter alborotador al que está obligado el periodismo -y añado que el ciudadano- en una sociedad libre. Que no viva entregada al paternalismo infalible del Dios-Estado, como en los totalitarismos, y que prefiera el incordio a esa felicidad perfecta, a esa grata convivencia bovina, que trae la ignorancia de las cosas.
Cuando dejó de buscar la playa bajo los adoquines, mitigado su furor revolucionario, Daniel Cohn-Bendit escribió que ya jamás aspiraría a destruir la sociedad occidental. Pero que en cambio creía en la necesidad de abofetearla de vez en cuando para que no se sintiera impune si traicionaba sus propios principios. Esa bofetada ha de darla el periodismo.
Siempre que no se deje engañar por presuntas razones de Estado que lo desactiven y lo diluyan en funciones propagandísticas. Siempre que no se deje absorber por los mecanismos de poder con tanto entusiasmo como el que contenían los aplausos de los informadores a sus políticos cuando fue aprobado el Estatut en el parlamento catalán: ¿es éste el modelo de excelencia periodística defendido por el mencionado Colegio? ¿Un periodista que, en vez de la mosca cojonera que plantea Víctor De la Serna, se acomode en el hombro del Gobierno como el loro en el del pirata?
Las instituciones no se derrumban porque las abofetee el periodismo. Al revés. Quedan fortalecidas. Los mismos argumentos con que el entorno mediático de Zetapé denosta ahora la investigación del 11-M fueron usados también en episodios semejantes -el Watergate o los GAL- en que se intentó cargar de culpa al periodista por unos hechos que terminaron avalados por la Historia. Y por los que, como exige Cohn-Bendit, no se consintió que quedara impune una democracia que quebrantó sus principios fundacionales. Aun así, todavía hay quien considera periodismo la complicidad con el Gobierno de turno o con un Régimen, y el intento de mantener a la ciudadanía en una ignorancia sumisa que, no hay duda, recompensa con una feliz convivencia como la de los rumiantes en un prado. Al puro estilo de las dictaduras donde educan vasallos.
La investigación del 11-M «no puede considerarse periodismo». Así lo ha decretado, arrogándose de paso el derecho a repartir credenciales y patentes de corso, el Colegio de Periodistas de Cataluña. Su comunicado, pleno de vocación orgánica, castiga por revoltosos -por «afectar a las instituciones»- a los medios todavía no bajo control, que ejercen el contrapoder en vez de pasmarse ante la condición de intocable del Estado como los simios de Kubrick ante el monolito.
En un artículo reciente, Víctor de la Serna vindicaba el carácter alborotador al que está obligado el periodismo -y añado que el ciudadano- en una sociedad libre. Que no viva entregada al paternalismo infalible del Dios-Estado, como en los totalitarismos, y que prefiera el incordio a esa felicidad perfecta, a esa grata convivencia bovina, que trae la ignorancia de las cosas.
Cuando dejó de buscar la playa bajo los adoquines, mitigado su furor revolucionario, Daniel Cohn-Bendit escribió que ya jamás aspiraría a destruir la sociedad occidental. Pero que en cambio creía en la necesidad de abofetearla de vez en cuando para que no se sintiera impune si traicionaba sus propios principios. Esa bofetada ha de darla el periodismo.
Siempre que no se deje engañar por presuntas razones de Estado que lo desactiven y lo diluyan en funciones propagandísticas. Siempre que no se deje absorber por los mecanismos de poder con tanto entusiasmo como el que contenían los aplausos de los informadores a sus políticos cuando fue aprobado el Estatut en el parlamento catalán: ¿es éste el modelo de excelencia periodística defendido por el mencionado Colegio? ¿Un periodista que, en vez de la mosca cojonera que plantea Víctor De la Serna, se acomode en el hombro del Gobierno como el loro en el del pirata?
Las instituciones no se derrumban porque las abofetee el periodismo. Al revés. Quedan fortalecidas. Los mismos argumentos con que el entorno mediático de Zetapé denosta ahora la investigación del 11-M fueron usados también en episodios semejantes -el Watergate o los GAL- en que se intentó cargar de culpa al periodista por unos hechos que terminaron avalados por la Historia. Y por los que, como exige Cohn-Bendit, no se consintió que quedara impune una democracia que quebrantó sus principios fundacionales. Aun así, todavía hay quien considera periodismo la complicidad con el Gobierno de turno o con un Régimen, y el intento de mantener a la ciudadanía en una ignorancia sumisa que, no hay duda, recompensa con una feliz convivencia como la de los rumiantes en un prado. Al puro estilo de las dictaduras donde educan vasallos.
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20.9.06
Espionaje sociata
20-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Espionaje sociata
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
El artículo de Alicia Castro ayer, preguntándole a Rubalcaba si le está espiando, revela un hecho gravísimo. Lo que pregunta Castro al ministro del Interior es en qué se basó para aludir en el Congreso a que uno de los testigos importantes para esclarecer el 11-M es «excelente amigo de la señora Castro». Y yo creo que, además del artículo, para que la gente se entere de la calaña del Gobierno, la diputada popular debería denunciar al ministro por el abanico de delitos que se adivina en la chulería rubalcabiosa. Desde la utilización delictiva de fondos y funcionarios públicos para cometer delitos de espionaje (supongo que sin orden judicial) hasta el de conspiración para sabotear instituciones tan vitales para una democracia como el Parlamento. Es verdad que acudir a los jueces en España es una lotería, pero alguna vez te puede tocar premio. En cambio, apelar a la sensibilidad de Rubalcaba es como pedirle a Montilla bibliografía sobre Romanones.
La tradición del PSOE es, además, la del espionaje ilegal, y lo es desde que llegaron al poder en 1982. No se me olvidará, porque acababa de empezar como jefe de Opinión y columnista de Diario 16, el caso de las escuchas ilegales a democristianos y comunistas, investigación a cargo del juez Vázquez Honrubia. Tuvo éxito: encontró un armario de gran tamaño lleno de cintas con grabaciones ilegales de dos partidos legales. Lo curioso es lo que hizo entonces el juez, no sé si aleccionado o escarmentado por el comportamiento del Tribunal Constitucional en el expolio de Rumasa, cuando se plegó al peregrino criterio de que no se le podía llevar la contraria a un partido que acababa de ganar las elecciones con 10 millones de votos. Precisamente por eso era más necesario que nunca que un poder tan enorme tuviera freno en el Poder Judicial, y por eso fue letal la fechoría del Constitucional. De medio tribunal, para ser exactos, porque decidió el voto de calidad del presidente, que, después de refrendar el poder omnímodo de Felipe, se fue a Venezuela y se murió. En vez de morirse de vergüenza, podría haber tenido la vergüenza de vivir y defender el Estado de Derecho, que para eso estaba.
El argumento de Vázquez Honrubia cuando pilló el pastel del espionaje a la oposición fue muy de la época y también muy nefasto. Dijo que como no podía procesar a Alfonso Guerra, el vicetodo de la época, que era el auténtico responsable, no quería meterles un paquete a sus mandados. Y archivó el caso. Entonces gustó mucho el gesto de sinceridad del juez. Hoy me parece una forma de rendición que quizás no repetiría. Aquí se está delinquiendo ya abiertamente para tapar una masacre. Y esto no es Bolivia. Así que, doña Alicia, a los tribunales. Con los jueces, nunca se sabe. Con Rubalcaba, sí.
La tradición del PSOE es, además, la del espionaje ilegal, y lo es desde que llegaron al poder en 1982. No se me olvidará, porque acababa de empezar como jefe de Opinión y columnista de Diario 16, el caso de las escuchas ilegales a democristianos y comunistas, investigación a cargo del juez Vázquez Honrubia. Tuvo éxito: encontró un armario de gran tamaño lleno de cintas con grabaciones ilegales de dos partidos legales. Lo curioso es lo que hizo entonces el juez, no sé si aleccionado o escarmentado por el comportamiento del Tribunal Constitucional en el expolio de Rumasa, cuando se plegó al peregrino criterio de que no se le podía llevar la contraria a un partido que acababa de ganar las elecciones con 10 millones de votos. Precisamente por eso era más necesario que nunca que un poder tan enorme tuviera freno en el Poder Judicial, y por eso fue letal la fechoría del Constitucional. De medio tribunal, para ser exactos, porque decidió el voto de calidad del presidente, que, después de refrendar el poder omnímodo de Felipe, se fue a Venezuela y se murió. En vez de morirse de vergüenza, podría haber tenido la vergüenza de vivir y defender el Estado de Derecho, que para eso estaba.
El argumento de Vázquez Honrubia cuando pilló el pastel del espionaje a la oposición fue muy de la época y también muy nefasto. Dijo que como no podía procesar a Alfonso Guerra, el vicetodo de la época, que era el auténtico responsable, no quería meterles un paquete a sus mandados. Y archivó el caso. Entonces gustó mucho el gesto de sinceridad del juez. Hoy me parece una forma de rendición que quizás no repetiría. Aquí se está delinquiendo ya abiertamente para tapar una masacre. Y esto no es Bolivia. Así que, doña Alicia, a los tribunales. Con los jueces, nunca se sabe. Con Rubalcaba, sí.
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El 'streaker'
20-09-06
AL ABORDAJE
El 'streaker'
DAVID GISTAU
Ya puestos, lo en verdad audaz habría sido que Albert Rivera no emulara a la chica del pomelo, sino a Mark Roberts, el del Galactic Ass. Es decir, que tendría que haber saltado al césped del Camp Nou en pelota picada. O, como mucho, con los genitales tapados con un folio burlón de Boadella recortado en forma de hoja de parra, para proclamar el adanismo de éste con quien todo empieza sin lastres heredados ni esencias tribales a las que servir: llega ligero de equipaje mitológico. Así, no sólo se habría dado a conocer, que es de lo que se trataba; y por cierto, mucho gusto. Sino que incluso, reducido por las Fuerzas de Seguridad durante su nacimiento a lo Venus, habría logrado una imagen de inocencia placada en plena carrera por los campos de amapolas de la abeja Maya que sin duda convenía a su mensaje de ahogo del individuo bajo la maquinaria estatal de un nacionalismo vestidísimo e inclinado a imponer lo uniforme. Quién no le habría prestado una chaqueta.
El cartel electoral de Ciutadans rescata el origen etimológico de la palabra candidato, ligado a la toga blanca con que se presentaban al pueblo los aspirantes de la Roma republicana para ilustrar su pureza. Sólo que aquí sobra hasta la toga. Rivera entra por tanto en la política como en realidad se debería salir de la política, pero su desnudez algo tiene de voluntario para torear abandonado en el ruedo mientras que los cerebros que le apoderaron -que le fabricaron como a un producto- se refugian en el burladero.
Aun así, la campaña es excelente. No sólo porque rompe la conspiración de silencio impuesta en los medios por el control nacionalista y su reparto de salvoconductos, contra el cual Piqué sólo ha sabido combatir con un cierto síndrome de Estocolmo acomodaticio a las circunstancias; sino porque en verdad despoja al hombre de panoplias retóricas para favorecer el encuentro en una dimensión humana en la que sólo importa el Tú. El Tú, nimiedad tantas veces olvidada por ese Tripartito enamorado de su reflejo en el estanque que, de tanto sentirse convocado por lo sagrado, dejó de atender lo terrenal. E incluso inventó coartadas basadas en el destino manifiesto para alentar un proyecto de abducción colectiva contra el cual Ciutadans expresó la única protesta fresca y corajuda -como el propio cartel- que en todo momento se intentó desactivar mediante el hostigamiento, la amenaza y la difamación. Rivera, recién parido, es el señuelo con que reclaman atención algunas palabras nuevas que devuelven al individuo la importancia que le fue robada por el Estado y que aspiran a mostrar en Cataluña una vía de salida para el atasco decimonónico en que la ha metido el nacionalismo.
El cartel electoral de Ciutadans rescata el origen etimológico de la palabra candidato, ligado a la toga blanca con que se presentaban al pueblo los aspirantes de la Roma republicana para ilustrar su pureza. Sólo que aquí sobra hasta la toga. Rivera entra por tanto en la política como en realidad se debería salir de la política, pero su desnudez algo tiene de voluntario para torear abandonado en el ruedo mientras que los cerebros que le apoderaron -que le fabricaron como a un producto- se refugian en el burladero.
Aun así, la campaña es excelente. No sólo porque rompe la conspiración de silencio impuesta en los medios por el control nacionalista y su reparto de salvoconductos, contra el cual Piqué sólo ha sabido combatir con un cierto síndrome de Estocolmo acomodaticio a las circunstancias; sino porque en verdad despoja al hombre de panoplias retóricas para favorecer el encuentro en una dimensión humana en la que sólo importa el Tú. El Tú, nimiedad tantas veces olvidada por ese Tripartito enamorado de su reflejo en el estanque que, de tanto sentirse convocado por lo sagrado, dejó de atender lo terrenal. E incluso inventó coartadas basadas en el destino manifiesto para alentar un proyecto de abducción colectiva contra el cual Ciutadans expresó la única protesta fresca y corajuda -como el propio cartel- que en todo momento se intentó desactivar mediante el hostigamiento, la amenaza y la difamación. Rivera, recién parido, es el señuelo con que reclaman atención algunas palabras nuevas que devuelven al individuo la importancia que le fue robada por el Estado y que aspiran a mostrar en Cataluña una vía de salida para el atasco decimonónico en que la ha metido el nacionalismo.
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19.9.06
COMENTARIOS LIBERALES Los invitados FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
19-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Los invitados
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
No llegué a verla, pero creo recordar que hace unos 20 años se estrenó una película con guión de Alfonso Grosso y Lola Flores como protagonista nada folclórica que recreaba el crimen de Los Galindos, uno de esos asesinatos que en la caló del Sur parecen más salvajes y misteriosos que en Escandinavia, pongamos por caso. Claro que cuando la película es buena, como Fargo de los Coen, hasta la nieve resulta el sudario perfecto para una madeja de crímenes. Es cuestión de talento.
Supongo que el título Los invitados sugiere una visita de muerte y se me ocurre que, si no estuviera pillado, podría ser un título perfecto para la película que merece el 11-M. O al menos para el capítulo de la serie de televisión que podría ir preparando Melchor Miralles tras el estreno de GAL. Casimiro García-Abadillo se lo ha dado casi hecho. Con lo de ayer y los pedazos correspondientes del restario, que no sumario, del juez Del Olmo, salía un capitulazo.
En principio, la factoría de trolas, intoxicaciones y linchamientos mediáticos conocida como Producciones Rubalcaba no debería tener demasiada dificultad para reorientar sus cañoneras hacia el Gobierno del PP, cuya política de mano dura contra ETA tan buenos resultados dio, aunque no pudiera impedir, si finalmente fueron los etarras los que mecieron la cuna del 11-M, la mayor masacre de la Historia de España, Paracuellos aparte. Incluso como defensa del diálogo genuflexo ante ETA, podría esgrimirse el 11-M como prueba de que España no puede con la banda y debe rendirse. Total, para decir lo de la esperanza, el camino largo y duro y demás gansadas zapateriles, cualquier argumento puede servir, con tal de que no sea ni democrático, ni legal, ni español. Para Rubalcaba, tirado.
Lo malo es que si acierta Mayor Oreja, que hasta ahora no ha fallado nunca en lo que a las relaciones entre ETA y este Gobierno se refiere, el proyecto de Zapatero pasa por devolverle a los etasunos en las municipales el poder y la pasta de sus mejores épocas y llegar a las generales con el aval de la banda asesina para ganarlas. En el estado moral de la izquierda y el estado mediático de la derecha, no es imposible.
En los escombros de España, muchos viven en el silencio de los corderos, la obediencia de los borregos y el pavor de los chotos. Están maduros para Don Julián y Don Cebrián, para vuelta y vuelta y que los sirvan con una manzana en la boca, osea, como Zapatero quiere entregarle Navarra a ETA, para cerrar el lebensraum euskonazi. Si vamos a eso, la campaña contra los medios que investigan los atentados del 11-M superará el nivel de la de los GAL. Iba a decir que esa película ya la hemos visto, pero aún no. Vimos la de Rubalcaba, también de terror.
Supongo que el título Los invitados sugiere una visita de muerte y se me ocurre que, si no estuviera pillado, podría ser un título perfecto para la película que merece el 11-M. O al menos para el capítulo de la serie de televisión que podría ir preparando Melchor Miralles tras el estreno de GAL. Casimiro García-Abadillo se lo ha dado casi hecho. Con lo de ayer y los pedazos correspondientes del restario, que no sumario, del juez Del Olmo, salía un capitulazo.
En principio, la factoría de trolas, intoxicaciones y linchamientos mediáticos conocida como Producciones Rubalcaba no debería tener demasiada dificultad para reorientar sus cañoneras hacia el Gobierno del PP, cuya política de mano dura contra ETA tan buenos resultados dio, aunque no pudiera impedir, si finalmente fueron los etarras los que mecieron la cuna del 11-M, la mayor masacre de la Historia de España, Paracuellos aparte. Incluso como defensa del diálogo genuflexo ante ETA, podría esgrimirse el 11-M como prueba de que España no puede con la banda y debe rendirse. Total, para decir lo de la esperanza, el camino largo y duro y demás gansadas zapateriles, cualquier argumento puede servir, con tal de que no sea ni democrático, ni legal, ni español. Para Rubalcaba, tirado.
Lo malo es que si acierta Mayor Oreja, que hasta ahora no ha fallado nunca en lo que a las relaciones entre ETA y este Gobierno se refiere, el proyecto de Zapatero pasa por devolverle a los etasunos en las municipales el poder y la pasta de sus mejores épocas y llegar a las generales con el aval de la banda asesina para ganarlas. En el estado moral de la izquierda y el estado mediático de la derecha, no es imposible.
En los escombros de España, muchos viven en el silencio de los corderos, la obediencia de los borregos y el pavor de los chotos. Están maduros para Don Julián y Don Cebrián, para vuelta y vuelta y que los sirvan con una manzana en la boca, osea, como Zapatero quiere entregarle Navarra a ETA, para cerrar el lebensraum euskonazi. Si vamos a eso, la campaña contra los medios que investigan los atentados del 11-M superará el nivel de la de los GAL. Iba a decir que esa película ya la hemos visto, pero aún no. Vimos la de Rubalcaba, también de terror.
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TRIBUNA LIBRE Señor Pérez Rubalcaba, ¿me espía usted? ALICIA CASTRO
19-09-06
TRIBUNA LIBRE
Señor Pérez Rubalcaba, ¿me espía usted?
ALICIA CASTRO
Señor Pérez Rubalcaba, ¿me espía? Así de claro y de directo se lo pregunto. Y sí. Ya sé a qué me arriesgo. Ya sé lo que viene a continuación, porque le vengo siguiendo desde hace más de una década y usted siempre utiliza los mismos argumentos. Por hacerle esa pregunta soy una irresponsable, desvarío, probablemente me tache de inmoral e incluso a lo peor dirá que participo de esa supuesta conspiración que los del PP y algunos medios de comunicación ideamos, pergeñamos y sostenemos contra su Gobierno y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Una conspiración que, como aquéllas de los GAL y de tantos otros casos de corrupción de su partido (usaban ustedes las mismas frases, los mismos términos y el mismo lenguaje), sólo está en su macabra imaginación. A ver si renueva un poco los mensajes, porque eso de que siempre haya una conspiración detrás de todo aquello que no les gusta es ya muy cansino.
Pero mi pregunta vuelve a ser muy clara, señor Pérez Rubalcaba, y se la vuelvo a repetir: ¿me espía? Porque en su intervención el otro día en el Parlamento, donde se dedicó a ironizar y hacer chistes con las dudas e incógnitas de un atentado que costó la vida a 192 ciudadanos y causó más de 1.700 heridos -no sé si después de esas risas y esas bromas podrá seguir usted durmiendo tranquilo-, donde volvió a ponerse el traje de la infamia, la mentira y la ocultación (si es que alguna vez se lo ha quitado) usted me aludió directamente. Tras calificar a Lavandera de «personaje», a una persona que ni siquiera tiene antecedentes penales -como ve, mucho más limpio que alguno de los miembros de su partido, cuya inocencia clamaba desde la mesa del Consejo de Ministros y que luego han sido condenados- añadió a continuación: «Excelente amigo de la señora Castro».
No quería entrar a valorar siquiera la posibilidad de que usted (u otros) estén haciendo algo ilegal, como sería interferir mis comunicaciones, o por decirlo claramente, espiar a un miembro del Congreso de los Diputados. Pero, claro, si es usted capaz de atribuirme «excelentes» amistades que por otra parte no me voy a tomar la molestia de confirmarle o desmentirle, es porque quizá tiene conocimiento de con quién me relaciono, con quién hablo, a quién veo, o quién me llama. En cualquier caso, voy a dejarle una cosa clara: tengo la relación que tengo que tener con las personas que represento, tanto los que me han votado, como los que no, y que son los asturianos.
Si mi pregunta le ofende, no olvide que usted mismo la ha provocado, porque a mí ni siquiera se me pasaba por la cabeza. Y se lo digo por si tiene la tentación, ante esta carta abierta, de vestirse con el traje de la ofendida indignación, acusarme de algún tipo de paranoia o exclamar un «¡están locos! ¡hasta dónde pueden llegar!» o un «¿cómo pueden lanzar siquiera una insinuación así?». Yo no insinúo, ni afirmo. Tan sólo pregunto. Y le repito: porque ha sido usted el que, sin ni siquiera interrogar o poner en duda, ha afirmado, y lo ha hecho en el Congreso de los Diputados. Además, si se fija, ni siquiera he utilizado un instrumento muy manido entre sus propias diputadas, el del machismo. Porque estoy convencida de que si alguno de los miembros de mi partido hubiera achacado a alguna de sus compañeras una «excelente amistad» con cualquier señor, sus feministas protestas hubieran dado la vuelta al mundo. Al fin y al cabo, lo han hecho por menos.
En el caso de que lo que pretendiera es amedrentarme a ver si le dejo de enviar preguntas, sepa que se ha equivocado de persona, y que sus palabras han provocado el efecto contrario, ya que hoy más que nunca renuevo mi compromiso de seguir trabajando sin descanso para dar a conocer a los ciudadanos toda la verdad del 11-M. La que usted nos niega y nos oculta, señor Pérez Rubalcaba. La que usted reclamaba el día 13 de marzo y hoy olvida. Y aunque por renovar ese compromiso, que debería ser también el suyo y más como ministro del Interior, usted me acuse de mantener «siniestras» versiones del atentado -uso sus palabras del miércoles-; aunque me atribuya «aviesas» intenciones y «delirios», o me acuse de intentar «elaborar intrincadas teorías conspirativas» o de fabricar «tramas folletinescas», yo le seguiré preguntando.
Acusó usted el miércoles pasado al Partido Popular de querer tapar nuestras «vergüenzas», de haber tramado una conspiración -otra más- para intentar engañar a los españoles. Nos echó en cara utilizar el testimonio de personas condenadas para hacer preguntas a su Ministerio sobre el atentado del 11-M. Dijo usted que era una inmoralidad. Y además, en su glosario de mentiras, nos acusó de poner en cuestión el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad, de los jueces y de los fiscales. Pues bien, señor Pérez Rubalcaba, tres cosas para terminar.
Primero. Usted no me puede dar ninguna lección sobre usar el testimonio de presuntos delincuentes, porque usted lo ha hecho antes. El testimonio de José Amedo no le interesaba cuando acusaba e implicaba en turbios y vergonzantes asuntos a miembros de su partido y ex miembros del Ejecutivo socialista de González, pero bien que pedía que ese testimonio se investigara cuando a quién acusaba era a un juez, Baltasar Garzón. Recuerde, por ejemplo, lo que dijo usted el 8 de enero de 1997.
Segundo. Usted no puede darme lecciones sobre amistades -de todas las mías estoy muy orgullosa- porque no he mandado ningún telegrama como Ministro de la Presidencia a cenas homenajes de personas que luego han ingresado en prisión con el texto «Mi afecto, cariño y solidaridad. Todo eso y mucho más», ni he ido a despedir a nadie a la cárcel de Guadalajara, como ha hecho usted.
Y tercero. Usted no puede darme lecciones sobre el respeto a los jueces porque yo nunca he dicho de ningún juez, como ha hecho usted, que hace autos «eminentemente políticos» o que tiene un «mono tremendo» de Parlamento, prensa y medios de comunicación. Lo dijo de Baltasar Garzón (el 13 de septiembre de 1996). La próxima vez que quiera erigirse en representante de la moralidad y del buen hacer, revise antes su pasado. Y entonces, calle.
Alicia Castro es portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Popular y diputada por Asturias y miembro de la Comisión del 11-M.
Pero mi pregunta vuelve a ser muy clara, señor Pérez Rubalcaba, y se la vuelvo a repetir: ¿me espía? Porque en su intervención el otro día en el Parlamento, donde se dedicó a ironizar y hacer chistes con las dudas e incógnitas de un atentado que costó la vida a 192 ciudadanos y causó más de 1.700 heridos -no sé si después de esas risas y esas bromas podrá seguir usted durmiendo tranquilo-, donde volvió a ponerse el traje de la infamia, la mentira y la ocultación (si es que alguna vez se lo ha quitado) usted me aludió directamente. Tras calificar a Lavandera de «personaje», a una persona que ni siquiera tiene antecedentes penales -como ve, mucho más limpio que alguno de los miembros de su partido, cuya inocencia clamaba desde la mesa del Consejo de Ministros y que luego han sido condenados- añadió a continuación: «Excelente amigo de la señora Castro».
No quería entrar a valorar siquiera la posibilidad de que usted (u otros) estén haciendo algo ilegal, como sería interferir mis comunicaciones, o por decirlo claramente, espiar a un miembro del Congreso de los Diputados. Pero, claro, si es usted capaz de atribuirme «excelentes» amistades que por otra parte no me voy a tomar la molestia de confirmarle o desmentirle, es porque quizá tiene conocimiento de con quién me relaciono, con quién hablo, a quién veo, o quién me llama. En cualquier caso, voy a dejarle una cosa clara: tengo la relación que tengo que tener con las personas que represento, tanto los que me han votado, como los que no, y que son los asturianos.
Si mi pregunta le ofende, no olvide que usted mismo la ha provocado, porque a mí ni siquiera se me pasaba por la cabeza. Y se lo digo por si tiene la tentación, ante esta carta abierta, de vestirse con el traje de la ofendida indignación, acusarme de algún tipo de paranoia o exclamar un «¡están locos! ¡hasta dónde pueden llegar!» o un «¿cómo pueden lanzar siquiera una insinuación así?». Yo no insinúo, ni afirmo. Tan sólo pregunto. Y le repito: porque ha sido usted el que, sin ni siquiera interrogar o poner en duda, ha afirmado, y lo ha hecho en el Congreso de los Diputados. Además, si se fija, ni siquiera he utilizado un instrumento muy manido entre sus propias diputadas, el del machismo. Porque estoy convencida de que si alguno de los miembros de mi partido hubiera achacado a alguna de sus compañeras una «excelente amistad» con cualquier señor, sus feministas protestas hubieran dado la vuelta al mundo. Al fin y al cabo, lo han hecho por menos.
En el caso de que lo que pretendiera es amedrentarme a ver si le dejo de enviar preguntas, sepa que se ha equivocado de persona, y que sus palabras han provocado el efecto contrario, ya que hoy más que nunca renuevo mi compromiso de seguir trabajando sin descanso para dar a conocer a los ciudadanos toda la verdad del 11-M. La que usted nos niega y nos oculta, señor Pérez Rubalcaba. La que usted reclamaba el día 13 de marzo y hoy olvida. Y aunque por renovar ese compromiso, que debería ser también el suyo y más como ministro del Interior, usted me acuse de mantener «siniestras» versiones del atentado -uso sus palabras del miércoles-; aunque me atribuya «aviesas» intenciones y «delirios», o me acuse de intentar «elaborar intrincadas teorías conspirativas» o de fabricar «tramas folletinescas», yo le seguiré preguntando.
Acusó usted el miércoles pasado al Partido Popular de querer tapar nuestras «vergüenzas», de haber tramado una conspiración -otra más- para intentar engañar a los españoles. Nos echó en cara utilizar el testimonio de personas condenadas para hacer preguntas a su Ministerio sobre el atentado del 11-M. Dijo usted que era una inmoralidad. Y además, en su glosario de mentiras, nos acusó de poner en cuestión el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad, de los jueces y de los fiscales. Pues bien, señor Pérez Rubalcaba, tres cosas para terminar.
Primero. Usted no me puede dar ninguna lección sobre usar el testimonio de presuntos delincuentes, porque usted lo ha hecho antes. El testimonio de José Amedo no le interesaba cuando acusaba e implicaba en turbios y vergonzantes asuntos a miembros de su partido y ex miembros del Ejecutivo socialista de González, pero bien que pedía que ese testimonio se investigara cuando a quién acusaba era a un juez, Baltasar Garzón. Recuerde, por ejemplo, lo que dijo usted el 8 de enero de 1997.
Segundo. Usted no puede darme lecciones sobre amistades -de todas las mías estoy muy orgullosa- porque no he mandado ningún telegrama como Ministro de la Presidencia a cenas homenajes de personas que luego han ingresado en prisión con el texto «Mi afecto, cariño y solidaridad. Todo eso y mucho más», ni he ido a despedir a nadie a la cárcel de Guadalajara, como ha hecho usted.
Y tercero. Usted no puede darme lecciones sobre el respeto a los jueces porque yo nunca he dicho de ningún juez, como ha hecho usted, que hace autos «eminentemente políticos» o que tiene un «mono tremendo» de Parlamento, prensa y medios de comunicación. Lo dijo de Baltasar Garzón (el 13 de septiembre de 1996). La próxima vez que quiera erigirse en representante de la moralidad y del buen hacer, revise antes su pasado. Y entonces, calle.
Alicia Castro es portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Popular y diputada por Asturias y miembro de la Comisión del 11-M.
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CANELA FINA De rodillas ante los matones LUIS MARIA ANSON
19-09-06
CANELA FINA
De rodillas ante los matones
LUIS MARIA ANSON
El Corán es un monumento a la espiritualidad, un libro sagrado que, en líneas generales, predica el amor, la solidaridad, el espíritu de convivencia, el respeto a los derechos de Dios en la sociedad. La religión musulmana deja, a lo largo de la Historia, un balance altamente positivo. Tal vez por eso, centenares de millones de personas la comparten y practican frente al ateísmo creciente y estéril de los tiempos modernos.
Afirmar esto es sencillamente decir la verdad. Como también es verdad que la mujer sufre discriminación en el islam o que determinados sectores fundamentalistas deforman y adulteran la doctrina coránica para justificar la violencia y el terrorismo. También hubo fanáticos en el cristianismo, también hubo en nuestra confesión religiosa discriminación de la mujer y violencia. Por fortuna, católicos, protestantes y ortodoxos han aprendido de errores pasados y la moderación al interpretar los Evangelios se ha impuesto en el conjunto del orbe cristiano.
Lo que me parece inaceptable es la matonería internacional de fundamentalistas y talibanes islámicos. Yo nunca hubiera hecho burla de Mahoma en mi periódico. Nunca la hice. Pero la libertad de expresión ampara las caricaturas del profeta que un periodista danés decidió publicar. La reacción del fundamentalismo islámico fue la desmesura: quema de iglesias cristianas, asesinato de religiosos, asalto a las embajadas. Como las democracias occidentales no pueden responder con semejantes métodos, se crea de hecho una situación inaceptable de matonería, que a todos nos veja y humilla, y de la que sólo se ha librado Israel porque aplica multiplicada la ley del talión: cien ojos por un ojo, mil dientes por un diente.
Las democracias occidentales, para evitar el vandalismo de talibanes y fundamentalistas, terminan por pedir disculpas, en contra de sus propios principios de libertad, con lo cual envalentonan todavía más a los cafres. La alianza de las civilizaciones occidentales debe tender la mano, y así lo hace, a la inmensa mayoría del islamismo moderado, pero a la vez tiene la obligación de mantenerse firme ante las reacciones vandálicas de los fundamentalistas, que obtienen muchas ventajas, incluso económicas, de su matonería. Los cristianos somos hermanos de los musulmanes, pero no primos.
El Papa ha dicho la verdad en un contexto moderado y lleno de cautelas y veladuras. Ante la reacción salvaje de los talibanes fundamentalistas, ante la quema de iglesias, ante el asesinato de monjas, ante la cobardía de los cancilleres occidentales, la prudencia vaticana se ha manifestado en la voz de Benedicto XVI pidiendo disculpas. Occidente genuflexo ante los matones. Matones de taberna. Todos asustados o mirando hacia otro lado mientras el matón se enseñorea de la tasca. Jorge Luis Borges dedicó la mejor narración corta de la literatura en lengua española del siglo XX, la mejor escritura también, al asunto: Hombre de la esquina rosada. Francisco Real, el Corralero, trajeado de negro y la chalina baya entra enhiesto en la taberna e injuria a Rosendo Juárez, el Pegador entre el susto general y los respingos del hembraje y los bolaceros. «De asco, no te carneo», le dice al Pegador cuando éste se arruga. Luego se ciñe a la cintura a la novia del matoneado, la Lujanera, con su crencha repeinada y la blusa pezonera, dos pitones en punta bajo la bata, para abandonar después, ensoberbecido, la taberna mientras se escucha la milonga Linda al ñudo de la noche. No sabe que fuera le espera el hombre de la esquina rosada, al que matoneó al entrar en busca de la Lujanera. Pero en Occidente no tenemos al hombre de la esquina rosada. Y todo son cobardías y concesiones, decadencia, en definitiva. Me ha entristecido profundamente, en fin, la imagen del Santo Padre, contrito y doblegado por la cobardía moral de las naciones occidentales, de rodillas ante los matones.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
Afirmar esto es sencillamente decir la verdad. Como también es verdad que la mujer sufre discriminación en el islam o que determinados sectores fundamentalistas deforman y adulteran la doctrina coránica para justificar la violencia y el terrorismo. También hubo fanáticos en el cristianismo, también hubo en nuestra confesión religiosa discriminación de la mujer y violencia. Por fortuna, católicos, protestantes y ortodoxos han aprendido de errores pasados y la moderación al interpretar los Evangelios se ha impuesto en el conjunto del orbe cristiano.
Lo que me parece inaceptable es la matonería internacional de fundamentalistas y talibanes islámicos. Yo nunca hubiera hecho burla de Mahoma en mi periódico. Nunca la hice. Pero la libertad de expresión ampara las caricaturas del profeta que un periodista danés decidió publicar. La reacción del fundamentalismo islámico fue la desmesura: quema de iglesias cristianas, asesinato de religiosos, asalto a las embajadas. Como las democracias occidentales no pueden responder con semejantes métodos, se crea de hecho una situación inaceptable de matonería, que a todos nos veja y humilla, y de la que sólo se ha librado Israel porque aplica multiplicada la ley del talión: cien ojos por un ojo, mil dientes por un diente.
Las democracias occidentales, para evitar el vandalismo de talibanes y fundamentalistas, terminan por pedir disculpas, en contra de sus propios principios de libertad, con lo cual envalentonan todavía más a los cafres. La alianza de las civilizaciones occidentales debe tender la mano, y así lo hace, a la inmensa mayoría del islamismo moderado, pero a la vez tiene la obligación de mantenerse firme ante las reacciones vandálicas de los fundamentalistas, que obtienen muchas ventajas, incluso económicas, de su matonería. Los cristianos somos hermanos de los musulmanes, pero no primos.
El Papa ha dicho la verdad en un contexto moderado y lleno de cautelas y veladuras. Ante la reacción salvaje de los talibanes fundamentalistas, ante la quema de iglesias, ante el asesinato de monjas, ante la cobardía de los cancilleres occidentales, la prudencia vaticana se ha manifestado en la voz de Benedicto XVI pidiendo disculpas. Occidente genuflexo ante los matones. Matones de taberna. Todos asustados o mirando hacia otro lado mientras el matón se enseñorea de la tasca. Jorge Luis Borges dedicó la mejor narración corta de la literatura en lengua española del siglo XX, la mejor escritura también, al asunto: Hombre de la esquina rosada. Francisco Real, el Corralero, trajeado de negro y la chalina baya entra enhiesto en la taberna e injuria a Rosendo Juárez, el Pegador entre el susto general y los respingos del hembraje y los bolaceros. «De asco, no te carneo», le dice al Pegador cuando éste se arruga. Luego se ciñe a la cintura a la novia del matoneado, la Lujanera, con su crencha repeinada y la blusa pezonera, dos pitones en punta bajo la bata, para abandonar después, ensoberbecido, la taberna mientras se escucha la milonga Linda al ñudo de la noche. No sabe que fuera le espera el hombre de la esquina rosada, al que matoneó al entrar en busca de la Lujanera. Pero en Occidente no tenemos al hombre de la esquina rosada. Y todo son cobardías y concesiones, decadencia, en definitiva. Me ha entristecido profundamente, en fin, la imagen del Santo Padre, contrito y doblegado por la cobardía moral de las naciones occidentales, de rodillas ante los matones.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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18.9.06
Don Cebrián
18-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Don Cebrián
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Por fin, Don Julián tiene heredero. Por fin, el héroe de Juan Goytisolo, símbolo novelesco y también real de la traición a la España visigoda, es decir, a la España romana, germánica y cristiana, tiene un sucesor digno de su celo aljamiado. Don Cebrián se ha proclamado en Africa heredero de Don Julián. Con más ínfulas, claro, pero así es el nuevo héroe: infatuado y prepotente, ignorante y vanidoso. Tampoco sería mucho mejor aquel conde del Estrecho que por jorobar, como buen witiziano, al bando del rey Don Rodrigo, abrió la puerta a Tarik y Muza para la depredación y ruina del solar hispano.
La ventaja de Don Cebrián sobre Don Julián es que aún no ha conseguido su propósito y que además lo anuncia. La desventaja es que en aquellos tiempos, si Don Rodrigo pilla a tiempo al conde, lo convierte en albóndigas. En estos tiempos menguados, los amigos islamistas de Don Cebrián, como el tristemente célebre Tariq Ramadán, pueden mandar rebanarnos el pescuezo con una simple fatua editorial.
Dice el numen de la izquierda española, el comisario de los comisarios progres, que la «Reconquista ibérica» fue «insidiosa». Nótese su empeño por no decir España, que es lo que se reconquistaba. Nada insidiosa fue, en cambio, la invasión islámica, que arrasó una de las grandes naciones romanas de Europa lo mismo que ya había arrasado todo el norte de Africa romano y cristiano, de Egipto a Mauritania. Llegaron sólo como apoyo a uno de los dos bandos visigodos y luego pasaron a cuchillo a cuantos pudieron, pero eso no son insidias, son avances de la civilización islámica. De la yihad de ayer, en lo esencial idéntica a la yihad de hoy, pero ante la que se arrodilla Don Cebrián.
Hace años me llamaron mucho la atención ciertas declaraciones cebrianitas diciendo que uno debe poder elegir a sus padres, es decir, reescribir sus orígenes. Qué más quisiera Janli que borrar aquellos veranos en las rodillas de Jaime Campmany. O aquella confianza de Arias Navarro, con Franco vivo, para confiarle nada menos que la Dirección de Informativos de la cadena única de televisión de la dictadura. Qué más quisiera que borrar cómo convenció a Fraga para que le confiara la dirección de El País, antes de que Polanco fuera algo más que uno de tantos empresarios que amasaban millones en las prensas doctrinales de las escuelas del régimen. Mas, para conseguirlo, Don Cebrián debe arrasar España, liquidar a cuantos recuerden quién es él, quiénes son ellos, qué es esto.
Dice que la insidiosa Reconquista impidió una civilización islámica y cristiana en el Mediterráneo. Pero esa civilización ya existía; es justo la que destruyó el islam. Dice otras majaderías Don Cebrián. Pero el pobre sólo quiere borrar sus huellas.
La ventaja de Don Cebrián sobre Don Julián es que aún no ha conseguido su propósito y que además lo anuncia. La desventaja es que en aquellos tiempos, si Don Rodrigo pilla a tiempo al conde, lo convierte en albóndigas. En estos tiempos menguados, los amigos islamistas de Don Cebrián, como el tristemente célebre Tariq Ramadán, pueden mandar rebanarnos el pescuezo con una simple fatua editorial.
Dice el numen de la izquierda española, el comisario de los comisarios progres, que la «Reconquista ibérica» fue «insidiosa». Nótese su empeño por no decir España, que es lo que se reconquistaba. Nada insidiosa fue, en cambio, la invasión islámica, que arrasó una de las grandes naciones romanas de Europa lo mismo que ya había arrasado todo el norte de Africa romano y cristiano, de Egipto a Mauritania. Llegaron sólo como apoyo a uno de los dos bandos visigodos y luego pasaron a cuchillo a cuantos pudieron, pero eso no son insidias, son avances de la civilización islámica. De la yihad de ayer, en lo esencial idéntica a la yihad de hoy, pero ante la que se arrodilla Don Cebrián.
Hace años me llamaron mucho la atención ciertas declaraciones cebrianitas diciendo que uno debe poder elegir a sus padres, es decir, reescribir sus orígenes. Qué más quisiera Janli que borrar aquellos veranos en las rodillas de Jaime Campmany. O aquella confianza de Arias Navarro, con Franco vivo, para confiarle nada menos que la Dirección de Informativos de la cadena única de televisión de la dictadura. Qué más quisiera que borrar cómo convenció a Fraga para que le confiara la dirección de El País, antes de que Polanco fuera algo más que uno de tantos empresarios que amasaban millones en las prensas doctrinales de las escuelas del régimen. Mas, para conseguirlo, Don Cebrián debe arrasar España, liquidar a cuantos recuerden quién es él, quiénes son ellos, qué es esto.
Dice que la insidiosa Reconquista impidió una civilización islámica y cristiana en el Mediterráneo. Pero esa civilización ya existía; es justo la que destruyó el islam. Dice otras majaderías Don Cebrián. Pero el pobre sólo quiere borrar sus huellas.
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15.9.06
Ellos solitos
15-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Ellos solitos
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Incluso sin la apasionante y conmovedora entrevista a Díaz de Mera en La Mañana, Rubalcaba habría metido a su Gobierno en un callejón sin salida, porque él sabe que todo lo que conduce en el 11-M a la supuesta autoría de islamistas de Al Qaeda o similares no se sostiene por ningún lado. Al negarse a proporcionar al PP al menos uno de los dos informes esenciales sobre la masacre, el de los explosivos y el de la relación de ETA con los musulmanes, los dinamiteros y sus controladores policiales, Rubalcaba cerró cualquier salida honorable, discreta e incluso digna a Zapatero. Diríase que el ahora ministro del Interior ha querido uncir definitivamente al actual presidente con Felipe González, sin darle más salida al de hoy que la que Belloch le dio al de ayer, o sea, ninguna. Negar, negar y negar hasta la casa derrumbar.
Pero es que, además, se ha producido esa entrevista. Sus frases, su sinceridad, sus aseveraciones, sus negaciones, sus públicas dudas, sus vehementes sospechas son ya parte de la materia de reflexión de millones de españoles; obran en la memoria individual y en el dormitorio conyugal, en las tertulias de los cafés y en las peluquerías, en los discreteos de las amas de casa y en los cubatas entre amigotes, en las universidades y colegios y en los infinitos chats, foros, blogs, páginas y periódicos en internet, ese medio anárquico y libérrimo que es el único que no ha conseguido ni conseguirá controlar Polanco. Lo esencial ya está dicho: Rubalcaba miente, hay un informe que establece una relación especialmente estrecha de ETA con los imputados musulmanes y, además, seguramente ese informe tiene copia, porque no ha podido ser destruido. Al menos, no del todo. Nunca los policías -véase el GAL- lo destruyen todo.
Sucede otro tanto con el informe sobre explosivos, que es la otra pieza fundamental hurtada al juez Del Olmo. Además, está el informe policial sobre la ruptura de la cadena de control de la mochila de Vallecas. Y el Skoda Fabia, y la furgoneta Kangoo, y otra vez la mochila; y los tedax; y los Toro; y toda la corte de Manolón. Demasiado ya para poder cerrarlo con el infame bajonazo de la risotada o la caricatura de la conspiración. O con esa indignación gabilondiana que llega, ay, demasiado tarde. Ellos mismos se han cerrado la salida al decir que se sabe todo sobre el 11-M y que está claro que sus autores han sido islamistas radicales, tan muertos casi todos ellos que ya no pueden ni protestar. Cada vez que se produce un testimonio nuevo, muchos votantes del PSOE seguirán practicando su deporte favorito, que es mirar para otro lado cuando gobiernan los suyos y hacen de las suyas. Para los demás, las sospechas serán certezas.
Pero es que, además, se ha producido esa entrevista. Sus frases, su sinceridad, sus aseveraciones, sus negaciones, sus públicas dudas, sus vehementes sospechas son ya parte de la materia de reflexión de millones de españoles; obran en la memoria individual y en el dormitorio conyugal, en las tertulias de los cafés y en las peluquerías, en los discreteos de las amas de casa y en los cubatas entre amigotes, en las universidades y colegios y en los infinitos chats, foros, blogs, páginas y periódicos en internet, ese medio anárquico y libérrimo que es el único que no ha conseguido ni conseguirá controlar Polanco. Lo esencial ya está dicho: Rubalcaba miente, hay un informe que establece una relación especialmente estrecha de ETA con los imputados musulmanes y, además, seguramente ese informe tiene copia, porque no ha podido ser destruido. Al menos, no del todo. Nunca los policías -véase el GAL- lo destruyen todo.
Sucede otro tanto con el informe sobre explosivos, que es la otra pieza fundamental hurtada al juez Del Olmo. Además, está el informe policial sobre la ruptura de la cadena de control de la mochila de Vallecas. Y el Skoda Fabia, y la furgoneta Kangoo, y otra vez la mochila; y los tedax; y los Toro; y toda la corte de Manolón. Demasiado ya para poder cerrarlo con el infame bajonazo de la risotada o la caricatura de la conspiración. O con esa indignación gabilondiana que llega, ay, demasiado tarde. Ellos mismos se han cerrado la salida al decir que se sabe todo sobre el 11-M y que está claro que sus autores han sido islamistas radicales, tan muertos casi todos ellos que ya no pueden ni protestar. Cada vez que se produce un testimonio nuevo, muchos votantes del PSOE seguirán practicando su deporte favorito, que es mirar para otro lado cuando gobiernan los suyos y hacen de las suyas. Para los demás, las sospechas serán certezas.
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En el nuevo despacho de Gallardón
15-09-06
CANELA FINA
En el nuevo despacho de Gallardón
LUIS MARIA ANSON
Esperanza Aguirre ha llamado, con dos tacones, a Delia Piccirilli para transmitir a la decoradora mi deseo de ver el nuevo despacho de Gallardón en el Palacio de Comunicaciones. He agradecido mucho a la presidenta su amable gestión. No sabía yo que era tan amiga de la Piccirilli. Me parecen más inteligentes Isabel Gallego y Lucía Figar. También Isabel Martínez Cubells. El caso es que el alcalde no conoce su nuevo despacho. Le preparan la sorpresa para la primavera tras la victoria electoral. Alicia Moreno, con su proverbial diligencia, ha encargado a la Piccirilli la decoración del despacho gallardónico.
Así es que ayer me trasladé al Palacio de Comunicaciones, nuevo Ayuntamiento ya, en la plaza de Cibeles. Me deslumbró la suntuosidad faraónica de la obra que se está realizando. Ni Umbral ni Raúl del Pozo tienen pluma para describir tanta maravilla: mármoles, jaspes, bronces dorados, maderas preciosas, panes de oro, columnas dóricas, jónicas, corintias y toscanas se mezclan con los lapislázulis tan queridos por Alfonso Ussía y las brillantes gemas, amén las altivas cornucopias, las sedas orientales tapizando las paredes y cortinas de terciopelo rojo, algunas con la hoz y el martillo que la Piccirilli bordó ayer.
En la planta noble del espectacular edificio de merengue y rosa está el despacho del alcalde, con vistas a Cibeles, al soberbio Banco de España y al Palacio de Buenavista, entre el fulgor de las palomas y el tráfico incesante. Madrid rugirá así a los pies de Gallardón. El despacho es ciertamente muy original. La Piccirilli le ha encargado el mobiliario de avanzada vanguardia a Imano Noguchi. La combinación de metacrilato y cristal deslumbra, si bien alguna figurita de Lladró, que le regaló a Gallardón una antigua novia de Fefé, fatiga el esplendor japonés. Lo más sobresaliente, con todo, de la imaginativa aportación de la Piccirilli no son las palabras luminosas que cuelgan del techo, a modo de lámparas, sino la decoración de las paredes, empapeladas todas ellas airosamente con portadas del diario El País. Excepcionalmente aparecen en un rincón dos canelas mías dedicadas a Alberti. Es la única salvedad, debida sin duda a la intervención personal de Alicia Moreno, que yo agradezco con emoción. Sobre el sillón del regidor, la Piccirilli ha colgado un gran cuadro, regalo de Pepe Rubianes y Mario Gas. Es un mapa de la Península Ibérica e islas adyacentes. Figuran en él seis naciones independientes -Canarias, Baleares, Cataluña, Galicia, Euskal Herria y Al-Andalus- y se califica al resto como País Español, en el que se encuadran, vacilantes, lo que queda de las antiguas autonomías. El despacho está adornado con tres retratos: Pi Margall, Azaña y Negrín. Son obras de buena factura, enriquecidas con marcos de Macarrón, dorados y envejecidos. Azaña está que se sale, por cierto. En lugar del tradicional crucifijo del despacho de la plaza de la Villa, la Piccirilli colocó una escultura en bronce de Lenin arengando al proletariado, pero a Alicia Moreno le pareció inadecuado el entusiasmo de su colaboradora y ha encargado una bonita escultura de Jesús de Polanco para que ocupe el lugar. Santiago de Santiago aspira a ser el artista al que encomienden la obra.
Salí, naturalmente, impresionado del Palacio de Comunicaciones ante tanta belleza y tantos aciertos. El día era cálido y el tráfico agobiante. La negritud dominaba la plaza, aunque algunas lolitas españolas -ombligueras, claro es, y doradas al sol- competían con la inmigración avasalladora. Me dicen, por cierto, que cuando el alcalde se entere del despacho que le preparan puede barrer la decoración de las paredes, la escultura polanquista, los muebles Noguchi y hasta las dos canelitas de Anson. Que sobre gustos no hay nada escrito y la lluvia de votos está al caer, que la Piccirilli no se entera, y hay mucha, mucha gente de centro derecha en este Madrid de nuestros pecados, palabras y obras, que puede hacer la cabronada de quedarse en casa en lugar de acudir, diligente, a votar a Gallardón.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
Así es que ayer me trasladé al Palacio de Comunicaciones, nuevo Ayuntamiento ya, en la plaza de Cibeles. Me deslumbró la suntuosidad faraónica de la obra que se está realizando. Ni Umbral ni Raúl del Pozo tienen pluma para describir tanta maravilla: mármoles, jaspes, bronces dorados, maderas preciosas, panes de oro, columnas dóricas, jónicas, corintias y toscanas se mezclan con los lapislázulis tan queridos por Alfonso Ussía y las brillantes gemas, amén las altivas cornucopias, las sedas orientales tapizando las paredes y cortinas de terciopelo rojo, algunas con la hoz y el martillo que la Piccirilli bordó ayer.
En la planta noble del espectacular edificio de merengue y rosa está el despacho del alcalde, con vistas a Cibeles, al soberbio Banco de España y al Palacio de Buenavista, entre el fulgor de las palomas y el tráfico incesante. Madrid rugirá así a los pies de Gallardón. El despacho es ciertamente muy original. La Piccirilli le ha encargado el mobiliario de avanzada vanguardia a Imano Noguchi. La combinación de metacrilato y cristal deslumbra, si bien alguna figurita de Lladró, que le regaló a Gallardón una antigua novia de Fefé, fatiga el esplendor japonés. Lo más sobresaliente, con todo, de la imaginativa aportación de la Piccirilli no son las palabras luminosas que cuelgan del techo, a modo de lámparas, sino la decoración de las paredes, empapeladas todas ellas airosamente con portadas del diario El País. Excepcionalmente aparecen en un rincón dos canelas mías dedicadas a Alberti. Es la única salvedad, debida sin duda a la intervención personal de Alicia Moreno, que yo agradezco con emoción. Sobre el sillón del regidor, la Piccirilli ha colgado un gran cuadro, regalo de Pepe Rubianes y Mario Gas. Es un mapa de la Península Ibérica e islas adyacentes. Figuran en él seis naciones independientes -Canarias, Baleares, Cataluña, Galicia, Euskal Herria y Al-Andalus- y se califica al resto como País Español, en el que se encuadran, vacilantes, lo que queda de las antiguas autonomías. El despacho está adornado con tres retratos: Pi Margall, Azaña y Negrín. Son obras de buena factura, enriquecidas con marcos de Macarrón, dorados y envejecidos. Azaña está que se sale, por cierto. En lugar del tradicional crucifijo del despacho de la plaza de la Villa, la Piccirilli colocó una escultura en bronce de Lenin arengando al proletariado, pero a Alicia Moreno le pareció inadecuado el entusiasmo de su colaboradora y ha encargado una bonita escultura de Jesús de Polanco para que ocupe el lugar. Santiago de Santiago aspira a ser el artista al que encomienden la obra.
Salí, naturalmente, impresionado del Palacio de Comunicaciones ante tanta belleza y tantos aciertos. El día era cálido y el tráfico agobiante. La negritud dominaba la plaza, aunque algunas lolitas españolas -ombligueras, claro es, y doradas al sol- competían con la inmigración avasalladora. Me dicen, por cierto, que cuando el alcalde se entere del despacho que le preparan puede barrer la decoración de las paredes, la escultura polanquista, los muebles Noguchi y hasta las dos canelitas de Anson. Que sobre gustos no hay nada escrito y la lluvia de votos está al caer, que la Piccirilli no se entera, y hay mucha, mucha gente de centro derecha en este Madrid de nuestros pecados, palabras y obras, que puede hacer la cabronada de quedarse en casa en lugar de acudir, diligente, a votar a Gallardón.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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14.9.06
Dos Chistes
Corta, pega, miente
14-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Corta, pega, miente
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Aunque cada vez más viles, empiezan a estar gagás. Si recordamos la inmensa maquinaria de mentir que pusieron en marcha con el GAL y rodaron en todos los casos de corrupción del felipismo, los medios de intoxicación progres que sostenían aquella Babel del Trinque fueron depurando la técnica de la puñalada trapera, mejorando las prestaciones de la calumnia, afilando los conceptos arrojadizos, creando, en fin, una especie de libro de estilo de la ignominia. Y hay que reconocer, del mismo modo que se reconoce el talento y la audacia de un asesino en serie, que algunas veces lo bordaban.
Recuerdo ahora a Hernández Moltó diciéndole a Mariano Rubio en el Congreso: «¡Míreme a los ojos, señor Rubio!» Y a aquel gélido maula mirándolo con el desprecio del señor al criado que le amenaza con la guillotina. Recuerdo todo lo de las fusiones bancarias, un brocado de ilegalidades que acabaron como el rosario de la aurora, pero el bordado de Asiaín era un primor. ¿Pues y la alocución de San Cristóbal desde la cárcel para abrir los telediarios de María Antonia Iglesias? ¿Pues y la emisión en la Ser de la conversación de Benegas sobre el «One» para empezar la laminación del guerrismo? ¿Y el vídeo contra Pedro Jota? ¿Y el antenicidio? ¿Y las Torres KIO y Cartera Central? ¿Y Filesa? ¿Y Roldán, y Paesa y el Capitán Khan?
¡Fueron tantas y tantas fechorías! Pero aunque en todas ellas alentara la vileza, había una especie de solemnidad sombría en los designios felipistas; y uno se imaginaba a González en La Moncloa como Al Pacino en el final de El Padrino. II Parte: malo, malo sin remedio ni consuelo, pero con cierta soledad demoníaca rodeando la espesura de sus sombras.
De aquellas mañas delictivas y delictuosas ha quedado la costumbre, pero están perdiendo facultades. El Cebrián de Amedo habría despedido al Cebrián de Trashorras. Yo no recuerdo una manipulación tan grosera, y hemos visto unas cuantas, como la de El País de ayer, dejando creer a sus lectores, a los que sin duda toma por necios, que una frase de Trashorras refiriéndose a Nayo en 2005 es una confesión de embustero al contado en 2006.
Porque lo que hace el imputado clave por el 11-M es suponer que Nayo ha cobrado por delatar sus relaciones con la ETA (que su padre seguramente desconoce) cuando un año después, en la entrevista con Fernando Múgica, el que lo ha reconocido tácitamente es el propio Trashorras, gratis. Todo para ganar tiempo y poco o nada más.
Ahora bien, ya creo saber cómo se cargará Polanco a Zapatero: el día en que éste diga «yo no soy el responsable del 11-M», El País quitará el no, como ayer. Y adiós, ZP.
Recuerdo ahora a Hernández Moltó diciéndole a Mariano Rubio en el Congreso: «¡Míreme a los ojos, señor Rubio!» Y a aquel gélido maula mirándolo con el desprecio del señor al criado que le amenaza con la guillotina. Recuerdo todo lo de las fusiones bancarias, un brocado de ilegalidades que acabaron como el rosario de la aurora, pero el bordado de Asiaín era un primor. ¿Pues y la alocución de San Cristóbal desde la cárcel para abrir los telediarios de María Antonia Iglesias? ¿Pues y la emisión en la Ser de la conversación de Benegas sobre el «One» para empezar la laminación del guerrismo? ¿Y el vídeo contra Pedro Jota? ¿Y el antenicidio? ¿Y las Torres KIO y Cartera Central? ¿Y Filesa? ¿Y Roldán, y Paesa y el Capitán Khan?
¡Fueron tantas y tantas fechorías! Pero aunque en todas ellas alentara la vileza, había una especie de solemnidad sombría en los designios felipistas; y uno se imaginaba a González en La Moncloa como Al Pacino en el final de El Padrino. II Parte: malo, malo sin remedio ni consuelo, pero con cierta soledad demoníaca rodeando la espesura de sus sombras.
De aquellas mañas delictivas y delictuosas ha quedado la costumbre, pero están perdiendo facultades. El Cebrián de Amedo habría despedido al Cebrián de Trashorras. Yo no recuerdo una manipulación tan grosera, y hemos visto unas cuantas, como la de El País de ayer, dejando creer a sus lectores, a los que sin duda toma por necios, que una frase de Trashorras refiriéndose a Nayo en 2005 es una confesión de embustero al contado en 2006.
Porque lo que hace el imputado clave por el 11-M es suponer que Nayo ha cobrado por delatar sus relaciones con la ETA (que su padre seguramente desconoce) cuando un año después, en la entrevista con Fernando Múgica, el que lo ha reconocido tácitamente es el propio Trashorras, gratis. Todo para ganar tiempo y poco o nada más.
Ahora bien, ya creo saber cómo se cargará Polanco a Zapatero: el día en que éste diga «yo no soy el responsable del 11-M», El País quitará el no, como ayer. Y adiós, ZP.
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Pum, pum
14-09-06
AL ABORDAJE
Pum, pum
DAVID GISTAU
En vez de avisarle con una cabeza de caballo a la manera de Vito Corleone, a Zetapé le han metido en la cama un autobús quemado para recordarle que tiene pendiente de firma una de esas propuestas que no se pueden rechazar. Y ay de quien lo haga, que a ése le esperará en un callejón, en cuanto regrese a este lado del cristal blindado, el hombre de paz llamado Iñaki Bilbao, quien como no es lector de Mario Puzo y además tiene capacidad de síntesis reduce las sutilezas sicilianas de la amenaza a un «¡Pum, pum!» de tebeo de Mortadelo. A los peritos de la Verificación corresponde ahora mostrarse comprensivos de nuevo con estas últimas gamberradas que no empañan «el proceso» porque las protagonizarían díscolos de la banda que, como el escorpión de la fábula, aguijonean al hipopótamo estatal que les cruza el río son cautivos de su naturaleza todavía no reprogramada como para permitirles la asistencia a los foros de opinión que frecuenta Otegi. O, como diría Arcadi Espada, les ocurre lo que a Jeanette, que el mundo les hizo así.
Pero también cabe pensar que el rebrote de la kale borroka, por el que ya se están «atando los machos» quienes no tienen con el terrorismo una relación retórica, supone el retorno por escalas a la violencia de una banda cada vez más impaciente, sin duda fortalecida por el espacio y la beatificación de rosas blancas concedidos, y desde luego poco dispuesta a aprobar la distinción entre «psicópatas irrecuperables» y terroristas buenos con que el Gobierno trata de aliviarnos el susto cada vez que un irreductible nada aislado nos dicta una sentencia a muerte colectiva, «¡Pum, pum!», desde la jaula de la Audiencia.
No es una negociación. ETA, monolítica y perpetuada, persigue los fines de siempre. Sólo que durante un tiempo habrá considerado posible alcanzarlos por otros medios. Y esta creencia se la justificó el PSOE cuando, a través de Madariaga o de la propia Batasuna, traicionó todos los pactos en los que estaba basada, más allá de las trifulcas partidistas y de la dialéctica electoral, nuestra unidad de defensa, nuestra propia versión del «United We Stand». Si esa unidad, además de la movilización social que, a partir del asesinato de Miguel Angel Blanco, interrumpía varias décadas de letargo civil y de relativismo exculpatorio ante el crimen, era el cimiento de la victoria sobre la mafia vasca, su ruptura no podía ser interpretada por el terrorismo sino como la apertura de una grieta por la que colarse. Y más aún cuando el afán pactista de Zetapé le llevó incluso a purgar a los elementos de su partido que le estorbaban y a estigmatizar a las víctimas al tiempo que concedía al entorno etarra prestigio de estadistas. Pronto habrá que ayudarle a reparar los estragos de esa aventura y a recuperar la unión de la nación entera contra los asesinos en serie del «¡Pum, pum!» como recurso último de negociación.
Pero también cabe pensar que el rebrote de la kale borroka, por el que ya se están «atando los machos» quienes no tienen con el terrorismo una relación retórica, supone el retorno por escalas a la violencia de una banda cada vez más impaciente, sin duda fortalecida por el espacio y la beatificación de rosas blancas concedidos, y desde luego poco dispuesta a aprobar la distinción entre «psicópatas irrecuperables» y terroristas buenos con que el Gobierno trata de aliviarnos el susto cada vez que un irreductible nada aislado nos dicta una sentencia a muerte colectiva, «¡Pum, pum!», desde la jaula de la Audiencia.
No es una negociación. ETA, monolítica y perpetuada, persigue los fines de siempre. Sólo que durante un tiempo habrá considerado posible alcanzarlos por otros medios. Y esta creencia se la justificó el PSOE cuando, a través de Madariaga o de la propia Batasuna, traicionó todos los pactos en los que estaba basada, más allá de las trifulcas partidistas y de la dialéctica electoral, nuestra unidad de defensa, nuestra propia versión del «United We Stand». Si esa unidad, además de la movilización social que, a partir del asesinato de Miguel Angel Blanco, interrumpía varias décadas de letargo civil y de relativismo exculpatorio ante el crimen, era el cimiento de la victoria sobre la mafia vasca, su ruptura no podía ser interpretada por el terrorismo sino como la apertura de una grieta por la que colarse. Y más aún cuando el afán pactista de Zetapé le llevó incluso a purgar a los elementos de su partido que le estorbaban y a estigmatizar a las víctimas al tiempo que concedía al entorno etarra prestigio de estadistas. Pronto habrá que ayudarle a reparar los estragos de esa aventura y a recuperar la unión de la nación entera contra los asesinos en serie del «¡Pum, pum!» como recurso último de negociación.
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13.9.06
Sí, son rubianes
13-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Sí, son rubianes
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Sin mayúsculas, porque todo en ellos es minúsculo, desde la formación a la inteligencia pasando por la lealtad y desafiando la honradez. Es muy natural que el partido de Montilla y los 1.000 millones de propina proclame en sus camisetas que todos son Rubianes, pero el pobre Rubianes no es un personaje importante ni un artista ni un titiritero ni un cómico ni un bululú ni un alquilón ni nada de nada de nada. Se ha convertido en una simple referencia arrojadiza de una generación de jóvenes antiguos, maleados, falseados, que aún no han llegado a nada y ya están pasados de todo. De todo lo que pueda atraer la confianza de esos ciudadanos que cada vez votan menos, que en el referéndum pasado no votaron ni la mitad de los que podían hacerlo y que en cada consulta autonómica votan muchísimo menos que en las generales. Claro.
Porque los votantes del PSC son, básicamente, del PSOE. Los militantes, menos, y dirigentes, nada. A los votantes no les sale insultar a España. A los jefes, sí, y cuanto más susceptibles de catalogación charnega, más. Eso sí, todo en cuadrilla, en manada, en rebaño. En la payasesca parada de los Clos, Montilla, Chacón, De Madre y compañía el carrilllito no llevaba en la camiseta de jo soc som Rubianes, porque nunca son nada a solas, nunca responsables de nada, porque eso de la responsabilidad no es socialista. Ahí está Montilla, sin devolver el dinero y jaleando los insultos a todos los españoles. Qué sujetos, qué generación, qué corrupción. Sí, todos son Rubianes. Vaya si lo son.
En el fondo, esta historia rubianesca de feroces injurias a España y a todos los españoles en TV3 (cuyo déficit material pagan todos los catalanes; el déficit moral es impagable, a ver cómo se paga a ese público riéndole la gracia) ha servido para que mucha gente del resto de España vea el auténtico rostro de la Cataluña actual, ésa en la que nunca se toleraría que se dijera contra Cataluña lo que ellos predican para España, ésa en donde los artistas decentes han tenido que fundar un partido para luchar por ser ciudadanos. Los españoles que pueden sintonizar con Vázquez, Bono o Rosa Díez han visto la verdadera faz de sus presuntos hermanos del PSC, lo que realmente se ocultaba en las Cortes cuando en aquella farsa estatutaria fingían un respeto, un amor a España que ni tienen ni sienten ni han sentido nunca. Si la respetaran, no la romperían. Pero es que además no se lo pueden permitir, porque la tribu los manda al paro. ¿Y de qué iban a vivir? Es la dictadura de los hipócritas. TV3 no ha querido hacer una serie sobre Lorca porque el personaje «no era suficientemente universal». Al que viviera la Barcelona libre, abierta de los años 70, ver desfilar a estos rubianes de Montilla le producirá náuseas.
COMENTARIOS LIBERALES
Sí, son rubianes
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Sin mayúsculas, porque todo en ellos es minúsculo, desde la formación a la inteligencia pasando por la lealtad y desafiando la honradez. Es muy natural que el partido de Montilla y los 1.000 millones de propina proclame en sus camisetas que todos son Rubianes, pero el pobre Rubianes no es un personaje importante ni un artista ni un titiritero ni un cómico ni un bululú ni un alquilón ni nada de nada de nada. Se ha convertido en una simple referencia arrojadiza de una generación de jóvenes antiguos, maleados, falseados, que aún no han llegado a nada y ya están pasados de todo. De todo lo que pueda atraer la confianza de esos ciudadanos que cada vez votan menos, que en el referéndum pasado no votaron ni la mitad de los que podían hacerlo y que en cada consulta autonómica votan muchísimo menos que en las generales. Claro.
Porque los votantes del PSC son, básicamente, del PSOE. Los militantes, menos, y dirigentes, nada. A los votantes no les sale insultar a España. A los jefes, sí, y cuanto más susceptibles de catalogación charnega, más. Eso sí, todo en cuadrilla, en manada, en rebaño. En la payasesca parada de los Clos, Montilla, Chacón, De Madre y compañía el carrilllito no llevaba en la camiseta de jo soc som Rubianes, porque nunca son nada a solas, nunca responsables de nada, porque eso de la responsabilidad no es socialista. Ahí está Montilla, sin devolver el dinero y jaleando los insultos a todos los españoles. Qué sujetos, qué generación, qué corrupción. Sí, todos son Rubianes. Vaya si lo son.
En el fondo, esta historia rubianesca de feroces injurias a España y a todos los españoles en TV3 (cuyo déficit material pagan todos los catalanes; el déficit moral es impagable, a ver cómo se paga a ese público riéndole la gracia) ha servido para que mucha gente del resto de España vea el auténtico rostro de la Cataluña actual, ésa en la que nunca se toleraría que se dijera contra Cataluña lo que ellos predican para España, ésa en donde los artistas decentes han tenido que fundar un partido para luchar por ser ciudadanos. Los españoles que pueden sintonizar con Vázquez, Bono o Rosa Díez han visto la verdadera faz de sus presuntos hermanos del PSC, lo que realmente se ocultaba en las Cortes cuando en aquella farsa estatutaria fingían un respeto, un amor a España que ni tienen ni sienten ni han sentido nunca. Si la respetaran, no la romperían. Pero es que además no se lo pueden permitir, porque la tribu los manda al paro. ¿Y de qué iban a vivir? Es la dictadura de los hipócritas. TV3 no ha querido hacer una serie sobre Lorca porque el personaje «no era suficientemente universal». Al que viviera la Barcelona libre, abierta de los años 70, ver desfilar a estos rubianes de Montilla le producirá náuseas.
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Las camisetas
13-09-06
AL ABORDAJE
Las camisetas
DAVID GISTAU
El plasta de Rubianes, que ya tenía agregados al carné de buen catalán los puntos que te dan por insultar a la puta España, ha salido de la Diada consagrado en el mural de víctimas de la Caverna. Honor que incluye un disfraz de miliciano para el carnaval del Círculo, segunda copa gratis en los bares de progreso, y un servicio completo de Juan Cruz -a quien solían epustuflar los insultos- en Babelia sin besos en la boca, pero con la promesa de establecer una analogía entre sus padecimientos y los de Lorca, mártires ambos. El makinavaja es que no se ha visto en otra, y no sólo porque vaya a ligar como nunca en los botellones de Malasaña, sino porque le ha sacado a la izquierda un estatus de represaliado profesional, que viene a ser como el sueldo Nescafé con el que sueñan todos los artistas de vocación orgánica que oyen la palabra subvención y trempan. Y todo ello lo ha logrado Rubianes sin ni siquiera ser amenazado con dos tiros en las páginas de Avui y sin encontrarse a las puertas del teatro con el piquete de custodios de la catalanidad verdadera. Los que reparten estopa, sin que por ello nadie sufra un patatús en la Ser, a cualquiera que, empleando el humor y la inteligencia antes que el insulto, se atreva a proponer una perspectiva diferente de la impuesta por el dogma nacionalista.
Al PSC, Rubianes le ha servido para limpiarse la conciencia de tanto exiliado interior abandonado a su suerte mientras le gaseaban o le pegaban, de tanto nombre escrito en la cerámica del ostrakon sin que nadie se hiciera una camiseta solidaria. Hubo ocasiones de sobra, antes de Rubianes, y mucho más urgentes que ésta, para pelear por ese país que tolera la libertad de expresión del discrepante que finge vindicar, José Zaragoza. Nadie menos que el autor de aquel eslogan sectario que, durante la campaña del Estatut, sugería que votar no era ir «contra Cataluña». El nacionalismo, también el de nuevo cuño del PSC, se arroga de tal modo la representación del pueblo y de las esencias tribales que al discrepante no es que no se le respete la libertad de expresión, es que directamente se le declara enemigo de la patria, se le expulsa del templo de la izquierda para dejarle sin coberturas progres, y luego se promueve su acoso civil dejándole atado a una estaca como la cabritilla que no espera al león, sino a las juventudes pardas de ERC. Estas incomodidades jamás las sufrirá el falso represaliado de Rubianes, quien disfruta de acomodo, y de licencia de obras, en la jerarquía nacionalista y en el capricho progresista.
Las sufre gente como Boadella, a quien de verdad deberían arropar con camisetas en la Diada y con entrevistas entreguistas en la Ser quienes pretendan luchar en serio por un país en el que pueda hablar, incluso quien jamás se cagó en la puta Cataluña.
Al PSC, Rubianes le ha servido para limpiarse la conciencia de tanto exiliado interior abandonado a su suerte mientras le gaseaban o le pegaban, de tanto nombre escrito en la cerámica del ostrakon sin que nadie se hiciera una camiseta solidaria. Hubo ocasiones de sobra, antes de Rubianes, y mucho más urgentes que ésta, para pelear por ese país que tolera la libertad de expresión del discrepante que finge vindicar, José Zaragoza. Nadie menos que el autor de aquel eslogan sectario que, durante la campaña del Estatut, sugería que votar no era ir «contra Cataluña». El nacionalismo, también el de nuevo cuño del PSC, se arroga de tal modo la representación del pueblo y de las esencias tribales que al discrepante no es que no se le respete la libertad de expresión, es que directamente se le declara enemigo de la patria, se le expulsa del templo de la izquierda para dejarle sin coberturas progres, y luego se promueve su acoso civil dejándole atado a una estaca como la cabritilla que no espera al león, sino a las juventudes pardas de ERC. Estas incomodidades jamás las sufrirá el falso represaliado de Rubianes, quien disfruta de acomodo, y de licencia de obras, en la jerarquía nacionalista y en el capricho progresista.
Las sufre gente como Boadella, a quien de verdad deberían arropar con camisetas en la Diada y con entrevistas entreguistas en la Ser quienes pretendan luchar en serio por un país en el que pueda hablar, incluso quien jamás se cagó en la puta Cataluña.
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12.9.06
Telegítima
12-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
Telegítima
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Ardo en deseos de ver la televisión del PSOE. Ya sé que todas lo son, aunque unas más que otras, pero eso de que no sean las queridas, las amantes o las echadizas, sino la auténtica televisión legítima del partido de Pablo Iglesias, Carrillo, Negrín, Vera, Roldán y Zapatero, o sea, la Telegítima, tiene un valor añadido importantísimo. No es lo mismo, por ejemplo, el diario de Polanco que su parodia barcelonesa en ferrocolor; tampoco será igual ver a los líderes auténticos de Ferraz atender cada día las urgencias informativas de su ramo o ilustrando con su opinión a la ciudadanía ávida de saber, que verlos, como hasta ahora, servilmente agasajados por el servicio de fámulos progres. No digamos ya cuando los obsequian los escribas y telefariseos nacionalistas, con esa cara de tratar esquimales que suelen poner para marcar diferencias con el extranjero. El amable desdén con que los tratan me saca de quicio y hasta, por reacción, pienso en ellos, o sea, en los sociatas como auténticos compatriotas y no como vendepatrias, simpática definición marxista para las burguesías entregadas al imperialismo en la fase superior, corrompida y postrera del capitalismo. Prefiero 1.000 veces a Blanco en su prístina galleguidad sin depurar, prosódicamente apoplético, que políticamente aseado, peinado y perfumado por alguno de los afiliados al Partido de Rubianes, en kurdo PKK.
Al principio, todo serán genuflexiones de la patulea titiritera, sempre mais y mais subvencioes. Pero todos sabemos cómo son los artistas: hoy te besuqueo, mañana no te saludo; pregúntenle a Aznar por Almodóvar. Los mismos que en los tiempos del NO-DO caravaneaban en La Granja a doña Carmen ahora andan inclinándose (eso es en México caravanear) ante doña Sonsoles, bajo cuya advocación laica está la Telegítima, aun a riesgo de que la llamen Telesonsoles. No, no hay que fiarse de los titiriteros por sinceros o demagogos, desprendidos o rufianes que parezcan. Hay que confiar en las propias fuerzas, otro adagio maoísta, y tirar con lo propio en vez de gastar de lo ajeno.
Y nada más propio del PSOE que el 11-M, cuya autoría, según anunció Zapatero a finales de 2004 y remachó Alonso ayer, han conseguido averiguar y resolver. Incluso ese desastre que llaman auto del juez Del Olmo confiesa que no sabe casi nada, y lo que dice saber es tan falso que da risa. En cambio, lo que diga Alonso sobre quién organizó la masacre, quién dio las órdenes, quién las ejecutó y quiénes ocultaron o manipularon las pruebas será muy, muy bien acogido por los espectadores de la Telegítima. Lo único que pedimos, aunque subiera la audiencia, es que eviten suicidios en directo, al estilo Leganés. Con que nos expliquen el de los islamistas que quisieron ir al infierno, basta.
Al principio, todo serán genuflexiones de la patulea titiritera, sempre mais y mais subvencioes. Pero todos sabemos cómo son los artistas: hoy te besuqueo, mañana no te saludo; pregúntenle a Aznar por Almodóvar. Los mismos que en los tiempos del NO-DO caravaneaban en La Granja a doña Carmen ahora andan inclinándose (eso es en México caravanear) ante doña Sonsoles, bajo cuya advocación laica está la Telegítima, aun a riesgo de que la llamen Telesonsoles. No, no hay que fiarse de los titiriteros por sinceros o demagogos, desprendidos o rufianes que parezcan. Hay que confiar en las propias fuerzas, otro adagio maoísta, y tirar con lo propio en vez de gastar de lo ajeno.
Y nada más propio del PSOE que el 11-M, cuya autoría, según anunció Zapatero a finales de 2004 y remachó Alonso ayer, han conseguido averiguar y resolver. Incluso ese desastre que llaman auto del juez Del Olmo confiesa que no sabe casi nada, y lo que dice saber es tan falso que da risa. En cambio, lo que diga Alonso sobre quién organizó la masacre, quién dio las órdenes, quién las ejecutó y quiénes ocultaron o manipularon las pruebas será muy, muy bien acogido por los espectadores de la Telegítima. Lo único que pedimos, aunque subiera la audiencia, es que eviten suicidios en directo, al estilo Leganés. Con que nos expliquen el de los islamistas que quisieron ir al infierno, basta.
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No a la guerra
12-09-06
CANELA FINA
No a la guerra
LUIS MARIA ANSON
Tenía 17 años, la mirada en extravío, las manos herborizadas, los pechos recientes, la tibia belleza ávida, la nieve incesante de los dientes, la piel de leche negra. Estaba perdida en un laberinto de tristezas. Pasaba el día sentada al aire libre, junto a una tienda de alimentación, al lado del hotel Congo Palace, donde se alojaban los mercenarios que habían conquistado Stanleyville. Era 1964 y la guerra del Congo. Yo asistí, junto al capitán Calistrat, un rumano de valor que estremecía, a la toma de aquella ciudad. La muchachita bantú sedente se llamaba Miriel y apenas pronunciaba alguna palabra yerta.
Al fin, pregunté a los dueños belgas de la tienda por ella. Me contaron la historia. Los simbas, durante su dominio de Stanleyville, habían cometido las mayores salvajadas. Fueron, una vez más, los desastres de la guerra, que Goya sintetizó en unos dibujos escalofriantes. A la muchachita de ojos extraviados la metieron en la tienda, la ataron a una silla, le arrebataron su bebé de tres meses, al que colocaron en la máquina de cortar jamón y, ante los ojos de la madre devastada, le hicieron lonchas.
El trabajo profesional me ha llevado en demasiadas ocasiones a presenciar guerras. Incluso pasé los días de amor y rosas de mi viaje de novios en Vietnam, pero a partir de la historia de Miriel -y de otras 100 del mismo jaez que he conocido de cerca- estoy contra todas las guerras. Tal vez sea una posición irrazonable. Pero es la que tengo. No a todas las guerras. Recuerdo que pedí permiso a Calistrat y volé en un C-130 con aquella muchachita hasta Leopolville para ingresarla en un psiquiátrico. Fue un vuelo entristecido y turbio.
Jordi García Candau me recordaba hace poco que yo estuve contra la guerra de Irak mucho antes de que se hiciera un planteamiento serio de la invasión. Muchísimo antes de que manifestaciones vociferantes utilizaran la guerra iraquí para fragilizar el Gobierno de Aznar en una operación política descarnada y eficaz. La profesión me ha llevado a ser corresponsal de guerra en el Congo, Israel, Camboya, Vietnam... cuando no existía la «tribu» y todo era más agrio y más difícil. He visto la atrocidad de la guerra tan de cerca que mi rechazo es total. Un no a la guerra sin excepciones. Seguramente es inevitable que existan guerras. Nunca estaré a favor de ninguna. Lo mismo me ocurre con la pena de muerte. Tal vez no se la pueda erradicar de forma total. Estaré siempre contra ella. Jamás firmaría yo una sentencia de muerte.
Mi no a la guerra deriva de la experiencia vital de mi trabajo profesional. No es oportunista ni pusilánime. Se trata de una cuestión de principio. No existen guerras santas ni justas ni legales ni necesarias. Todas son terribles. Mezclarse en ellas es participar de alguna manera en la atrocidad de los instintos animales del hombre desencarnados y sin control. Cuando se está contra la guerra no se buscan pretextos, añagazas o justificaciones. Se niega uno particularmente, se niega una nación colectivamente a participar en la contienda. Ahora se ve claramente que el no a la guerra de Zapatero y sus amigos vociferantes derivaba tórpidamente del oportunismo político. Frente a la estúpida unanimidad del Congreso de los Diputados mezclando a España en la guerra entre Israel e Hizbulá, sin que nadie sepa en que terminará el conflicto, yo alzo una vez más mi no a la guerra, mi no auténtico y sin fisuras.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
Al fin, pregunté a los dueños belgas de la tienda por ella. Me contaron la historia. Los simbas, durante su dominio de Stanleyville, habían cometido las mayores salvajadas. Fueron, una vez más, los desastres de la guerra, que Goya sintetizó en unos dibujos escalofriantes. A la muchachita de ojos extraviados la metieron en la tienda, la ataron a una silla, le arrebataron su bebé de tres meses, al que colocaron en la máquina de cortar jamón y, ante los ojos de la madre devastada, le hicieron lonchas.
El trabajo profesional me ha llevado en demasiadas ocasiones a presenciar guerras. Incluso pasé los días de amor y rosas de mi viaje de novios en Vietnam, pero a partir de la historia de Miriel -y de otras 100 del mismo jaez que he conocido de cerca- estoy contra todas las guerras. Tal vez sea una posición irrazonable. Pero es la que tengo. No a todas las guerras. Recuerdo que pedí permiso a Calistrat y volé en un C-130 con aquella muchachita hasta Leopolville para ingresarla en un psiquiátrico. Fue un vuelo entristecido y turbio.
Jordi García Candau me recordaba hace poco que yo estuve contra la guerra de Irak mucho antes de que se hiciera un planteamiento serio de la invasión. Muchísimo antes de que manifestaciones vociferantes utilizaran la guerra iraquí para fragilizar el Gobierno de Aznar en una operación política descarnada y eficaz. La profesión me ha llevado a ser corresponsal de guerra en el Congo, Israel, Camboya, Vietnam... cuando no existía la «tribu» y todo era más agrio y más difícil. He visto la atrocidad de la guerra tan de cerca que mi rechazo es total. Un no a la guerra sin excepciones. Seguramente es inevitable que existan guerras. Nunca estaré a favor de ninguna. Lo mismo me ocurre con la pena de muerte. Tal vez no se la pueda erradicar de forma total. Estaré siempre contra ella. Jamás firmaría yo una sentencia de muerte.
Mi no a la guerra deriva de la experiencia vital de mi trabajo profesional. No es oportunista ni pusilánime. Se trata de una cuestión de principio. No existen guerras santas ni justas ni legales ni necesarias. Todas son terribles. Mezclarse en ellas es participar de alguna manera en la atrocidad de los instintos animales del hombre desencarnados y sin control. Cuando se está contra la guerra no se buscan pretextos, añagazas o justificaciones. Se niega uno particularmente, se niega una nación colectivamente a participar en la contienda. Ahora se ve claramente que el no a la guerra de Zapatero y sus amigos vociferantes derivaba tórpidamente del oportunismo político. Frente a la estúpida unanimidad del Congreso de los Diputados mezclando a España en la guerra entre Israel e Hizbulá, sin que nadie sepa en que terminará el conflicto, yo alzo una vez más mi no a la guerra, mi no auténtico y sin fisuras.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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11.9.06
El PPC a los USA
11-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
El PPC a los USA
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Admirable la eficacia de la justicia norteamericana, actualización a veces dura pero siempre sabrosa de la justicia poética. Mira por dónde va a tener Rajoy una oportunidad de oro para enmendar el yerro pertinaz de su política en Cataluña. Con la declaración en rebeldía de Piqué y Vendrell, amén de la de Clos y otras personalidades de la política en el Principado, basta con ponerles en suelo americano para que vayan a la cárcel. Porque, en principio, la deuda del Fórum que ha originado la persecución de los jueces yanquis es impagable. Antes de ser perdonados, mucho tendrán que porfiar y mucho que abonar a los estudios cinematográficos sorprendidos en su ingenuidad por los gestores de la cosa aquélla de las Cien Mil Culturas. Y antes de todo ello, deberían presentarse ante la Justicia, ponerse el mono naranja y, con cadenas en manos y pies, salir en la tele con cara de Nick Nolte después de una noche de whisky y comisaría. Sólo por eso, yo ya me declararía proamericano. Pero es que además el beneficio que puede suponer para la derecha española y para España en general sería inmenso.
Imagínense al PPC librado de las ataduras nacionalistas del criptoduranlleidista Vendrell y del brumoso gallardonismo de Piqué. Pronto los Fernández, Sirera y demás volverían al timón, probablemente fecundados por la estupenda cosecha de 2006 de la Bodega de Ciudadanos por Cataluña. Y Rajoy, sencillamente, se habría limitado a cumplir con su deber. Bastaría una inocente recepción en alguna embajada o consulado norteamericanos, una sumaria identificación del FBI y, hala, a quedarse en plan Angel Exterminador dentro del edificio o personarse en los USA para cumplir sus obligaciones legales y morales. No necesariamente en Guantánamo.
No menos valor para el enderezamiento de la vida pública española tendría la detención de Clos y su internamiento por, digamos, 16 meses en alguna acogedora prisión de Los Angeles, Nueva York o El Paso. El nuevo ministro de Industria, heredero si no émulo de Montilla, sólo puede provocar más líos en la ya liadísima OPA sobre Endesa. Estoy convencido de que, si hiciera falta, Brufau y Pizarro, sin excluir a Gabarró, estarían dispuestos a pagar la fianza y el oneroso bufete que pudiera sacarlos de territorio americano.
Mientras tanto, lo que es un dilema o una posibilidad empresarial lo solventarían los que realmente tienen derecho a hacerlo: las empresas y sus accionistas. Incluso Miguel Sebastián y Carlos Solchaga tendrían la oportunidad de comportarse decentemente, Zapatero podría disimular y la semillita podría buscar el amoroso surco de Iberdrola, por si arraiga. Todos tienen su oportunidad.
Imagínense al PPC librado de las ataduras nacionalistas del criptoduranlleidista Vendrell y del brumoso gallardonismo de Piqué. Pronto los Fernández, Sirera y demás volverían al timón, probablemente fecundados por la estupenda cosecha de 2006 de la Bodega de Ciudadanos por Cataluña. Y Rajoy, sencillamente, se habría limitado a cumplir con su deber. Bastaría una inocente recepción en alguna embajada o consulado norteamericanos, una sumaria identificación del FBI y, hala, a quedarse en plan Angel Exterminador dentro del edificio o personarse en los USA para cumplir sus obligaciones legales y morales. No necesariamente en Guantánamo.
No menos valor para el enderezamiento de la vida pública española tendría la detención de Clos y su internamiento por, digamos, 16 meses en alguna acogedora prisión de Los Angeles, Nueva York o El Paso. El nuevo ministro de Industria, heredero si no émulo de Montilla, sólo puede provocar más líos en la ya liadísima OPA sobre Endesa. Estoy convencido de que, si hiciera falta, Brufau y Pizarro, sin excluir a Gabarró, estarían dispuestos a pagar la fianza y el oneroso bufete que pudiera sacarlos de territorio americano.
Mientras tanto, lo que es un dilema o una posibilidad empresarial lo solventarían los que realmente tienen derecho a hacerlo: las empresas y sus accionistas. Incluso Miguel Sebastián y Carlos Solchaga tendrían la oportunidad de comportarse decentemente, Zapatero podría disimular y la semillita podría buscar el amoroso surco de Iberdrola, por si arraiga. Todos tienen su oportunidad.
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8.9.06
El premio
08-09-06
COMENTARIOS LIBERALES
El premio
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
La gente está encantada con la selección nacional de baloncesto, tanto que los que no fueron a Japón a animarles andan ahora a toda prisa agasajándolos. Zapatero se saltó el protocolo y se adelantó al Rey para recibirlos, y la explicación fue peor que el puntapié. Dijo Moncloa que el maleducado frenesí presidencial se debía a la enorme importancia de la presea conseguida. O sea, que el Rey hubiera tenido la fortuna de ser el primero en recibirlos si los chicos de Pepu hubieran quedado séptimos. La soberbia presidencial va camino de establecer un protocolo nuevo, resumido en un solo precepto: el presidente hará lo que le de la gana según la ocasión. Así evitaremos equívocos.
Pero en vez de disfrutar con el desaire, que es cosa que a la gente también le gusta mucho, el chambelán de turno se ha apresurado a darles a los gigantes el Premio Príncipe de Asturias, desfachatez que ayer criticaba nuestro periódico. Ya lo del año pasado con Fernando Alonso fue grotesco, pero lo de éste resulta francamente ridículo. Si lo que buscan es que los Príncipes -que no salen ya en la televisión ni por casualidad- tengan su photo-oportunity, no hacía falta esperar a Oviedo. Los héroes de la canasta no se comportan como otras estrellas, Raúl sin ir más lejos, enfadadas con el orbe; siguen siendo simpatiquísimos y atienden a todo el mundo. Por otra parte, Pau Gasol estuvo en la boda de los Príncipes, así que había una buena relación previa. Lo recuerdo porque me tocó delante, y, claro, con semejante paraguas no me cayó una gota de aquel tormentón. Puedo presumir de que una vez me hizo un bloqueo Pau Gasol. Guau.
Desde que nos dejó Sabino, y el premio ovetense, que era una pequeña maravilla, se convirtió también en protectorado de Polanco, su evolución ha sido la contraria a la del baloncesto y parecida a la del fútbol: a peor, siempre a peor. De ser una foto anual que alguien se hacía con el Príncipe, ha pasado a ser una foto que el Príncipe se hace con alguien. Claro que esta fórmula de premiar los titulares de portada de la víspera puede mejorarse. Por ejemplo, premiar todos los años al campeón de Liga, y así el bullicio será seguro y los fotógrafos seiscientos mil. Sólo cabe pedir que no descorchen botellas de cava, digo de sidra, en el escenario y rocíen al respetable y a Leonor. Con todo, esta devaluación del Premio tiene un par de ventajas: primera, que los Príncipes pueden echarle la culpa a Papá, y Papá al inútil de Alberto Aza; segunda, llamar la atención sobre la desairada situación del Heredero y de la Herederita. Fracasada la reforma constitucional de Zapatero, su estatus legal y material se sitúa aproximadamente en el Limbo.
Entrañable institución, por cierto, caída en desgracia.
Pero en vez de disfrutar con el desaire, que es cosa que a la gente también le gusta mucho, el chambelán de turno se ha apresurado a darles a los gigantes el Premio Príncipe de Asturias, desfachatez que ayer criticaba nuestro periódico. Ya lo del año pasado con Fernando Alonso fue grotesco, pero lo de éste resulta francamente ridículo. Si lo que buscan es que los Príncipes -que no salen ya en la televisión ni por casualidad- tengan su photo-oportunity, no hacía falta esperar a Oviedo. Los héroes de la canasta no se comportan como otras estrellas, Raúl sin ir más lejos, enfadadas con el orbe; siguen siendo simpatiquísimos y atienden a todo el mundo. Por otra parte, Pau Gasol estuvo en la boda de los Príncipes, así que había una buena relación previa. Lo recuerdo porque me tocó delante, y, claro, con semejante paraguas no me cayó una gota de aquel tormentón. Puedo presumir de que una vez me hizo un bloqueo Pau Gasol. Guau.
Desde que nos dejó Sabino, y el premio ovetense, que era una pequeña maravilla, se convirtió también en protectorado de Polanco, su evolución ha sido la contraria a la del baloncesto y parecida a la del fútbol: a peor, siempre a peor. De ser una foto anual que alguien se hacía con el Príncipe, ha pasado a ser una foto que el Príncipe se hace con alguien. Claro que esta fórmula de premiar los titulares de portada de la víspera puede mejorarse. Por ejemplo, premiar todos los años al campeón de Liga, y así el bullicio será seguro y los fotógrafos seiscientos mil. Sólo cabe pedir que no descorchen botellas de cava, digo de sidra, en el escenario y rocíen al respetable y a Leonor. Con todo, esta devaluación del Premio tiene un par de ventajas: primera, que los Príncipes pueden echarle la culpa a Papá, y Papá al inútil de Alberto Aza; segunda, llamar la atención sobre la desairada situación del Heredero y de la Herederita. Fracasada la reforma constitucional de Zapatero, su estatus legal y material se sitúa aproximadamente en el Limbo.
Entrañable institución, por cierto, caída en desgracia.
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CANELA FINA Zapatero: todos contra el PP LUIS MARIA ANSON
08-09-06
CANELA FINA
Zapatero: todos contra el PP
LUIS MARIA ANSON
Ortega y Gasset, la más alta inteligencia del siglo XX español, no hubiera fruncido el ceño al leer los tres artículos que José Varela Ortega acaba de publicar en Abc. Por el contrario, se habría sentido satisfecho y orgulloso. Hacía mucho tiempo que no leía yo artículos de tanto calado intelectual como los escritos por el nieto del gran filósofo. Varela Ortega ha acreditado, sobre su gran cultura histórica, una excepcional sagacidad para el análisis político.
Zapatero, según el historiador, ha regresado al disparate de excluir a media España de las decisiones políticas de Estado. Durante los dos últimos siglos, y salvo el canovismo, fragilizado, primero, y destruido, después, por la torpeza de Alfonso XIII, los gobernantes a izquierda y a derecha se dedicaron a borrar del mapa político a la oposición. Así lo hizo Primo de Rivera. Así, la República. Así, la dictadura de Franco.
La Transición fue el esfuerzo colectivo para integrar la moderación -el centro derecha y el centro izquierda- en una común política de Estado que superara el cerrilismo excluyente, evitando, además, el protagonismo de los extremismos de izquierda o de derecha y la genuflexión ante los nacionalismos voraces. Suárez, Calvo Sotelo, González y Aznar se esforzaron por mantener, en los grandes asuntos nacionales, la política de concordia entre los dos grandes partidos, con beneficio evidente para el conjunto de España. Pero en 2004, tras los días turbios del 11-M, entró el caballo caracoleante en la cristalería y lo hizo todo añicos. Bien por idiocia, bien por malignidad, bien por ambas cosas a la vez, Zapatero se lanzó a una política de panfleto preuniversitario que puso al país patas arriba. Según Varela Ortega, asistimos a la liquidación de la concordia, a la fractura del 78 y a la quiebra del espíritu de la Transición, superador de estériles y prolongadas políticas excluyentes.
Desde el mismo instante que ocupó la poltrona monclovita, el presidente por accidente -en contra, por cierto, de la política de Estado que siempre mantuvo Felipe González-, se mostró decidido a otorgar a los nacionalistas cuantas mercedes fueran necesarias para laminar al PP, alineando a todos los partidos contra los populares, como garantía, tras las elecciones generales, de que el líder socialista seguirá gobernando aunque gane Rajoy. Zapatero es un aprendiz de brujo que está pulverizando la sabia y delicada construcción del 78 y que pretende excluir al PP, es decir, a la mitad de España, de cualquier decisión de Estado. Cuestiones de máxima entidad, como el Estatuto de Cataluña, en lugar de aprobarse por más del 80% de los votos en el Congreso de los Diputados, apenas han alcanzado el 60. Es el retorno del sectarismo y la exclusión, males históricos que creíamos superados tras el 78.
El catedrático Varela Ortega anticipó hace nueve meses lo que iba a ocurrir, lo que va a ocurrir. «Que la ocurrencia se nos antoje lamentable o simplista -escribió- no le resta eficacia electoral: sacar el Estatuto «como sea», pactar con ETA «de lo que sea» y, luego, «disolver». Consumada la encubierta reforma constitucional a través del procedimiento tramposo de la Ley Orgánica del Estatuto (que perdió legitimidad democrática al no convocar ni al 50% de los votantes catalanes); establecida, como consecuencia, la cosoberanía; certificado, en fin, el Estado residual, Zapatero está fraguando los cimientos de la República confederal y trabaja a marchas forzadas, arriados los pantalones de la dignidad nacional, para llegar a un acuerdo con ETA. Lúcido, clarividente, aleccionador, el pensamiento de José Varela Ortega sobre la incertidumbre de esta España de los pecados zapateriles, zarandeada por los nacionalismos y en grave riesgo de desmembración.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
Zapatero, según el historiador, ha regresado al disparate de excluir a media España de las decisiones políticas de Estado. Durante los dos últimos siglos, y salvo el canovismo, fragilizado, primero, y destruido, después, por la torpeza de Alfonso XIII, los gobernantes a izquierda y a derecha se dedicaron a borrar del mapa político a la oposición. Así lo hizo Primo de Rivera. Así, la República. Así, la dictadura de Franco.
La Transición fue el esfuerzo colectivo para integrar la moderación -el centro derecha y el centro izquierda- en una común política de Estado que superara el cerrilismo excluyente, evitando, además, el protagonismo de los extremismos de izquierda o de derecha y la genuflexión ante los nacionalismos voraces. Suárez, Calvo Sotelo, González y Aznar se esforzaron por mantener, en los grandes asuntos nacionales, la política de concordia entre los dos grandes partidos, con beneficio evidente para el conjunto de España. Pero en 2004, tras los días turbios del 11-M, entró el caballo caracoleante en la cristalería y lo hizo todo añicos. Bien por idiocia, bien por malignidad, bien por ambas cosas a la vez, Zapatero se lanzó a una política de panfleto preuniversitario que puso al país patas arriba. Según Varela Ortega, asistimos a la liquidación de la concordia, a la fractura del 78 y a la quiebra del espíritu de la Transición, superador de estériles y prolongadas políticas excluyentes.
Desde el mismo instante que ocupó la poltrona monclovita, el presidente por accidente -en contra, por cierto, de la política de Estado que siempre mantuvo Felipe González-, se mostró decidido a otorgar a los nacionalistas cuantas mercedes fueran necesarias para laminar al PP, alineando a todos los partidos contra los populares, como garantía, tras las elecciones generales, de que el líder socialista seguirá gobernando aunque gane Rajoy. Zapatero es un aprendiz de brujo que está pulverizando la sabia y delicada construcción del 78 y que pretende excluir al PP, es decir, a la mitad de España, de cualquier decisión de Estado. Cuestiones de máxima entidad, como el Estatuto de Cataluña, en lugar de aprobarse por más del 80% de los votos en el Congreso de los Diputados, apenas han alcanzado el 60. Es el retorno del sectarismo y la exclusión, males históricos que creíamos superados tras el 78.
El catedrático Varela Ortega anticipó hace nueve meses lo que iba a ocurrir, lo que va a ocurrir. «Que la ocurrencia se nos antoje lamentable o simplista -escribió- no le resta eficacia electoral: sacar el Estatuto «como sea», pactar con ETA «de lo que sea» y, luego, «disolver». Consumada la encubierta reforma constitucional a través del procedimiento tramposo de la Ley Orgánica del Estatuto (que perdió legitimidad democrática al no convocar ni al 50% de los votantes catalanes); establecida, como consecuencia, la cosoberanía; certificado, en fin, el Estado residual, Zapatero está fraguando los cimientos de la República confederal y trabaja a marchas forzadas, arriados los pantalones de la dignidad nacional, para llegar a un acuerdo con ETA. Lúcido, clarividente, aleccionador, el pensamiento de José Varela Ortega sobre la incertidumbre de esta España de los pecados zapateriles, zarandeada por los nacionalismos y en grave riesgo de desmembración.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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